Bilbao - El cáncer de próstata es el cáncer más frecuente entre los hombres. La edad media del diagnóstico de esta dolencia es a los 66 años y raramente ocurre antes de los 40 y se calcula que actualmente un 11% mueren a causa de esta enfermedad. Por ello, con motivo de combatirla y coincidiendo con que el pasado día 11 fue el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Próstata, más de 1.000 urólogos se reúnen hasta mañana en la 84ª edición del Congreso Nacional de Urología. Entre las novedades destacan las nuevas propuestas para la detección precoz del cáncer de próstata y que pasan por algo tan común como una resonancia magnética.
El PSA, una sustancia producida por la próstata, es uno de los aspectos más debatidos en este congreso. Tal y como indicó ayer, el doctor Hein Van Poppel -presidente del Departamento de Urología del Hospital Universitario de Gasthuisberg-, el PSA puede usarse para la “detección precoz del cáncer de próstata”. La enfermedad, si se detecta precozmente, puede ser curada y el tratamiento tiene “menos efectos secundarios y es menos tóxico” que si se administra en “una fase avanzada” y, además, es “menos costoso” que en la etapa metastásica.
Van Poppel también quiso hacer hincapié en evitar el sobrediagnóstico del cáncer de próstata haciendo uso del análisis del PSA. Así, los pacientes no recibirán un “sobretratamiento”, ya que la prueba “es barata y fácil” y extremadamente útil a la hora de realizar una detección precoz de cáncer de próstata a hombres a partir de los 40 años.
Por su parte, el especialista Juan Gómez Rivas -docente de Urología y Observador clínico de robótica, laparoscopia y técnicas de terapia focal para el cáncer de próstata-, dio a conocer durante su ponencia su propuesta para ayudar a diagnosticar el cáncer de próstata: la resonancia magnética. Tal y como explicó Gómez Rivas, serviría para “ver el tumor y no hacer un uso abusivo de las biopsias”. Este cribado se podría aplicar a hombres a partir de los 50 años y en el caso de contar con antecedentes familiares, a partir de los 45, aumentaría la práctica de resonancias, pero disminuiría en un 30% la biopsias.
Para finalizar, todos los ponentes coincidieron en que la clave está en “seleccionar bien a los pacientes y utilizar las herramientas adecuadas” para cada caso y el resultado, por lo tanto, sería “más esperanzador”.