nO ha quedado claro en qué consistió el tema de la oración de Obama al que ha invitado a Zapatero. Viéndolos allí más parecía que se les hubiese ido la olla que otra cosa. El mundo está hecho una pura contradicción. Justo la semana en la que proponen despedir a los jóvenes abonándoles 33 días nos ratifican que al presidente del BBVA Francisco González le va a quedar una pensión de 80 millones y el derecho si quiere a seguir siendo el presidente del banco. Aquí me gustaría ver a Águila Roja a impartir un poco de justicia e igualdad. Desde luego estos conceptos no tienen mucho sentido en tiempos donde en televisión se da por bueno lo peor. Y si no miren Telecinco: esa manera de hacer caja, abrir en canal su gallina de los huevos de oro para meter dentro a los frikis más destacados del concurso. Verdaderos profesionales de llamar la atención, curtidos en mil disputas y con una capacidad infinita de soportar su vida tras una cámara. Mercedes Milá decía que son concursantes "que tienen algo pendiente". Si estos tíos que llevan una década contándonos su vida tienen algo pendiente es mejor que se lo guarden ya para ellos. Pero no. Los espectadores también somos muy frikis. No hay más que ver las audiencias de las primeras emisiones para darse cuenta de que el fenómeno Gran Hermano cuaja lo pongan donde lo pongan.

¿Saben que los candidatos a Eurovisión han recibido 5,7 millones de votos? Parece que TVE por fin ha logrado deshacerse de las Karmeles y podrá presentar un cantante convencional al evento de entre los 305 candidatos. El sábado se realizará una gala en la que saldrá el ganador. Elegido entre los que marquen un teléfono, pagando claro, y el jurado especializado de todos los años. Una vez más nos despertamos en mitad de la pesadilla del día de la marmota de Eurovisión. En TV no hay primavera.