Bilbao - “A principios del siglo XX la esperanza de vida en España era de 35 años y a finales siglo pasado se situaba ya en los 84 años. Hemos ganado seis meses de esperanza de vida por año; es un logro fenomenal de la mejora de las condiciones de vida, pero también trae importantes retos”, subraya Javier Yanguas, mientras recuerda que Euskadi se sitúa en la tercera zona del mundo con una población más envejecida. “En 2040 pasaremos a ocupar el primer lugar”, sostiene Javier Yanguas, doctor en Psicología Biológica y de la Salud.

Experto en Métodos Avanzados de Estadística Aplica, este donostiarra es director científico del programa mayores de la Fundación La Caixa y vicepresidente de Ciencias Sociales y del Comportamiento (sección española) de la International Association of Gerontology & Geriatrics (IAGG-EU). Precisamente, como miembro de esta entidad europea participó ayer en la conferencia-debate que, organizada por el Grupo Vasco del Club de Roma, tuvo lugar en la Sociedad Bilbaina bajo el título La Vejez en la Nueva Civilización.

Envejecer va unido a la dependencia. En 2030 el 25% de la población vasca tendrá más de 65 años. ¿A qué desafíos nos enfrentamos?

-El reto fundamental para Euskadi será hacer de los cuidados un eje tractor de la sociedad. Euskadi se tiene que posicionar sobre esto. El envejecimiento trae importantes desafíos, pero también muchas oportunidades de desarrollo, de generación de empleo y de riqueza para el país.

Cada vez hay más personas centenarias, pero se trata de añadir años a la vida, no solo vida a los años, ¿no? -Todos deseamos vivir más, aunque pienso que hay que llegar a un equilibrio entre la longitud de la vida y la calidad de la misma; es importante que vayan de la mano. En este momento, esto no está tan claro. Debemos de llegar a un entente tanto por el dinero que cuesta como porque se trata de añadir vida y aprovechar el tiempo que tenemos.

Con las expectativas actuales, ¿la sociedad vasca está preparada para una sociedad de viejos?

-Tenemos que prepararnos más y mejor. Se han dado pasos, pero hay que mirar el envejecimiento desde una perspectiva distinta. Es un problema complejo como lo es el cambio climático. Además, el envejecimiento no solo tiene que ver con el número de mayores, sino también con la relación con personas de otras edades, con políticas más transversales. Nos falta concienciarnos sobre esa nueva gobernanza que tiene que ver con cómo hacer frente a los problemas complejos. Falta eso y medios.

¿Habrá medios para afrontar ese envejecimiento?

-No hay más alternativa que invertir, no podemos elegir. De lo que hay que hablar es del cómo, cuándo, cuánto; el reto es ineludible. Actualmente, en Euskadi ya hay más mayores de 65 años que menores de 19 años. Y ese 25% que habrá en 2030 tendrá su traducción en porcentaje de votos. Ahí está el Brexit. Muchos de los mayores que votaron a favor no lo van a padecer mientras que los jóvenes que se posicionaron en contra lo tendrán que vivir.

Las ciudades también tendrán que cambiar. Habrá que destinar más recursos para su accesibilidad

-El destinar recursos también son oportunidades de I+D, de empleo. Se mira el envejecimiento solo desde la perspectiva del gasto, de lo que se tendrá que invertir. Pero hay que mirarlo desde el progreso, convertirlo en una oportunidad de desarrollo. Habrá que replantearse otras situaciones como destinar el dinero de nuestro patrimonio a nuestro cuidado; tal vez no podremos hacerlo funcionar como una herencia para las siguientes generaciones. Hay que llegar a un pacto social.

Está claro la implicación de las instituciones públicas, pero las privadas, ¿lo están haciendo?

-La iniciativa privada se tiene que mojar más. Cuando hablo de pacto, me refiero a la necesidad de buscarlo entre todos los agentes: ciudadanía, instituciones públicas, privadas, departamentos, empresas... De eso es sobre lo que tenemos que debatir. Esto implica abandonar viejas maneras de entender el papel de cada uno y de mirar las cosas de otra manera, más en términos de cooperación. El cambio también está en el modo de pensar y concebir las cosas.

¿Estamos dispuestos a acoger a los inmigrantes para que hagan lo que nosotros no podremos?

-¿Vamos a poder no recibir a los inmigrantes? ¡Claro que tenemos que acoger bien a los inmigrantes! Además, no tendremos otro remedio. Los tenemos que acoger bien. La expectativa de envejecer es muy mala, porque si no te cuidan te mueres en el camino. Además, los vascos hemos sido emigrantes durante mucho tiempo. El envejecimiento conlleva una transformación social muy importante.

En Suecia se han planteado nuevas medidas para las parejas. ¿Cómo aumentar aquí la natalidad?

-Con políticas natalistas. Y eso significa ayudas. Estas políticas son a largo plazo. A la gente joven habrá que decirle que les ofrecerán más posibilidades si desean tener más hijos. ¿Eso cómo se hace? Dándoles trabajos dignos, viviendas para desarrollar su vida. El nuevo pacto quiere decir que necesitamos que la gente joven no tenga unos sueldos tan precarios como en la actualidad, que necesitan no estar todo el santo día trabajando porque el espacio profesional ha invadido el ámbito de lo personal, que tengan una vivienda asequible que puedan pagar... Estamos hablando de todo esto.