AYER mismo en TVE despedía los deportes Sergio Sauca (otro de los que ha vendido su alma al diablo: está ahora más joven que hace 25 años) y cedía el turno a Pilar Gª Muñiz. Hablaba de motociclismo y de que Marc Márquez tenía "el mundial ganado si no falla". Pilar dijo de buen rollo: "Seguro que no falla". ¡Pero vamos a ver Pilar! ¿Es que es fan de Márquez? ¿Tiene aspiraciones de ejercer como pitonisa? ¿Es que no puede ganar Lorenzo o el mismísimo Pedrosa a quien, por cierto, Márquez tiró ayer por los suelos? Hay frases de enganche o transición en los informativos que las carga el diablo. Unas veces porque lo que le dejan al presentador es calificar como "guay y fantástica" la tercera serenata de Johannes Brahms interpretada por la Sinfónica de Viena como si la escuchara a todas hora o calificar como "divertido" el cine de Andréi Tarkovski a partir de la caída del Muro de Berlín. Un consejo a navegantes: ante la duda mejor decir "manzanas traigo" que hacer como que le estabas escuchando al compañero lo que decía y que además le sigues la corriente.
Acabado el lado didáctico pasemos al crítico, que encaja mejor en estas cuatro columnas. Por fin vi El Objetivo de Ana Pastor en La Sexta. El pasado domingo tenía de invitados o especialistas a Fernando Onega y Victoria Prego, que es como sacar un vinilo de Jarcha de la mismísima estantería de Adolfo Suárez. Hablaban los tres sobre la sucesión o no del rey Juan Carlos. Si su hijo debería o no reemplazarle en sus reales tareas. Esta vez a Victoria Prego se le puede perdonar su patética manera de hacer la pelota al Borbón. Su voz de moco y su garganta jadeante la delataban: seguramente tendría fiebre. No se entendía la opinión sin opinión de Ana Pastor delante del maestro de lo mismo, Fresnan Onega. Periodismo con olor a naftalina y vicks vaporubs.