Andreu Buenafuente publica el libro Sigo diciendo, una selección de los monólogos con los que el presentador catalán abre cada noche su programa en La Sexta, la cadena donde seguirá "mientras funcione e interese"; tampoco piensa cambiar de formato, porque se considera "irrecuperable para la vida normal".

Su cuarto libro de monólogos, presentado recientemente, está dedicado a "los que ven el programa, sin mirar el reloj", porque Buenafuente, que se emite en horario de madrugada, ha conseguido en los últimos tiempos sus mejores registros (en torno a los 920.000 fieles para un 12,3% de cuota de audiencia, cuando la media de la cadena es del 7 %).

"Estar vivo y atractivo es un gustazo, porque uno de los grandes temores de un programa de largo recorrido son los bajones", explica Buenafuente, para quien este tipo de libros son una oportunidad de continuar "un camino estable de comunicación" con sus seguidores, por ejemplo durante la firma de ejemplares en días como el de San Jordi, "uno de mis mejores momentos del año".

En los textos de Sigo diciendo (Planeta), donde prima lo cotidiano sobre la política, hay "mucha libertad", explicó Buenafuente; "decimos lo que nos da la gana"; esto, que "podría parecer una obviedad, no lo es tanto", ya que, a su juicio, hay "un montón de medios muy marcados por las líneas editoriales".

Cada noche, el presentador se enfrenta sólo a sí mismo: "He descubierto que la libertad sólo tiene un freno, el sentido común", y remacha con su habitual ironía que La Sexta le gusta porque "es la única cadena que no ha comprado Berlusconi", aunque recalca que "no tengo nada contra los italianos".

fusiones entre cadenas No obstante, Buenafuente señala que las fusiones entre cadenas acabarán por afectar a la programación, ya que "al final la tele es de un propietario, que marca una línea editorial", tanto "para lo bueno como para lo malo"; si no fuera así "sería extraño", apunta el showman catalán.

Buenafuente, fundador de la productora El Terrat, a través de la que es socio de La Sexta, parece no tener tan clara la anunciada fusión entre su cadena y Antena 3: "Mi previsión, muy modesta, es que cuando no hay noticias durante tanto tiempo, lo más probable es que ya no haya noticias".

Respecto al reciente paso de la programación a la TDT, Buenafuente apela a su naturaleza "pesimista", aunque atisba una luz en la "necesidad" de llenar de contenido tantos canales: "Habrá unas nuevas reglas del juego, hay que hacer programas con poco presupuesto, pero no televisión barata".

"Desde luego -añade el presentador catalán- si la TDT sirve para meter repeticiones hasta la saciedad y series caducas americanas, no estaremos haciendo industria", y añade: "Creo que hay que generar trabajo, y en España hay un montón de gente con ideas, muy preparada, que están deseando que les den una oportunidad".

Ahora que se vive un resurgimiento de los programas de chistes en televisión, "podría ser humor para tiempos de crisis", apunta, Buenafuente explica que, en cualquier caso "prefiero un espacio de este tipo que uno del corazón; luego el espectador sabe colocar a cada uno en su sitio".

"En el fondo, me gusta la TDT porque nos traslada a un escenario más humano, a programas más artesanos", aunque advierte: "puede pasar que Internet integre ya a la televisión y deje antiguo todo". Buenafuente vive ahora "encantado" la competencia de su ex compañero y amigo Santi Millán con Uau! en Cuatro, en "el páramo" de la madrugada, "donde estaba sólo rodeado de politonos eróticos".

"Le deseo lo mejor siempre desde la segunda posición en las audiencias", explicó con ironía el presentador, que "todavía" no ha firmado para presentar de nuevo los Goya, un trabajo que es como hacer "cinco meses de programa para una hora de televisión".

Pese a sus recurrentes comentarios sobre el tardío horario de Buenafuente, el presentador catalán descartó la posibilidad de ponerse al frente e otro tipo de programas: "Mi espacio es casi como un oficio, como el de ebanista, muy especializado, y creo que ya estoy irrecuperable para la vida normal".