El otro día en Cuéntame cómo pasó se cargaron al excura Eugenio, interpretado por Pere Ponce y a ritmo de - a ver si hoy lo digo bien- La chica de ayer de Nacha Pop. Una canción preciosa que habremos cantado mil veces sin entender esa letra tan misteriosa. Hacía tiempo que no sabían qué hacer con él, así que, en una de estas, le llaman para matarlo que es lo mejor que le puede pasar a los personajes que ya no pintan nada. Ya ven qué cruel puede llegar a ser la ficción. Tanto como un penalti injusto en el último minuto. Digo esto para enlazar con el partido de Champions Barça-Atlético de Madrid: el fútbol es capaz de concitar la atención de 10 millones de espectadores. Teniendo en cuenta que no es una final ni hubo prórrogas ni penaltis, la cifra resulta demoledora. Quizás por eso el lenguaje del fútbol en televisión se haya jibarizado. Han reducido la información a los equipos cabeceros a costa del otro. Se han inventado un lenguaje para tontos en el que Messi es el verbo ser, Ronaldo el estar y ahora conjugan también en perífrasis a Diego Costa como pude haber sido. Es el estilo de programas como El Chiringuito y Tiki taka o cualquiera de las ediciones de deportes de Cuatro, Telecinco, Antena 3, La Sexta y TVE. Para compensar esta bipolaridad informativa, hay que decir que muchos aficionados al fútbol encuentran su oasis en ETB1 y ETB2. Un lugar donde el tema fútbol tiene un lenguaje más local pero más variado. Y jugando con la parcialidad no se pierdan el capítulo de Los Simpson en el que el mismísimo Homer hace de árbitro en el Mundial: un jugador de La roja intenta comprarle, algo que Homer curiosamente no acepta, por lo que comienzan una pelea de billetes (esta vez no hay sobres) y tarjetas rojas. Ya ven que ni con el fútbol se ha conseguido ganar en credibilidad ni apartar la sombra de la corrupción. Algo que planea sobre nosotros de manera constante y que la intuyen de forma más clara en el exterior que aquí mismo que vemos las cosas como quien, ya saben, se asoma a la ventana.