Calificaron su idea de tontería y le dijeron que no sabía nada de televisión, pero el tiempo terminó por darle la razón a Matthew Weiner que ha visto cómo su exitosa serie Mad men impone su estilo dentro y fuera de la pequeña pantalla. El programa es el rey absoluto de los dramas televisivos en EEUU desde su debut en 2007 y se ha vendido a 142 países gracias a unos personajes humanos y unas tramas que, como los buenos guisos, se cocinan a fuego lento.

Mad men se encuentra ahora mismo en fase de producción de su quinta temporada que se podrá ver en 2012, un tiempo de espera que desde el pasado jueves empezó a llenar el canal Sundance Channel España con la emisión semanal de un capítulo de la serie desde su comienzo. El canal Divinity emitirá la serie este mismo mes de octubre.

"Una de las razones por las que nadie quería hacer el programa es porque pensaban que nunca se vendería fuera de EEUU", recordó Weiner en una entrevista con Efe celebrada en el cuartel general de Mad men en Hollywood, entre botellas de licor y muebles vintage que recuerdan a las oficinas de la agencia de publicidad de la serie Sterling Cooper. "Ahora está en todas partes y es popular", comentó Weiner quien no deja de sorprenderse por lo bien que ha funcionado su proyecto y la aparición de otras producciones que tratan de aprovechar el camino abierto por Mad men y su evocación de la elegancia de los años 60, como Pan Am o el defenestrado The Playboy Club. "Me siento tremendamente reivindicado. Esto es un placer para mí porque toda la gente que está haciendo esos programas rechazaron el mío. Me dijeron que nunca funcionaría, que era una tontería, que no entendía la televisión. Ver ahora cómo se suben al carro me hace sentir que admiten que yo tenía razón", explicó sonriente Weiner.

El caso es que a primera vista Mad men puede parecer un drama de época difícil de digerir que protagonizan unos machistas hombres de negocios, repeinados, fumadores, de traje y corbata, infieles y rodeados de mujeres que les hacen de comparsa, pero detrás de las apariencias hay un drama silencioso que relata un cambio social.

sofisticación "Estoy haciendo una autopsia del mundo empresarial estadounidense", explicó Weiner para quien la serie ejerce de autocrítica con su país. "Recoge los años de nuestro mayor glamour, la imagen más positiva que EEUU ofreció al mundo y desde ahí el programa intenta encontrar qué fue mal", apuntó el guionista y productor. Una de las claves de Mad men, cuyo impacto trasciende el universo catódico y se ha convertido en fuente de inspiración para diseñadores de moda y buscadores de tendencias, es, según Weiner, su sofisticación y su apreciación por el espectador.

"Lo hacemos desde la actitud de que la audiencia es siempre tan inteligente como nosotros", indicó el productor de la serie, en contraste con el hábito general de las cadenas que tratan de aglutinar al mayor número de espectadores posibles buscando "el denominador común más bajo", en palabras de Weiner. Mad Men", que ha sido galardonada con más de sesenta premios, de los cuales catorce son Emmys y tres Globos de Oro, reproduce el conflictivo e inmoral mundo de la publicidad de los años sesenta en Nueva York.

Ambientada en la agencia de publicidad neoyorquina "Sterling Cooper", la serie recibe su nombre del seudónimo con el que se conocían a los publicistas neoyorquinos en esa época: los Mad men, unas siglas que se inspiran en las abreviaturas de Madison Avenue, calle en la que estaban establecidas las principales agencias de publicidad.