Donostia- El susto todavía era patente ayer en Elgoibar, después de que a media tarde del viernes se desplomara la parte trasera de la Casa Alkorta, por causas que se desconocen y sin provocar heridos. Una de las consecuencias del derrumbe parcial del edificio ha sido el desalojo inicial de los números 2, 3, 4, 5 y 6 de la calle San Bartolomé y el posterior del número 8 de la calle Errosario.

Según explicó la alcaldesa del municipio, Ane Beitia, a este periódico el motivo por el que se ha desalojado el bloque de la calle Errosario no es otro que la necesidad de intervenir desde un punto cercano con la maquinaria pesada, aunque se prevé que los vecinos del inmueble puedan regresar a sus viviendas entre hoy y mañana, una vez se descarte cualquier posible riesgo. El resto de familias desalojadas, añadió Beitia, han sido realojadas “en viviendas de familiares, en su mayor parte, en hoteles y en una casa que el Ayuntamiento tiene para casos de emergencia”.

Beitia aseguró que los trabajos continuarán hasta que toda la zona quede libre de peligros. De momento no se ha procedido al derribo de la pared que da a la calle San Bartolomé y que quedó en pie, con evidentes señales de deterioro y muy combada ya que, puntualizó la alcaldesa de Elgoibar, se está trabajando sobre el terreno para limpiar la zona y evaluar cual debe de ser la forma de proceder en las próximas horas.

En la tarde de ayer los accesos a la calle San Bartolomé y a Kalegoen plaza permanecían cerrados con el objeto de facilitar la entrada de la maquinaria pesada que se requiere para el desescombro y las labores de apuntalamiento. En la noche del viernes al sábado, subrayó la primer edil de Elgoibar, se iniciaron las tareas para el derribo de la pared, que se paralizaron “por llegar la noche y para garantizar la seguridad de los operarios” que trabajan desde el tejado a la espera que los técnicos revaluen la intervención disponiendo de “maquinaria nueva”.

Ayer un dron se incorporó a los trabajos con el fin de valorar los daños estructurales del edificio de San Bartolomé, donde se ubica el Batzoki. Quedan por determinar las causas del derrumbe parcial del edificio de mediados del siglo XVIII, aunque no se descarta que tenga relación con la construcción de un nuevo bloque de viviendas. - Arantxa Lopetegi / Foto: Javi Colmenero