donostia - ¿Por qué han decidido abrirse a las personas con depresión?

-La mayoría de las personas que acuden a nosotros presentan trastornos mentales severos, pero tras las jornadas sobre depresión que realizamos el otoño pasado venía cada vez más gente con trastorno depresivo y ansiedad. Socialmente quizás sean más conocidos y menos graves, pero cada vez se están diagnosticando más y eso es lo que nos ha animado a lanzarnos con esta campaña.

A pesar de ser la principal causa de discapacidad, mucha gente quizás no la tiene en cuenta.

-La depresión es la principal causa de discapacidad laboral en todo el mundo, por lo que tenemos que abordarla sí o sí. Es algo que no podemos dejar pasar.

¿A las personas con esta enfermedad les cuesta pedir ayuda?

-La gente cree que puede superarla sola. Normalmente cuesta identificar en uno mismo qué es un trastorno depresivo, y además, a nivel social, está infravalorado y no se comprende muy bien. Muchas veces es asociada a la desgana y a al poco interés en hacer cosas. Los familiares y amigos de una persona con depresión, en vez de orientarle en que busque ayuda profesional, le animan a que haga cosas cuando con eso lo que se hace es que se meta un poco más en el agujero. Estas personas no tienen capacidad para levantarse por sí mismas y por eso hacemos hincapié en que es necesaria la ayuda profesional.

Gracias a esa ayuda es posible convivir con la enfermedad.

-Sí. La depresión es un trastorno que te puede acompañar durante un tiempo muy largo de tu vida, pero hay esperanza para la recuperación. Las personas pasan del sometimiento inicial de abandono a la rabia por no poder superarla por ellas mismas hasta las responsabilidades que tiene uno consigo mismo y con los que están a su alrededor.

¿Cómo se consigue que acepten esa ayuda?

-La clave es ponerse en mano de los profesionales. Ellos tienen que ser los primeros en conocer la situación y el apoyo psicológico es fundamental. Esto es algo que se nos olvida. En muchas ocasiones, a alguien con depresión su médico de cabecera le receta algún medicamento que le permita ir mejorando los síntomas, pero eso no es suficiente para dar el paso a la superación definitiva. Esas personas tienen que ser conscientes de que necesitan una ayuda psicológica y que no pasa nada por pedirla. El principal miedo de una persona con síntomas siempre es reconocérselo a sus allegados, porque es algo que te puede incapacitar laboralmente.

Hablan de conseguir que el paciente tenga una relación afectiva conflictiva con su depresión.

-Eso es lo que le pasa a cualquier persona con depresión. Se siente incapaz para superar cosas sencillas como levantarse de la cama, que en otros momentos dan pie a una rabia por no poder hacerlas. Es una relación que la tiene sometida. La depresión es algo con lo que se debe vivir, pero enfrentándose a ella desde lo positivo y el reconocimiento propio.

¿Cuáles son las claves para descubrir que una persona tiene depresión?

-Una persona que está una semana sin dormir no tiene un trastorno depresivo. Estos síntomas tienen que darse varios a la vez y durante un periodo de tiempo largo, de cuatro meses o más. Una tristeza continua, dificultad para concentrarse, desesperanza, pérdida de interés... Los síntomas físicos son los más evidentes y cuando aparecen, es el momento de pensar que se necesita ayuda. Seguramente los que están a su lado los verán antes. Aún así, a veces, como en los casos que solemos tener de madres que padecen depresión postparto, la sociedad no puede entender que nada más ser madres no estén felices, y eso también es un problema.

¿Hay un estigma de la sociedad en torno a ella?

-Al final los datos son muy evidentes: el porcentaje de población que sufre depresión, que sea la principal causa de incapacidad, el número de suicidios que se producen en Euskadi... no podemos obviar que están ahí. El suicidio es uno de los síntomas de una sociedad que tiene la depresión cada vez más encima. Queremos dar a conocer la enfermedad, destigmatizarla y desmitificarla.