Elciego - Hoy finaliza una nueva edición de la Semana del Vino y la Música de Elciego, una iniciativa del Ayuntamiento de esa localidad, en la que colabora DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, que lleva ya un largo recorrido de 12 años en los que se ha ido consolidando una divertida inmersión en la cultura vitivinícola maridada con música de todo tipo.

Así, durante esta jornada se ofrece un concierto a cargo de la Coral Dulcinea en la parroquia de San Andrés a la una de la tarde y a partir de las dos y media de la tarde un ‘pintxo vermut jazz’. Y precisamente esta música, el jazz, fue la protagonista de la jornada de ayer, ya que a la una y media de la tarde las calles de Elciego se inundaron de Jazz a cargo de The Farra Marching Band, una formación vitoriana de jazz, dixieland, marching band y funk, con Raúl Romo, saxo; Juanma Sáez, al trombón; Jon Ander Sánchez Rexach, helicón, y Alex Ramírez, en percusión.

También ayer tocó el grupo Ekuru por la tarde y por la noche, en la plaza del Ayuntamiento se pudo disfrutar de Iñaki Salvador Trío con Iñaki Salvador al piano, Gonzalo Tejada al contrabajo y Aitor Bravo a la batería. Iñaki Salvador ha recibido galardones como el I Premio Tete Montoliu, creado y otorgado a nivel nacional en Madrid, en memoria del genial pianista catalán. A su vez ha obtenido premios como solista en diferentes festivales, así como el que otorgaba el programa Jazz entre amigos, presentado por Juan Claudio Cifuentes.

Más sosegados y dedicados al vino, las tres jornadas anteriores dejaron un gran sabor de boca. El miércoles, las campas de San Roque, sobre la villa de Elciego, se llenaron de vecinos y visitantes dispuestos a merendar, acompañando sus viandas con los prestigiosos vinos blancos de la localidad, mientras un pinchadiscos iba ofreciendo numerosos temas musicales acordes con el evento y con el lugar.

El jueves, la plaza de la iglesia acogió una interesante cata de vino y chocolate a cargo de Juan Valdelana y Juan Ángel Rodrigálvarez y el viernes le tocó el turno a una de las catas más insólitas que se pueden encontrar. En el parque de La Encina, protegidos con mantas campestres, una gran cantidad de personas se acomodó armados con sus tarteras para merendar y después de recoger una copa por persona y dos platos: uno con piezas comestibles y otro con especias, para poder vivir una nueva experiencia de cata con el experto Gil Núñez.

Olfativa y gustativa Comentaba que, a diferencia de otros años, éste había llevado dos vinos blancos y tres tintos, con los que se hizo primero una cata tradicional y luego una cata olfativa y otra gustativa, razón por la que los asistentes tenían dos platos. La temática de la música también se cambió de dos canciones genéricas por vino, a otras dedicadas a las bandas musicales de películas.

La clave del éxito de estas catas “es tener un vocabulario que se pueda entender. A veces, quienes trabajamos en el mundo del vino, cuando nos dirigimos al público en general, tendemos a ser demasiado técnicos. Con palabrejas que a veces ni nosotros mismos sabemos su significado. A la gente hay que darle unos conocimientos para que los puedan aprender y sobre todo para que lo disfruten. En definitiva, este es un acto para disfrutarlo, para todos los públicos”, remarcó este experto.