¿SABEN aquél que dice que un canal turco fue multado por blasfemia en un capítulo de Los Simpson? No, no es un chiste. Es la multa que le han puesto a la cadena CNBC-E, que deberá pagar 22.000 euros por atreverse a emitir el capítulo de la serie en el que Dios escancia té al mismísimo Satanás. El culpable de este atrevimiento es Matthew Abram Groening, el creador de los Simpson y el autor también de una genial tira que se titula La vida en el infierno que publican más de 250 periódicos en todo el mundo. La temática religiosa y en especial la cristiana es un tema recurrente de la serie que tiene de protagonista a Ned Flanders y su familia de beatos. Muchos de los capítulos transcurren en la iglesia de Springfield que con tanta desgana lleva el reverendo en Timothy (o Timoteo) Lovejoy, que en algunos capítulos también lo abrevian a Tim (alegría). Acusar de blasfema a una serie de dibujos animados no deja de retratar el nivel democrático de la sociedad que sanciona. El rasero de las críticas es siempre tan subjetivo que nunca da paso a saber quién tiene la razón. Lo digo por la polémica tras la publicación en la portada del New York Post de una a foto a un hombre poco antes de ser arrollado por el metro. Critican primero al fotógrafo que quizás pudo haber ayudado a la víctima en lugar de disparar la cámara. Critican también al medio por dar toda la notoriedad de la primera plana a la foto. Es imposible determinar qué actuación es la correcta en una fracción de segundo. Y una vez que está la foto, privar del derecho a publicarla al periódico. Las críticas han sido feroces y merecidas. Pero ojo, porque alguno de los presentes en la estación de metro captó con la cámara de sus móviles los restos que habían quedado del atropellado. El diablo de Groening dibuja tiras más trágicas que cómicas a diario y por todo el mundo.