TOULOUSE- Las ciencias de la Tierra son la pasión de esta menuda mujer que no para de sonreír mientras relata los trabajos que realiza en el Laboratorio de Estudios en Geofísica y Oceanografía Espaciales de Toulouse. La investigadora francesa se siente muy honrada por compartir el premio BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cambio Climático con sus colegas John Church (oceanógrafo) y Jonathan Gregory (meteorólogo) y deseosa de conocer Euskadi. La Fundación BBVA, que instituyó estos prestigiosos galardones internacionales en 2008, ha galardonado a los tres científicos “por detectar, comprender y predecir el aumento del nivel del mar debido al calentamiento global”. Cazenave ha decidido que la cuantía económica que perciba la destinará a contratar a una persona para que le ayude a trabajar en su investigación.

En España, en plena campaña electoral, el cambio climático y sus consecuencias ocupan puestos secundarios en los programas electorales. ¿Es parecido en otros países?

-Creo que sí. En estos momentos en Francia, por ejemplo, hay muchos problemas en temas económicos entre la población y el Gobierno; cada sábado por la tarde hay manifestaciones y las reivindicaciones no están ligadas al cambio climático, sino a aspectos más cercanos y urgentes relacionados con el exceso de impuestos, con los salarios bajos. El cambio climático parece quedar más lejos, aunque no sea cierto.

Hablamos de cambio climático y la mayoría miramos al cielo, pero usted mira al mar y a los océanos. ¿Qué nos dicen los mares sobre el futuro del cambio climático?

-El cambio climático es un todo del sistema terrestre. Tanto de la atmósfera como del océano, de la superficie terrestre y del cielo; todo interacciona. Estudio el océano, sobre todo el nivel del mar, que crece a causa de las emisiones de efecto invernadero provocadas por las industrias; la Tierra se calienta y este calor se almacena en los océanos. El agua se dilata y el nivel del mar sube. Mis investigaciones usan los satélites para medir el aumento del nivel del océano.

Océanos y mares. La contaminación química, su calentamiento continuado, los mares como vertedero, el deshielo de los polos y de los glaciares? ¿Es inexorable el aumento de nivel del mar? ¿Es homogéneo en todos los lugares? ¿Todavía podemos hacer algo para ralentizarlo?

-Una cosa es el calentamiento de la atmósfera que lleva al aumento del nivel del mar que está ligado a la actividad humana, pero también ésta tiene impacto en los mares que son independientes del calentamiento global. Entre la contaminación por hidrocarburos está, por ejemplo, la derivada del transporte marítimo y la producida por los plásticos que llegan a través de los ríos hacia el océano. Los plásticos, que son derivados de la actividad humana, se amontonan en determinadas zonas de los océanos debido a la circulación marina. Una parte de ellos se los comen los animales y dejan huella sobre la vida marina. Si hablamos de contaminación está también la ligada a las actividades industriales.

¿Pero el deshielo de los polos y los glaciares es inevitable?

-El mar también sube a consecuencia del deshielo y en Groenlandia y la Antártida está la muestra. Es una de las principales causas del aumento del nivel del agua. Un 40% de la dilatación y un 60% por el deshielo. No es homogéneo; el mar no sube en todos los sitios a la misma velocidad, los lugares rojos, por ejemplo en el Pacífico tropical, la velocidad es tres veces más rápida que la mediana global. Aunque mañana paráramos todas las causas que producen el calentamiento, aún continuará subiendo el mar durante varios siglos.

¿Por qué?

-Porque todo el calor que ya está acumulado en los océanos va a quedarse mucho tiempo en ellos y continuará escalfando la tierra. Los principales gases, sobre todo el dióxido de carbono, introducido por las actividades humanas en la atmósfera, tiene una duración de vida de varios siglos. Por esto, la tierra seguirá calentándose.

¿Qué es más preocupante, que el nivel del mar esté subiendo o el ritmo creciente al que lo hace?

-El aumento del nivel del mar es un fenómeno lento pero que perdurará mucho tiempo. Es preocupante por las regiones de costa que están a un nivel bajo respecto al mar y porque están muy pobladas. Además, en regiones del mundo muy urbanizadas el suelo está bajando, porque se está sustrayendo agua para los pozos. El suelo baja y el agua sube y hay zonas del mundo muy vulnerables. Los fenómenos extremos son cada vez más frecuentes y preocupantes para la población mundial.

Anny Cazenave (geofísica) colabora con John Church (oceanógrafo) y Jonathan Gregory (meteorólogo). ¿Es este trabajo interdisciplinar el modelo para enfrentarse al cambio climático y al ascenso del mar?

-El estudio es interdisciplinar porque hace intervenir la oceanografía, el uso de los satélites, la meteorología precisas y el estudio de la atmósfera. Para mí, esto es lo más interesante. En el transcurso de los últimos años hemos mejorado mucho la precisión de la señal que estamos midiendo teniendo en cuenta todas las fuentes de error de la medida que viene del satélite. Hoy en día, conseguimos medir de forma fiable el aumento, que es pequeño de 3 milímetros por año. Esto es muy importante, porque lo que queremos saber es cuánto va a incrementarse el mar en el futuro y para esto necesitamos modelos climáticos validados por las observaciones como base fundamental de actuación.

Con tantos datos contrastados, ¿es posible que siga habiendo quien niegue que los humanos son el factor clave en este cambio climático? ¿Por qué esta resistencia a aceptar la evidencia?

-En Europa hay cada vez menos personas escépticas. En Francia, por ejemplo, durante las últimas semanas ha habido varias manifestaciones por la lucha contra el cambio climático. En Europa la juventud, liderada por la joven Greta Thunberg, se moviliza. Es extraordinario. En Francia hay una parte importante de la población que piensa que el Gobierno no ha hecho lo suficiente para luchar contra el cambio climático. En Europa soy optimista. Otra cosa es EEUU, China o quizás, Brasil.

Protocolo de Río de Janeiro, acuerdo de París? Hace años, investigadores como Syukuro y Hansen predijeron que el aumento de la concentración de CO2 era el causante principal (junto al metano y otros) del cambio climático. ¿Por qué no les hicieron caso en los años 70/80?

-Tal vez porque parte de la población aún no sentía los efectos del cambio climático. Excepto en los últimos años, cuando han aumentado los elementos externos extremos como las inundaciones, los ciclones, los tornados? La gente pensaba que el cambio climático no iba con ellos. Es ahora cuando la ciudadanía empieza a concienciarse de que se tiene que hacer algo contra el cambio climático. Cuando la gente no se siente afectado personalmente no se hace nada; es lo mismo para los políticos.

Y aunque fueran eficaces estos protocolos, ¿qué podemos hacer los demás si el presidente de la mayor potencia y mayor productor de CO2, el señor Trump, se retira del acuerdo? ¿Y si China, India y Brasil lo ven como algo lejano?

-El Acuerdo de París dio muchas esperanzas para que todas las grandes naciones hicieran algo de forma conjunta en la lucha contra los efectos del cambio climático. Pero cuatro años más tarde, las emisiones de gases siguen. Nunca como en 2018 las emisiones de C02 habían sido tan altas; las medidas que se deberían tomar no se ejecutan. Es completamente necesario continuar haciendo presión a los gobiernos para usar cada vez menos las energías fósiles y desarrollar las alternativas, las verdes. Por el momento no se pasan a ellas, y como muestra, EEUU en 2018 fue el primer productor mundial de petróleo batiendo su propio récord.

Islas Maldivas, Bangladesh, costa mediterránea? ¿Hay conciencia real de los riesgos y catástrofes socioeconómicas a medio plazo por el cambio climático antrópico?

-Los gobiernos de las pequeñas islas del pacífico, las Caribatis o las Maldivas, que viven casi al mismo nivel del agua, están muy preocupados por el aumento del nivel del mar. Pero en otros países, incluso en Francia, la gente piensa que vamos a encontrar soluciones; es cierto que en los países desarrollados, como Holanda, una gran cantidad de tierra ya está por debajo del agua, pero se construyen diques y en esos países piensan que tendremos soluciones. En las grandes proyecciones que están haciendo los climatólogos, se ve que es posible que la mitad de la Camarga, en la zona de la Provenza, esté inundada en 2100. ¿Y qué se hace? No muchas cosas.

Si le invitaran a realizar en el verano de 2025 un crucero por el Ártico surcando el Polo Norte, me imagino que no se alegraría. ¿Daría su batalla contra el cambio climático por perdida? ¿Es posible, pero sobre todo probable, que suceda?

-En 2025 es probable que todos los hielos estén derretidos y que se podrá realizar ese crucero. Para mí es importante desde el punto científico ver cuáles son, científicamente, los efectos del cambio en esa zona. Además, no creo que la lucha contra el cambio climático esté vencida porque siempre hay investigaciones para hacer y siempre hay posibilidad para negocios en todos los ámbitos. La lucha contra el cambio climático no sólo consiste en hacer investigación, sino que la gente tome conciencie. Siempre habrá políticas que se deban implementar y realizar para que la gente, y nosotros como sociedad, contribuyamos a que el cambio climático no avance aún más. No es una cosa solo de los gobiernos, sino de la toda la sociedad.

Para evitar el aumento de CO2, limitar el cambio climático y reducir el ascenso de mar, ¿qué acciones proponen las ciencias medioambientales?

-La solución que preconiza y proponen las ciencias mediambientales es el uso de energías que sean renovables, por ejemplo la energía eólica, la solar. Aquí, en Francia, la energía nuclear, que si bien hay gente que está a favor o en contra, es una opción para evitar este aumento, pero todo depende también de las decisiones políticas. Personalmente pienso que mientras existan recursos como el petróleo y el gas, las multinacionales querrán ir a explotarlos al máximo, hasta que no quede nada disponible de estos recursos que por ser fósiles son limitados, finitos, estimándose que en 200 años se habrán agotado. Así que en lo que respecta al cambio climático el problema sigue avanzando porque hay recursos fósiles a los que no se quiere renunciar. Como estos recursos van a terminarse, lo que debe hacer la sociedad es buscar nuevos recursos antes de que se agoten estos que se van a terminar. Pero si bien los recursos fósiles van a acabar en cien, doscientos o trescientos años... Nosotros no podemos esperar a buscar soluciones dentro de tantos años, hay que hallarlas ahora. El problema del clima es que ahora mismo tenemos que tomar una decisión para los problemas que vendrán dentro de cien años. Si esperamos más tiempo, los efectos del cambio climático serán mucho más catastróficos de lo que esperamos. Y ya se sabe que lo urgente y lo necesario no son fáciles de casar.

¿Es posible que haya acuerdo entre los países desarrollados y los que están más atrasados?

-Es obvio que tiene que haber un acuerdo entre todos los países. Un ejemplo es el Tratado de París contra el cambio climático. Otra cosa es que lo ejecuten.

Está claro que nos salvamos todos o perecemos todos. ¿Se va hacia esa integración económico-ambiental? ¿O avanzamos demasiado lentos?

-En realidad, el hecho de que el cambio climático exista hace que las decisiones tengan que avanzar, porque los recursos se terminarán ahora. Se está dando un gran avance gracias a la presión social. En Europa, en los últimos años hay una gran conciencia social sobre el cambio climático y sus consecuencias. Y la presión social será la que haga que las decisiones socioeconómicas y mediambientales avancen más rápidamente.

Con tantas necesidades, ¿es posible que los dirigentes se olviden de resolver este problema que podría ser nuestro apocalipsis humano?

-En realidad, los dirigentes no se van a olvidar de este problema, porque las Naciones Unidas establecieron que para 2030 hay un acuerdo en el cual se tienen que abordar problemas como la desigualdad, las guerras, las injusticias, el hambre... Pero dentro de esos objetivos también entra cómo frenar el cambio climático. Está al mismo nivel que las otras preocupaciones.

Se dice que una pesimista es una optimista bien informada. ¿No es demasiado tarde?

-Soy optimista. Es muy importante la formación y la educación de la sociedad y de los políticos. No pienso que tengamos que vivir lejos del mar o ir a buscar otro planeta, como Marte o la Luna, donde no hay este aire o este agua. Todo pasa por la información, la formación y la comunicación. Los científicos observamos continuamente los cambios en el planeta y debemos de informar a la sociedad. Considero que la presión social hará que conservemos nuestro planeta.