esta es una historia conmovedora que ha tocado el corazoncito de una fría red social. El mensaje que lanzó en la botella virtual de Twitter la bilbaína Izar Lizarralde se ha oído alto y claro por todo el mundo. En 2018 a su aita, Joseba Lizarralde, de 48 años, le encontraron un tumor cerebral tras sufrir un ataque epiléptico repentino. Y en lo que la propia Izar denomina como su forma de regalarle una sonrisa, la joven participó en el llamamiento de una agencia que regalaba un viaje gratis por el tuit más compartido, en concreto a la primera persona que consiguiese 100.000 retuits.
Porque la historia verdadera habla de una lucha contra el cáncer. “Esta nota buscaba ayudar a mi aita a alcanzar un sueño, pero me ha dado la oportunidad de dar voz a los que no están. Cuando publiqué el tuit, pensé que era imposible. Mis amigos me dijeron que iban a hacer todo lo posible por ayudarme a conseguirlo, pero solo una creía plenamente en ello. La madre de mi amiga Irati murió de un cáncer cuando ella era pequeña. Y desde que a mi aita le detectaron el tumor cerebral, jamás ha dejado de apoyarme”, explica esta estudiante de Periodismo, de 19 años, que ha logrado que su tuit sea el más compartido en Twitter España desde septiembre de 2018.
La avalancha de retuits que difundían este mensaje demuestran que las redes sociales también tienen alma y que en la esfera digital podemos estar muy arropados. “Quince minutos después, mi teléfono se volvió loco. 1K, 5K, 10K... Los números subían como la espuma. Personajes públicos, influencers, gente de todos los lugares se unían a la causa y lograban que mi tuit apareciese en el timeline de más de trece millones de personas. No me lo podía creer. En menos de seis horas mi tuit había alcanzado más de 100K. Había ganado. Mi aita y su historia lo habían hecho”, declara emocionada.
Para ella, el premio no ha sido el viaje. “Me hizo feliz ver cómo tantas personas confiaban en mí para desahogarse, me entristeció que se viesen reflejados en nuestro problema, me enterneció que mujeres y hombres de todo tipo de edades, ideas y nacionalidades se uniesen por una causa común: hacer feliz a un padre y a su hija. Fue una montaña rusa de emociones. El verdadero premio ha sido recibir estos miles de comentarios y los mensajes de ánimo. ¡Nos ofrecieron hasta dinero! Pero yo les animé a donarlo a asociaciones contra el cáncer”, afirma.
Porque su historia ha demostrado que Twitter no es solo un espejismo sino que también es un poderoso instrumento de solidaridad, a pesar de que la enfermedad continúe ahí. “En enero de este mismo año, mi aita ha acabado su último periodo de quimioterapia. Tras dos operaciones, varias sesiones de radioterapia y doce periodos de quimioterapia, parece que han logrado frenar el crecimiento del tumor. En la actualidad, las resonancias muestran un pequeño resto de la operación. La cosa es que no ha continuado creciendo y no puede ser mejor noticia. Aun así, sigue estando. Él ha perdido vista y memoria y ya no se le pueden realizar más intervenciones porque se encuentra en una zona muy delicada”, explica compungida. Cuando Izar contó a Joseba lo que había logrado, se fundieron en un abrazo. “¿Puedes creerte que rechazó el viaje de primeras? Lleva a tu amama o a una amiga, no lo gastes en mí, dijo. ¿Cómo no lo iba a gastar en él si todos habíamos trabajado tanto en ello?”, se pregunta.
Sin embargo, y aunque el sueño era ir a Escocia, Airhopping no oferta vuelos a ese destino, por lo que han pensado viajar a Irlanda. “Le gusta mucho la zona, el rugby, la fotografía y creo que podría disfrutarlo mucho también”, asegura la joven. Por su parte, Airhopping explicó que ellos no esperaban que el tuit fuese compartido de tal forma. “Aunque la agencia iba a pagar el viaje de una persona, cuando vieron la historia, la compañía decidió duplicar el regalo para que yo lo acompañase”, confirma Izar dispuesta a todo por hacer feliz a su padre. “Cualquiera que lo conozca sabe que se lo merece todo”, confiesa.