Madrid - La 2 estrena esta noche una gran producción histórica: Apocalipsis. La Primera Guerra Mundial, de Daniel Costelle e Isabelle Clarke. Una serie documental que responderá a preguntas sobre si pudo haberse evitado el sacrificio de toda una generación, cómo llego tan lejos este cruel conflicto o cómo pudieron hombres y mujeres aguantar tantos años. Coproducida por CC&C (Clarke Costelle&Co) y France TV, consta de cinco capítulos que reconstruyen la contienda a través de imágenes de archivo, con la narración del actor y director francés Mathieu Kassovitz.

La serie es una aproximación global a los hechos en la que cobrará relevancia la visión más humana de la historia. Para su producción se han empleado en torno a 500 horas de grabación de archivo, con multitud de imágenes inéditas y totalmente coloreadas, tras dos años y medio de producción y realización. La historia se mueve de los campos de batalla a las mentes de aquellos que gobernaban y al corazón de los civiles que vivían su día a día más allá de la línea del frente, gracias a algunas de las primeras grabaciones tomadas por aficionados. Viajará de las trincheras del norte de Francia a los menos conocidos frentes de Rusia, Serbia, Turquía, Palestina o los desiertos de Arabia, donde millones de soldados de los cinco continentes perecieron o sufrieron heridas en cuerpo y alma. Gracias a numerosas cartas y libros de la época, la narración revive la memoria de aquellos hombres y mujeres, y ayuda a entender cómo el mundo se precipitó hacia el apocalipsis.

Cinco capítulos La serie se estructura en cinco capítulos, Furia, Miedo, Infierno, Rabia y Liberación, para distinguir las distintas etapas de la guerra. El primero buscará el origen de la Furia que inundó el mundo y durante cuatro años provocó el choque de imperios y el hundimiento de países. Los soldados marcharán a la guerra en un acto de inconsciencia colectiva, con el empuje de pensar que será una campaña corta y gloriosa. Este entusiasmo pronto se transformará en Miedo. Es el momento de las grandes batallas como la del Marne: la guerra se recrudece. Francia y Gran Bretaña reclaman la ayuda de sus colonias: canadienses, australianos, neozelandeses, senegaleses, marroquíes y argelinos entran en la guerra, el conflicto ya es mundial.

La hemorragia es imparable. Los campos de batalla, un Infierno. Europa entera está en llamas. Los combaten alcanzan una violencia desconocida hasta entonces. En Francia los alemanes lanzan una gran ofensiva en Verdún: después vendrá la batalla del Somme, la más sangrienta desde el comienzo de la guerra. Ya hay cinco millones de muertos. Crece la Rabia entre los soldados, que necesitan que la masacre termine. El Estado Mayor alemán tomará una decisión que cambiará el curso de la contienda. Dentro de su guerra submarina, decidirá atacar a todos los barcos en el Atlántico, lo que incluirá los americanos. Estados Unidos entra en la guerra.

En 1917, el estadounidense general Pershing desembarca en Francia en un nuevo golpe de efecto hacia la Liberación. Con el refuerzo norteamericano, las fuerzas aliadas irán de victoria en victoria. Europa comienza a cerrar sus heridas y a construir su futuro. Pero las cicatrices se volverán a abrir de nuevo. Las condiciones del armisticio suponen una humillación para Alemania, y el Tratado de Paz de Versalles portará ya el germen de la II Guerra Mundial. Precisamente Mathieu Kassovitz protagonizó en 1999 la película Un héroe muy discreto, de Jacques Audiard; sobre las heridas que dejó en Francia de este nuevo conflicto.