Bilbao - El profesor de Psicología Criminal de la UPV/EHU César San Juan es contundente cuando afirma que en los casos que se están produciendo de agresiones sexuales en grupo -como el del viernes en Bilbao- “no hay un efecto imitación” del de La Manada. Y lo basa en un dato: “Una de cada tres agresiones sexuales son cometidas en grupo, desde siempre, es una cifra que se mantiene en el tiempo”.
Entonces, ¿no hay más agresiones sexuales en grupo?
-Un elemento importante para entender lo que pasa es que los medios de comunicación y la sociedad focalizaron su atención sobre el caso de La Manada. Además, hay que tener en cuenta que los delitos de agresión sexual, con respecto al conjunto de delitos, son los que menos se denuncian. Tienen el porcentaje de cifra negra más importante y, en concreto, los delitos de agresión sexual en grupo se denuncian muy poco. No es que haya un efecto imitación, porque agresiones sexuales en grupo ha habido siempre, lo que ocurre ahora es que se están denunciando más, precisamente por la focalización en ese caso concreto.
Eso tiene un reflejo en las cifras de ciminalidad.
-Creo que lo que nos espera es que la tasa de denuncias se irá incrementando con los años y eso hará pensar a la población, como está ocurriendo ahora, que hay muchas más agresiones sexuales que antes.
También se debate sobre si se debe dar difusión a estos delitos.
-Cuando se discute si este tipo de noticias sobre agresiones sexuales en grupo, como pasa con los suicidios, pueden generar más casos y debe haber un pacto para no difundirlas, digo no, radicalmente en contra. Todo lo contrario, está bien que se denuncie, está bien que se preste atención a este tipo de delitos, porque, como hemos visto, eso puede estar haciendo que las mujeres que son víctimas de los mismos tiendan más a denunciarlos.
¿Los agresores que no son denunciados pueden reincidir?
-El peligro que se corre en España es que hay muchas situaciones de impunidad precisamente porque hay muchos de estos delitos que no se denuncian. Los perpetradores pueden tener una cierta sensación de que no hay consecuencias y es muy probable que el mismo grupo pueda cometer varias violaciones.
¿El perfil del agresor sexual en grupo es el mismo que el del violador en solitario?
-Dentro de los agresores que atacan individualmente hay muchos perfiles, mientras que en el caso de las violaciones en grupo es algo más homogéneo, en el sentido de que la motivación sexual no es tan relevante cuanto el acto de vejación, de humillación a la víctima. Prevalece el acto de alardear de una hipermasculinidad que deplora a la mujer.
¿En los casos de agresión sexual en grupo ha habido una planificación previa?
-No creo que de repente se pongan todos de acuerdo, aunque habrá de todo. Lo que ocurre es que suele haber un líder, una persona a la que los demás siguen en ese tipo de desmanes, una persona que de alguna manera decide lo que hay que hacer y cuándo y los otros integrantes del grupo se dejan llevar por las indicaciones de ese individuo que marca la pauta del delito. Es más un delito de oportunidad en el sentido de que en determinado contexto nocturno, viendo que no hay vigilancia o que hay una víctima propicia, una persona toma la iniciativa e instiga a los otros para cometer la agresión.
¿Qué hay que hacer para combatir este tipo de delitos?
-Es un problema complejo que requiere soluciones complejas y multinivel. Además de medidas educativas se requiere un cambio cultural profundo y hay que incidir en la importancia de denunciar.