Bilbao - Tras una larga carrera en televisión, a Carlos Sobera (Barakaldo, 1960) le quedaba por probar presentar un reality, y ahora no puede estar más satisfecho. First Dates es uno de los programas más vistos en Cuatro y ha sido bien acogido por el público. Además, Sobera ha comprado el Teatro Reina Victoria de Madrid, en el que iniciará su andadura el próximo miércoles con la obra Cinco horas con Mario.
‘First Dates’ ha comenzado con muy buen pie.
-Uno nunca sabe cómo va a funcionar un programa, pero siempre tienes un presentimiento, y el que yo tenía con First Dates era positivo. Me parecía que, por género y por tipo de público, podía ir bien en Cuatro y en esa franja horaria tan competitiva. Además, creo que es un programa muy fresco, divertido y natural. Es cierto que en el estreno la realidad a veces te da la razón y otras veces te la niega, pero yo ya tenía esa buena intuición. Sé que hemos acertado, o por lo menos la impresión que tiene ahora el público del programa es buena. Ya veremos en el futuro.
El programa ya había funcionado muy bien en otros países, ¿era una apuesta segura?
-A mí me pone muy nervioso cuando me dicen que un formato ha triunfado en un país extranjero, me supone una presión, porque parece que si nosotros no acertamos o no tenemos éxito la responsabilidad es solo nuestra. El hecho de que funcione en otros lugares le da ciertas garantías a las cadenas a la hora de arriesgar una inversión y poner en juego una franja horaria. A los que estamos en el plató nos da un poco igual e incluso de valorarlo, lo valoramos negativamente porque nos supone mucha más presión.
¿Por qué al público le atraen tanto los realities?
-Creo que por dos razones: una porque es gente de la calle la que es protagonista de los programas. Nos gusta ver a gente normal como nosotros en la televisión, hablando, haciendo cosas, pasándolo bien, sufriendo... El otro motivo es porque hay muchas dosis de realidad, y el hecho de que sea cierto atrae mucho al público. Cada vez buscamos más autenticidad en la televisión, por eso los realities tienen tanto seguimiento.
¿Le divierte hacer de casamentero?
-Sí, aunque no tengo claro si soy Celestino o no. A mí lo que realmente me divierte mucho, y desde siempre, es hablar con la gente. Me gusta mucho inmiscuirme en sus historias, ver sus nervios, su forma de reaccionar... Son momentos tiernos y bonitos, sobre todo en el desarrollo de una historia de amor, por eso me gusta intervenir y estar ahí.
¿Tan mal están las cosas como para ir a buscar el amor a la televisión?
-Creo que la motivación del amor es muy fuerte, no hay mas que ver lo que está pasando en la vida real. Ahora, incluso los más jóvenes buscan citas por medios como internet. Demandan citas rápidas, quizás por falta de tiempo, porque están estudiando y trabajando, o bien porque los ambientes en los que se mueven no les permiten conocer a alguien. Se toman la molestia de rastrear y quedar. Esa motivación sigue existiendo prácticamente en el 80% de nuestras citas. Por otro lado también les motiva la televisión, porque es una experiencia, pero creo que lo que de verdad les trae hasta aquí es el amor.
¿Qué tiene que tener una cita para acabar con éxito?
-Una cita entre una pareja que no se conoce tiene que estar libre de prejuicios. Uno no puede acudir con una idea establecida a un primer encuentro. No puedes ir con un ideal de mujer o de hombre, porque tu mente se cierra en cuanto lo que ves no concuerda con tu prototipo. Entonces te vienes abajo y no estás receptivo. La segunda característica básica es la sinceridad, procurar dejar las cosas claras y no mentir nunca. Si tienes cosas que contar, cuéntalas, porque el amor no puedes buscarlo desde el engaño.
Con ‘First Dates’ ha vuelto a la televisión tras un parón, ¿la echaba de menos?
-Sí, porque durante prácticamente el último año y medio, salvo las Campanadas, no había hecho nada, y echaba de menos el día a día de la televisión. Los que nos dedicamos a esto necesitamos un ejercicio diario; es como el deportista, que no puede dejar de correr un solo día. Eso nos mantiene vivitos y coleando.
Ha comprado el Teatro Reina Victoria de Madrid, ¿le da vértigo embarcarse en esta aventura?
-Claro que me da vértigo, soy un hombre con sentido común. He tenido que pedir un crédito para poder hacer la compra y es una actividad de riesgo, el teatro siempre lo es. Estaba convencido de que tenía que comprar el teatro como complemento a la actividad de producción que realizo. Todos sabemos lo importante que es tener un escaparate en Madrid donde mostrar tus funciones, pero eso no quita para que sea consciente de los riesgos que asumo y que no tenga miedo a que las cosas se puedan complicar.
Inicia su andadura en el teatro con ‘Cinco horas con Mario’, una obra emblemática.
-En junio el teatro cumple cien años, y justo este año la obra de Miguel Delibes cumple 50. Para colmo hace muchísimos años que Lola Herrera no representaba esta función y ahora volverá a hacerlo. Se han juntado muchos factores para este estreno, y creo que va a ser maravilloso.
¿Le gustaría volver a ETB?
-Está complicado, pero no por mí. Parece que ellos no encuentran un proyecto que yo pueda abordar, y no sale ningún tipo de producto en el que yo pueda encontrar un hueco. Yo he intentado volver y no lo he conseguido, en ese sentido el problema no soy yo.