dicen que cuando la actriz Julianna Margulies leyó el guion del último episodio de The Good Wife se quedó sin palabras. Como gran parte de los espectadores de la CBS estadounidense que el domingo pasado vieron el capítulo 156 de esta ficción estrenada en septiembre de 2009 y que estuvo a punto de ser cancelada al tercer año. Desde Los Soprano, la audiencia ha cogido la manía de criticar el final de las grandes series. No hay más que recordar lo que sucedió con Perdidos y más recientemente aquí con El Príncipe (salvando todas las distancias, claro). Tal vez el punto de vista correcto sea pensar en los buenos momentos que esa producción ha proporcionado a sus seguidores, en la ilusión con la que se esperaba el siguiente episodio, en lo largos que se hacían los meses entre temporadas... ¿El final? Puede ser criticado si es absurdo, pero no por ser diferente a lo que se esperaba o deseaba. Los personajes pueden acabar como cada uno prefiera en su imaginación pero sus creadores tienen todo el derecho a matarlos o dejarlos vivos, a casarlos o divorciarlos, a firmar un happy end cerrado o incluso a dejar la puerta abierta a una futura continuación. Eso deben tenerlo en cuenta quienes esta noche a las 21.40 pongan Fox Life... y hasta aquí se puede escribir sin reventar nada. Las primeras temporadas también se emitieron en abierto en Nova, pero es difícil saber si se verán las últimas.

Cuando se confirmó que la famosa enfermera Hathaway de Urgencias regresaba a la televisión con una serie inspirada por el escándalo de Eliot Spitzer, que se vio obligado a dimitir en 2008 como gobernador de Nueva York tras conocerse su vinculación con la prostitución de lujo; nada hacía presagiar que se estrenaba una de las series de la década, que ha proporcionado 2 Emmys a su protagonista y otro a Archie Panjabi por su personaje de la investigadora Kalinda Sharma, uno de los más interesantes de esta ficción. Tanto, que se dice que la estrella, celosa de su popularidad, obligó a despedirla en la sexta temporada y se negó a rodar juntas las escenas que quedaban por compartir. Christine Baranski, en cambio, ha sido candidata seis veces consecutivas por su papelón como Diane Lockhart y no se ha llevado el premio (todavía).

Y es que The Good Wife no es solo la historia de Alicia Florrick. Ha tenido la enorme sabiduría de crear un potentísimo personaje central y rodearlo de unos secundarios (especialmente mujeres) cuyas personalidades ha desarrollado ampliamente, no han sido ornamentales. A las dos actrices citadas hay que añadir a las dos consuegras, Mary Beth Peil -con unos hilarantes diálogos con el personaje de Alan Cumming (Eli Gold)- y Stockard Channing, de la que lo más llamativo ha sido el lamentable resultado de su cirugía estética. La inolvidable Rizzo en Grease y la primera dama Abbey Bartlet en El ala Oeste de la Casa Blanca no ha sufrido los estragos del tiempo, sino los del bisturí. Junto a Alicia han brillado sus hijos, su marido, sus jefes y compañeros de bufete, sus rivales en los tribunales (como el que ha interpretado Michael J. Fox) y, cómo no, el contexto.

Con casos pegados a la actualidad, se han repasado algunos desvaríos legales, se han puesto en evidencia los fallos del sistema judicial y se ha retratado el enorme poder de los grandes despachos de abogados. Cuando su marido entró en la carrera presidencial, las menciones a Hillary Clinton (declarada seguidora de la serie) eran frecuentes, cuando la flotilla de la libertad fue atacada el caso salió a la palestra, igual que la corrupción en las primarias o los cambalaches para elegir a los jueces del Tribunal Supremo de cada Estado. Julianna Margulies puede estar bien contenta de que Elisabeth Shue renunciara al papel que le fue ofrecido antes que a ella porque así se ha liberado del recuerdo colectivo de la enfermera enamorada de Clooney para entrar en el Olimpo de las abogadas que han hecho historia en la pequeña pantalla, como Ally McBeal (Calista Flochart), Patty Hewes (una maquiavélica Glenn Close en Daños y perjuicios) o ahora mismo Annalise Keating (Viola Davis, ganadora del Emmy el año pasado por su papel en Cómo defender a un asesino).

La apocada ama de casa y después becaria Alicia Florrick que debutó en 2009 no es la implacable abogada que se despedirá esta noche, aunque no sea a gusto de todos.