donostia - Una curiosidad. ¿Qué hay que estudiar para convertirse en meteorólogo?
-Cualquier cosa, preferentemente física, pero hay meteorólogos que son matemáticos, ingenieros en cualquier versión, geógrafos o programadores. Hay una variedad amplísima. En mi caso soy ingeniero agrónomo.
¿Un meteorólogo nace o se hace?
-Se hace, pero, si además nace con ese querer saber, es infinitamente mejor.
¿Qué le llevó a convertirse en un experto en el tiempo?
-De toda la vida me ha gustado lo que antiguamente se llamaba el parte. Me quedaba ahí tonto mirándolo. Estudié una carrera que está relacionada con el clima y la meteorología, porque la agricultura y la ganadería están muy influenciadas por esto. Trabajé en una estación de esquí mientras estudiaba y todo lo que aprendía en la carrera tenía su reflejo allí mismo. Todo eso estaba muy relacionado con temas de meteorología, con lo cual siempre estaba mirando el tiempo, haciendo la predicción de lo que iba a pasar al día siguiente, si iba a nevar o no, si iba a arrastrar la nieve o si no. Entonces, salió una beca del Gobierno Vasco para ir montando todo este proyecto, es una cosa que me encantaba. Tuve una suerte inmensa, porque fui por ese camino y salió lo que más me gustaba.
¿Cuál es el evento meteorológico que más le ha impresionado?
-Posiblemente sea el del tornado de julio de 2018 en la sierra de Entzia, en Araba. Ver sus destrozos fue impresionante: hayas de mucho peso movidas de sitio, arrancadas y partidas como si fueran palillos. Piensas, ¿qué fuerza ha tenido que pasar por aquí para hacer eso? ¿Qué tiene que pasar para que un árbol de 60 centímetros se parta y astille como si fuera un palillo? Me impresionó ver tantas hectáreas destrozadas.
¿Qué fenómeno no ha presenciado nunca y le gustaría ver?
-Casi todos los fenómenos, incluso los extremos, son muy bonitos de ver. El problema que tenemos los que trabajamos en meteorología, especialmente en atención de emergencias, es que vemos también el sufrimiento que producen los fenómenos extremos, sabes lo que hay detrás, los lloros, la impotencia, el miedo. Y todo eso te tira para atrás. Pero ver una tormenta con unos rayos, una granizada potente, un tornado, una manga marina, un oleaje bestial, un temporal de viento que mueve los árboles como si fueran paja tiene su impacto visual claramente, pero las consecuencias tienen mayor peso, sabes lo que está pasando detrás.
Un meteorólogo, ¿va siempre con un termómetro en el bolsillo?
-En el bolsillo no, pero lo tengo en el coche. Tenemos tanta información con el teléfono hoy en día que sé exactamente lo que están midiendo todas las estaciones y el radar. Lo más importante no es eso, es ir con ojos de preguntarte siempre, ¿por qué está pasando esto? Intentar responder a esa pregunta para comprender mejor lo que está ocurriendo.
¿Cuánto le fastidia la frase de “fallas más que el hombre del tiempo”?
-Antes era muy típica, sé que la mayor parte de las veces es una frase hecha o una broma. Soy bastante viejo como para molestarme por esas cosas.
¿Cree que ese refrán ha pasado a mejor vida?
-Creo que sí, oigo más veces hoy en día “a ver si cambiáis este tiempo”, que menos mal que es imposible, que esa otra frase.