málaga - Las tareas de rescate del niño de 2 años que el domingo cayó a un pozo de 107 metros de profundidad en la localidad malagueña de Totalán continuarán con el entubado del sondeo, de 25 centímetros de ancho y en el que ya se ha llegado a una profundidad de 73 metros sin haber dado aún con el pequeño.
Con el entubado se trata de evitar desprendimientos, al tiempo que se realiza una prospección paralela, en unos trabajos que proseguirán de noche y en los que se relevan los equipos de rescate.
Según explicó a los periodistas Bernardo Moltó, portavoz de la Guardia Civil, también se va a trabajar en otras alternativas como una excavación a cielo abierto al otro lado de la montaña o la extracción de la tierra con otro sistema.
Estas labores se van a llevar a cabo “conforme vayan llegando los medios necesarios” , indicó Moltó, quien añadió que se está a la espera de la llegada de unos topógrafos para que digan el tipo de terreno que hay en la zona.
Ayer por la tarde se encontró una bolsa de chucherías y un vaso de plástico en el pozo y se está extrayendo lentamente material del agujero con una piqueta y la ayuda de una cámara.
Varias empresas de Andalucía y Cataluña se han ofrecido para colaborar en las tareas de rescate y algunas han adaptado instrumentos para emplearlos en estas labores, como un robot que habitualmente se emplea para inspeccionar tuberías y redes de saneamiento.
el estado del niño El responsable de la unidad especial de emergencia y respuesta inmediata de la Comunidad de Madrid, ERICAM, Aitor Soler, con experiencia en rescates en cuevas y terremotos, explicó que la prioridad es conocer el estado en que se encuentra el niño a través de una cámara.
“Lo primero es ver a qué profundidad se encuentra y luego comprobar si está vivo o no”, indicó Soler, quien precisó que la cámara permite conocer la temperatura y el movimiento, además de la conexión inmediata del niño con el exterior.
El presidente de la Diputación de Málaga, Elías Bendodo, garantizó que los equipos de rescate no “van a parar hasta encontrar al pequeño” y confió en que lo puedan hallar “con vida”.
El padre, José Rocío, feriante ahora desempleado, y la madre, Victoria María García, trabajadora de una cadena de hamburgueserías, son vecinos de la popular barriada de El Palo y el domingo optaron por pasar el día en la finca de unos amigos del barrio, situada en la vecina localidad de Totalán, en una zona de montaña de olivos y almendros.
Los padres de Julen vivieron hace algo menos de dos años otra tragedia similar. Según relatan los vecinos de la barriada de El Palo, donde residen, en la primavera de 2017 falleció su otro hijo, Óliver, cuando apenas tenía tres años. Ocurrió mientras paseaba por la playa de la barriada junto a sus padres y “de muerte súbita”, según explicaron diferentes personas del barrio, ubicado al este de Málaga y al pie de la sierra donde se encuentra el municipio malagueño de Totalán. Si Julen no es rescatado con vida, habrán perdido a todos sus descendientes.
La familia informó el domingo a las 14.00 horas a los servicios de emergencia de que el niño había caído en el pozo, un orificio de prospección para buscar agua, por lo que se activó un dispositivo de rescate que se mantuvo hasta la noche y en el que participan un centenar de efectivos.
un niño enamorado de su triciclo Muy activo, un enamorado de su triciclo -que sigue aparcado ante la casa familiar- y de los balones. Los vecinos de las viviendas de la zona conocida como “Las Protegidas”, en la popular barriada de El Palo, en la capital malagueña, así hablan del pequeño Julen, con cariño porque lo veían con frecuencia jugar por el pasaje peatonal que discurre entre pequeñas casas donde viven varios familiares.
Es un núcleo poblacional muy próximo al mar donde son devotos de la Virgen del Carmen, a la que sus habitantes van a orar esta tarde porque todo salga bien en las tareas de localización y rescate; por segundo día se afanan en ello un centenar de efectivos como Guardia Civil, bomberos u operarios de empresas especializadas.
Un familiar del pequeño es optimista porque los equipos de rescate “hacen todo lo que pueden” y así lo cuentó a un grupo de vecinas que está “muy pendiente” de las novedades sobre “el chiquillo”, a unos metros de su bici de tres ruedas con la que suele disfrutar. Julen es muy querido en su pueblo, al igual que lo era su hermano Oliver. - Efe
Un pozo paralelo. La primera opción de rescate es realizar un pozo paralelo, de la misma profundidad y un metro y medio de ancho, según explicó uno de los expertos, aunque para ello deben primero entubar el existente para impedir su derrumbe.
Excavación de la ladera. La segunda supone la excavación a cielo abierto de la ladera hasta llegar al lugar donde se cree que está el menor.
Extraer la tierra encontrada. La tercera es utilizar una maquinaria potente que permita extraer la tierra que se ha encontrado en la cavidad a 73 metros de profundidad.