DONOSTIA - Errenteria acogerá mañana la Fiesta de la Escuela Pública Vasca, un encuentro en el que sestá involucrado con entusiasmo toda la comunidad educativa. Tanto es así que la letra de la canción de este año ha sido escrita por Oneka Oliveri, madre del centro Koldo Mitxelena.

¿Cuáles son en la actualidad las principales fortalezas y debilidades del sistema educativo público en Euskadi?

-La escuela pública vasca ha sido clave en aspectos tan importantes como el fomento de la cultura democrática para la participación en el desarrollo cultural y social de pueblos y barrios, el aprendizaje y normalización del uso del euskera, el desarrollo de estrategias de enseñanza-aprendizaje para un efectivo tratamiento de la diversidad y la reducción del absentismo escolar, y la educación para la convivencia. Entre nuestros retos a futuro están: avanzar en autonomía, tanto a nivel pedagógico como de gestión y de personal; mejorar los procesos de participación, superar el sistema de los modelos lingüísticos o reducir el impacto de las diferencias sociales y culturales en los resultados académicos.

Queda algo más de un año para que acabe la legislatura y no hay todavía Ley de Educación. ¿Para cuándo la esperan?

-Antes que nada queremos dejar claro que no damos por amortizada la ley actualmente en vigor (Ley de Escuela Pública Vasca) porque consideramos que tiene muchas potencialidades que no se han desarrollado, como es el caso de la autonomía de los centros públicos. Cualquier nueva ley tiene que basarse en el consenso y el documento de bases del Gobierno Vasco ha sido rechazado por todos los sindicatos y Ehige en el Consejo Escolar de Euskadi.

¿Qué le piden a la nueva ley?

-Tenemos claro que la nueva Ley de Educación pasa por una reforma en profundidad del sistema educativo actual, lo cual supone un cambio de statu quo, superando el modelo dual público-privado radicalizado que caracteriza nuestro sistema educativo en comparación con otros sistemas de éxito. Sin este cambio profundo, el sistema educativo vasco seguirá siendo un sistema reproductor de los intereses corporativos y de las desigualdades sociales, con un funcionamiento neoliberal de cuasimercado, causante de la situación vigente. La verdadera necesidad no está en publicar de forma apresurada una Ley configurada como superestructura que valide el sistema actual, sino en tomar el tiempo necesario para la participación y el debate hacia un verdadero acuerdo sobre la educación que queremos en este país.

Preocupa el reparto del alumnado migrante. ¿Cuál es su diagnóstico?

-Lo que nos preocupa es la diferente respuesta que dan a la diversidad los centros financiados con dinero público, y especialmente la guetificación de algunos centros públicos. Apostamos por crear un nuevo sistema educativo basado en la justicia social, en el que aquellos centros que quieran contar con financiación pública la reciban en la proporción en la que cumplan con ese objetivo.

¿El descenso de la natalidad puede tener efectos en la estructura educativa, por ejemplo, provocando el cierre de aulas o la reducción del profesorado?

-El descenso de la natalidad es uno de los temas clave en el diseño del futuro de nuestro sistema educativo, por lo que apostamos por priorizar la escuela pública, que es la única que garantiza plenamente la equidad e igualdad de oportunidades para todos y todas.

Otro aspecto preocupante es el uso del euskera. Hay mayor grado de conocimiento, pero parece que cada vez se utiliza menos y peor.

-Hay mucho margen de mejora. Por una parte, hay que superar los modelos lingüísticos que no garantizan el conocimiento de nuestra lengua; por otro, hay que mejorar el nivel de euskera, incluso en el modelo D, y por último hay que garantizar que su uso salga de las cuatro paredes del aula.

En el ‘Informe Pisa’ el sistema educativo vasco no sale bien parado, mientras que otro más reciente lo sitúa en cabeza de la clasificación de excelencia.

-Nuestro sistema educativo tiene problemas de equidad y de excelencia. Por una parte hay falta de excelencia en los centros que escolarizan alumnado de nivel sociocultural medio-alto. Estos centros, en muchas ocasiones, obtienen resultados más bajos de lo que sería deseable. Por otro lado es innegable, aunque sea injusto para el alumno porque no depende de sus potencialidades, que hay un alto impacto de las diferencias socioeconómicas y culturales sobre los resultados.