vitoria. Joaquín Reyes cambió su trayectoria cuando la televisión le empezó a ofrecer dinero por su humor. Dejó el mundo del cómic y trasladó su imaginación, siempre en compañía de Ernesto Sevilla y Raúl Cimas, a la pequeña pantalla. Triunfaron con La hora Chanante, se fueron a La 2 con Muchachada nui y ahora se han sumergido en el mundo del arte con Museo Coconut. Estrenan cadena, Neox, y formato, una serie. Si quieren saber qué es lo que pasa dentro de un centro de arte como este, pueden entrar. Es gratis, los lunes por la noche y sin moverse del sillón de casa.

Muchos pensaron que iban a hacer una continuación de "Muchachada nui", ¿se han podido sentir decepcionados?

No lo sé. Queríamos hacer una sitcom, queríamos seguir en el humor, no alejarnos de él, pero con personajes fijos. El formato es otra cosa diferente.

¿No es arriesgado cambiar de formato?

Era lo que queríamos hacer. Nos pasaba que después de estar haciendo durante mucho tiempo un programa de sketches, el cuerpo nos pedía hacer ficción. Conlleva escribir de otra forma, grabar de otra forma, pero era lo que queríamos.

Están en un canal de Antena 2, ¿por qué no la cadena principal?

Pienso que un canal como Neox es el mejor sitio. Te permite arriesgar, la expectativas no son tan altas?

¿Menos riesgos con las audiencias, más comodidad?

Sí, si no se cumplen los objetivos con las audiencias no hay tantos problemas como en los canales principales. Vamos a estar más tranquilos. Neox es una cadena que nos gusta, las series que programa están muy bien, ahora mismo es nuestro canal.

¿No van a echar de menos un programa como "Muchachada nui"?

Hacer Museo Coconut no quita para que el futuro volvamos a hacer sketches. Queríamos demostrarnos a nosotros mismos que éramos capaces de hacer ficción. Era un reto que nos habíamos puesto hace mucho tiempo y que ahora hemos llevado adelante.

¿Qué le atrae de los formatos de ficción?

Me atrae como espectador. Eso ya es un punto importante. Algo que te gusta mucho y lo puedes hacer tiene sus ventajas. Nos apetecía hacer una a nosotros, nos mediamos contra nosotros mismos.

Sea sincero, ¿le gusta el nuevo programsa "Museo Coconut"?

Soy sincero, me encanta. Supongo que hay cosas que se pueden mejorar, pero yo estoy satisfecho y creo que los demás también lo están. Es una serie muy trabajada, nos lo hemos currado.

Han optado por el modelo americano en tiempo, ¿25 minutos es la duración adecuada?

Sí es una serie a la americana. En la televisión española suelen ser de 45 ó 55 minutos. Nosotros preferimos que la duración sea menor, pero eso nos lo hemos podido permitir por estar en un canal como Neox.

¿Por qué han elegido un museo como contenedor de la historia?

Tiene un poco que ver con la carrera que hemos estudiado. Nos parecía que en un museo pueden pasar cosas divertidas. El mundo del arte en general y el arte contemporáneo en particular es un buen caldo de cultivo para la comedia. Fue la primera idea que tuvimos y nos pareció buena.

¿Qué puede pasar en un museo?

En el nuestro están pasando cosas muy disparatadas, pero porque los protagonistas las provocan el director que quiere volver al Moma? Dónde pasan las historias es una excusa que nos inventamos para narrar aquellos que se nos ha ocurrido.

¿Le ha ocurrido algo sorprendente en algún museo?

Sorprendente, sorprendente no. Pero después de imitar a Tita Cervera, un día me acerqué al Thyssen. Se me acercó un guarda de seguridad y pensé: ¡Dios mío, me echan! Y no, se acercaba porque el museo me invitaba a pasar gratis.

Un detalle de Tita Cervera.

Un detallazo. Habla mucho a favor de la baronesa Tita Cervera.

¿Cómo le cae el personaje de Tita Cervera?

Estupendamente. Me parece una mujer muy interesante. Siempre está ahí dando que hablar.

Usted tenía una gran afición por el mundo del cómic.

Tenía no, tengo una gran afición por el mundo del cómic. Es una pasión. Sigo muy ligado al cómic, lo que pasa es que tengo muy poco tiempo.

¿Ya no dibuja, no se fija en las historias?

Sí, que dibujo, si qu me fijo, pero ahora lo empleó más para la televisión.

¿Por qué deja la ilustración y el cómic y se dedica a la televisión?

Nunca lo he dejado del todo. Pero cuando vi lo que me pagaban en televisión por lo que siempre había hecho gratis dije: ¡Chico, aprovecha la oportunidad!

¿Tanto cobra usted en la tele?

No me puedo quejar, menos ahora con la que está cayendo. Pero si tienes suerte no vives mal de la tele. Pero el dinero?

No da la felicidad, pero ayuda un montón, ¿no?

Está claro que sí. El dinero no es todo, pero te permite hacer un montón de cosas, también te permite cierta tranquilidad, hace que trabajes mejor.

¿El cómic le hubiera dado tanto?

La repercusión de la televisión es impresionante. En la tele te pueden ver quinientas mil personas en el peor de los casos, eso es un ejército. No es comparable con nada, si lo comparamos con la popularidad que me daría el cómic hay una diferencia abrumadora. El cómic tiene un encanto que no tiene la tele para mí.

Hábleme de esos encantos.

El cómic tiene momentos muy íntimos, son momentos solo para ti. Alguien dijo que el cómic era el cine de los pobres. No sé cómo explicarlo: cuando abro un cómic primero huelo las páginas, toco mucho el papel, es una experiencia particular que te hace reír o te emociona, la tele es mucho más indiscriminada.

A la crítica "Muchachada nui" le parecía genial, ¿a usted?

Creo que era un pequeño guiño de la tele. Pero si analizamos un poco, veremos que hay de todo, sobre todo mucha oferta. No me gusta quejarme porque tenemos una tele de calidad, es el espectador el que tiene que elegir las cosas y a veces puede caer en lo malo.

¿En que se inspiran ustedes a la hora confeccionar humor?

Creo que para dedicarte a la comedia tienes que tener un sentido diferente de la vida, eso que se llama cachondeo. Pero a mí lo que más gracia me hace es la vida cotidiana.

A veces la vida cotidiana más que gracia da mucha pena, ¿no?

No creas, de todo se puede sacar. Pongo la oreja y oigo conversaciones muy divertidas, un gesto que hace alguien. La vida cotidiana da para mucho más de lo que la gente cree. Prueba en el metro o en el autobús a escuchar lo que dicen los de al lado, verás cómo siempre puedes encontrar algo divertido, algo sorprendente, algo que te da pie para recrear una situación, a veces absurda, a veces divertida.

¿Pone mucho la oreja?

Sí. Soy cotilla de situación.