El nuevo curso escolar comienza en dos semanas y ningún docente quiere dirigir la mitad de los colegios e institutos públicos. La falta de candidaturas voluntarias obliga a la Inspección Educativa a nombrar a dedo a un director para ese centro aunque el profesor no quiera. A pesar de que la situación ha mejorado respecto a 2009, año en el que solo había un 30,2% de direcciones voluntarias, impulsar el liderazgo de los equipos directivos sigue siendo una tarea pendiente en la escuela vasca. El Consejo Escolar de Euskadi advierte en su informe La Educación escolar de Euskadi 2015-2017 que la falta de direcciones estables es precisamente “el punto más negativo” de la realidad del sistema porque una buena dirección es fundamental para el éxito escolar y afecta en torno al 15% de la varianza en los resultados.
“No se entiende que sigan existiendo muchos centros públicos con direcciones precarias por su discontinuidad o por su carácter voluntarista”, alerta el máximo órgano de representación de la comunidad educativa de Euskadi. Entre otras medidas, el Consejo propone dar pasos hacia la creación de un centro vasco de liderazgo educativo y “reconocer la capacidad del conjunto de directores y directoras a ser consultados por la Administración Educativa sobre las medidas que pretende implantar y ser escuchadas sus propuestas y demandas”. A ello contribuiría, sin duda, la modificación de la normativa que rige el Consejo para que las direcciones puedan tomar parte de las deliberaciones de este órgano consultivo del Gobierno vasco. Y es que aunque sea extraño, las direcciones no tienen silla en el Consejo Escolar de Euskadi. El órgano que preside Nélida Zaitegi llama al Departamento de Educación a mejorar las condiciones del cargo a través de “incentivos económicos y de otro tipo”. Sin embargo, la escasez de direcciones voluntarias demuestra que el dinero solo no es el motivo de que los profesores rehuyan la idea de dirigir su centro. Para fomentar las candidaturas, el Gobierno vasco subió en 2009 los pluses económicos hasta los 6.600 euros anuales en educación Primaria y los 7.800 euros en los institutos de Secundaria. Esta medida fue muy eficaz para mejorar el atractivo del cargo durante los primeros años pero la situación se ha vuelto a estancar en la línea del 50% de las direcciones. Es más, el curso 2017-2018 solo el 28,2% de las direcciones fueron voluntarias. Pero este bajón se debe a que el curso anterior no se realizó el proceso de selección.
Las direcciones con proyecto que finalizan su mandato de 4 o de 8 años en 2016-2017 y podían renovar por un periodo de cuatro años, no pudieron hacerlo. Únicamente continuaron con proyecto las direcciones que no habían terminado su ciclo de 4 o de 8 años.
Estancamiento Pero hasta este curso se ha vivido un incremento sostenido, del 30,2% en 2009 al 49,42% el curso 2016-2017. Es de suponer que el nuevo curso dé la vuelta a la situación si el Departamento de Educación decide abrir una nueva convocatoria de selección. Hasta ahora, excepto quienes tenían una experiencia de dos años en el cargo, las personas seleccionadas para la dirección debían superar un programa de formación inicial organizado en el Berritzegune Nagusia. El nuevo Decreto del Gabinete que dirige Cristina Uriarte exigirá a partir de 2019 que la persona candidata tenga una certificación acreditativa de la formación previa.
El curso básico es de una semana (30 horas presenciales y 10 horas para la elaboración del Proyecto de dirección). El curso toca aspectos claves de la dirección como las metas, organización y funcionamiento del centro, impulso a la evaluación y gestión del cambio o liderazgo pedagógico. En el curso 2016-2017, un total de 319 tomaron parte en esta formación inicial, 85 acudieron al curso dirigido a cuidar la salud del equipo directivo y 329 al Desing Thinking para el equipo directivo. La evaluación de los participantes en todas estas actividades fue “altamente positiva”, aunque el Consejo Escolar considera que sería útil evaluar su impacto para ver su fruto en el día a día de los centros.
En términos generales, el Consejo Escolar también valora positivamente tanto el proceso de selección de las direcciones como la propia evaluación de los docentes. El último curso, el 95,09% de las direcciones con proyectos de 4 años recibieron el Apto de la Inspección educativa. Pero en realidad todas las direcciones aprobaron porque el 4,91% de las evaluaciones negativas se corresponde a direcciones que se han jubilado o que han renunciado al cargo por razones de salud. No obstante, para este órgano consultivo la prioridad del sistema es crear una “masa crítica” de docentes preparados y dispuestos para dirigir un centro, entre quienes demuestran su competencia y liderazgo en el claustro, los departamentos o en los proyectos.