pudo ser que el reciente reencuentro en la plaza de toros de Pamplona con la canción La chica yeyé de Conchita Velasco lo que me indujo a no saltar como un resorte, como es habitual, al paso por Cine de barrio. No me pregunten por qué pero el caso es que el pasado fin de semana vi un trozo del la entrevista de Concha a Paula Martel antes de emitir el filme Margarita se llama mi amor. Paula es una actriz de reparto que ni tan siquiera hizo el papel protagonista de Margarita Rodríguez Garcés (Mercedes Alonso). Pero entendí que este espacio podría mantenerse indefinidamente y que acabaría enterrándonos a todos. 113 ediciones desde que comenzara en plenos Sanfermines: un 10 de julio de 1995 aunque entonces arrancó en La 2 con José Manuel Parada. Nueve años estuvo con este presentador hasta que a comienzos de 2004 lo retomó Carmen Sevilla hasta enero de 2011 que se lo ofrecieron a Conchita. Y a esta actriz que lo ha hecho todo en cine, teatro y televisión le ha salido un faceta como de madre defensora de aquellos actores que no siempre acabaron triunfando y siendo reconocidos por el público como era el caso de Paula. Me recordó a aquella madre de un ladrón de arte que reconocía que había dado fuego a varias obras de arte del museo Kunsthal de Rotterdan. La policía analizó las cenizas y dedujo que, en efecto, había restos típicos de cuadros. Las obras podrían costar cerca de los 20 millones ya que entre ellos había cuadros de Picasso, Monet, Gauguin y Matisse. La policía no supo si la excusa de la madre era una manera de proteger a su vástago o estas obras de arte han desaparecido para siempre. A veces lo único que salva estos trabajos de Cine de barrio, si se mira con un poco de perspectiva, es el coraje de quienes salen en la tele a recordarlos y Concha que es toda una madre que todo lo tapa.