Leioa - Pese a que, según él, no sabe contar chistes, así a bote pronto y a que en la foto suya que acompaña a estas líneas sale serio, lo de Axlor Riezu es la risa, en concreto los monólogos. Y con grandes especialistas de este desternillante género ha tenido la oportunidad de coincidir en la nueva temporada de El club de la comedia que empezará a emitirse esta noche en La Sexta -después de un par de fechas anunciadas y pospuestas-. Este divertido pedestal ha cedido, en esta ocasión, espacio a caras menos conocidas con un casting abierto en el que decidió participar Axlor -sí, ése es su nombre real, ni Axel, Axe o Axelor-, por lo que este leioaztarra se convierte en el primer vasco que llega, a través de un camino directo, a este cómico escenario -no como Miren Ibarguren o Jon Plazaola, entre otros, que han tomado parte por su faceta como famosos intérpretes-. Técnico de emergencias, una profesión que no tiene intención de aparcar, sus compañeros saben bien cómo se las gasta cuando le da por hacer bromas...
Acostumbrado a los monólogos, ¿qué tal se le dan los diálogos?
-Me han hecho unas cuentas entrevistas y me preocupa un dato: soy tan malo para las fechas que seguro que a cada uno le estoy diciendo una distinta... De todas formas, los diálogos se me dan mejor sobre guion y sin grabadora.
Después de este chiste malo, pongámonos serios: hable un poco sobre su trayectoria.
-Yo de niño estudié Interpretación y antes de hacer comedia fui mago profesional. He trabajado como asistente de uno de los mejores magos del mundo, el más premiado de la historia: el argentino Mirko. Pero se fue a trabajar a China y yo me volví a Bilbao y empecé en solitario con mis espectáculos de magia, pero me di cuenta de que hablaba más que hacer magia y que la gente se reía más que se sorprendía, así que decidí darle una vuelta. Una vez me encontré con un programador de comedia de bares, hablamos de hacer una actuación, salió muy bien y desde ahí ya todo seguido.
Y desde entonces se ha recorrido todo Euskadi...
-Por aquí he hecho infinitas actuaciones. He estado en cientos de sitios. No hay tanta competencia como en Madrid y cuando vas teniendo un pequeño nombre no es complicado que salga trabajo.
¿Cómo surgió la oportunidad de ‘El club de la comedia’?
-Me avisaron de que iban a abrir un casting. Es una novedad este año, porque es un programa al que tú no puedes enviar material, como por ejemplo sí ocurre con Comedy Central. Creo que valoraron unas 400 propuestas y hemos entrado diez finalmente. En principio solo íbamos a salir en la página web, pero al final se va a hacer un especial de los debutantes, que aún no sabemos qué día exactamente se emitirá.
¡Quién se lo iba a decir!
-Siempre he sido el gracioso de clase. De hecho, pienso que tengo que ir un día al instituto a pedir disculpas a todos mis profesores y demostrarles que no lo hacía a malas, sino que estaba labrando mi futuro. He sido insoportable. Si a mí me preguntan hace unos años cuál era mi objetivo como cómico, habría respondido que llegar a El club de la comedia, pero como una meta que realmente no te planteas, porque es el summum, como opción real no lo contemplas. Yo mandé el vídeo y no me llamaban... hasta que un día suena el teléfono y me dicen: “Te llamo de la redacción de El club de la comedia”. Y yo, como en el trabajo siempre estoy haciendo putadas a mis amigos, pensaba que esta vez me estaban gastando una broma ellos a mí. Y entonces yo seguía el rollo, como si nada. Y ya cuando me llega un correo electrónico vi que era en serio. Después, estando ya allí, en una comida, el chico que nos llamó para informarnos de la selección me dijo: “Oye, eres al que menos le ha entusiasmado todo esto”. Se lo expliqué y se moría de risa. Pero para mí es un sueño. Es más que saltar de Tercera Regional a Primera División. Mi primer monólogo fue en diciembre de 2012 en un bar de Erandio y tres años y pico después estoy en El club de la comedia.
¿Qué tal la experiencia?
-Yo grabé con J.J. Vaquero, Ernesto Sevilla, Frank Blanco, Miguel Lago, Manuel Burque... y bueno, con Ana Morgade, la presentadora, que es una pedazo de profesional, es una máquina. Y todos me trataron genial.
¿Cuesta escribir un monólogo?
-A mí, sí. Yo soy como Fito, que dice que saca un disco cada cuatro años porque le cuesta escribir. A mí me pasa eso. La gente piensa que cuentas chistes. Yo no sé contar chistes, me pides ahora uno y no sé contarte. No tiene nada que ver con los monólogos, que son historias elaboradas.
Y su nombre cuesta un poco escribirlo también...
-Axlor es el nombre de una cueva de Dima. Mi padre es espeleólogo y me puso un nombre de cueva. Y me apellido Riezu: Axlor Riezu, supercomplicado. Así que el nombre artístico lo limité a Axlor, pese a que todos los cómicos usan nombre y apellido.