Madrid - El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, confirmó ayer el giro del Gobierno en materia de inmigración tras los últimos asaltos a la valla de Ceuta y justificó la devolución a Marruecos de los 116 migrantes afirmando que esta acción “mandó un mensaje claro” a las “organizaciones criminales que trafican con personas”.

“El mensaje es que la inmigración ordenada, segura y legal es posible y deseable, pero no la ilegal y violenta”, destacó, para después reivindicar la “seguridad y protección” de las fronteras con Marruecos. “Seguridad sí, pero sobre todo humanidad, pero humanidad no es igual a permisividad”, agregó el responsable de Interior. Grande-Marlaska acudió a la Cámara Baja a petición propia tras la “reactivación” del Acuerdo de Readmisión firmado en 1992 entre España y Marruecos, en virtud del cual los 116 migrantes subsaharianos que recientemente saltaron la valla fronteriza de Ceuta fueron devueltos al país magrebí apenas 24 horas más tarde. El convenio permite entregar a Rabat a quienes accedieron de manera irregular desde allí, independientemente de su país de origen. La aplicación de este acuerdo, según explicó el ministro, se debe a que “no vamos a permitir la inmigración violenta que atenta contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”, resaltó.

Grande-Marlaska destacó que la reactivación del acuerdo por parte de Marruecos “por lo general, no ha sido aceptada”, solamente “en casos específicos”. Durante su intervención, indicó que “no ha habido ningún pago” al país alauí a cambio de readmitir a este centenar de personas. “Marruecos es un país muy serio”, contestó ante las quejas de algunos grupos parlamentarios, como Unidos Podemos, cuya portavoz adjunta, Ione Belarra, acusó al Ejecutivo de “vulnerar de manera flagrante” la legislación internacional sobre derechos humanos. “Recuerda a las peores prácticas del PP, nos asombra y alarma”, remarcó la diputada. También el diputado de ERC Gabriel Rufián cuestionó al ministro “qué ha cambiado” para que el PSOE “pase de ser un Gobierno decente a ser una marca blanca del PP y Ciudadanos”. En el PNV, señaló Mikel Legarda, apuestan por una inmigración “reglada, responsable, ordenada y respetuosa de los derechos humanos” y “alejada de los discursos simples y alarmistas que la usan como arma arrojadiza”

Justificación de las devoluciones Para justificar las devoluciones, Grande-Marlaska insistió en las condiciones de “absoluta violencia” del “asalto” a la valla de Ceuta tanto el pasado 26 de julio por parte de 602 migrantes, así como el pasado 22 de agosto por parte de más de cien personas. “La humanidad y la solidaridad no pueden convenir con las entradas violentas”, manifestó, para después pedir que “no se caiga en justificaciones” porque “la mayoría” de las personas que acceden “son pacíficas”. “No vamos a beneficiar al que es violento, sino al que no lo es”, argumentó. Asimismo, apuntó que el perfil de las personas que “atacan” la valla responde a personas violentas. “Son hombres, como siempre somos los violentos, parece que está en el ADN”, agregó, recalcando que no suelen ser mujeres y que los que son menores se quedan en el Estado. “No puedo dudar de la asistencia letrada y de los traductores. Estoy convencido de que son profesionales”, dijo, en respuesta a los grupos de la oposición Unidos Podemos, ERC y el PNV, que cuestionó la celeridad con la que se llevó a cabo la identificación y le preguntaron si se realizó “con todas las garantías”. - E. Press