En torno a 25 personas migrantes en tránsito han dormido en las calles de Irun pese a que el Ayuntamiento incorporó 60 camas para el fin de semana en el Gazteleku de Martindozenea, que opera como albergue de acogida provisional.

Desde SOS Racismo, pese a reconocer que las instituciones están llevando a cabo un esfuerzo para dar respuesta a las necesidades de estas personas, se critica cierta falta de cintura por su parte. Y es que, señalaron, “aunque haya camas libres (ayer en torno a 35) hay gente que tiene que dormir en la calle porque han superado el tope de tres días”, límite establecido para pernoctar en este tipo de dotaciones. Superado este plazo, los usuarios no pueden regresar a a la instalación.

Por ello SOS Racismo, antes de conocer la decisión de la mesa interinstitucional (integrada por Gobierno Vasco, Diputaciones y ayuntamientos de las tres capitales de la CAV más el de Irun) que se reunirá estos días, ha reclamado que se aumente el número de plazas disponibles y que en la medida de o posible, se flexibilicen las condiciones que provocan una situación que definieron como “perversa y surrealista”, con camas libres en el albergue y gente durmiendo en las calles.

La situación podría empeorar en las próximas horas si e albergue provisional deja de funcionar y, aunque SOS Racismo mantiene contacto con el Consistorio de Irun, ayer no conocía lo que iba a suceder en las próximas horas. de ahí que solicitaran al Ayuntamiento y la Mesa Interinstitucional que adopten cuantas medidas sean necesarias para “garantizar” las camas suficientes.

Para hacer visible esta situación, el colecto Erletxea, red de apoyo creada en Irun con el objeto de atender a las personas migrantes que se hallan en tránsito por la ciudad, convocó ayer una concentración-comida, con los bocadillos que reparte Cruz Roja, a las 13.00 horas frente al Ayuntamiento.

La situación de las personas migrantes adquiere mayor complejidad cada día, porque a las que le hallan en tránsito en su paso a Francia se suman las que vuelven del país galo. SOS Racismo no dispone todavía de cifras concretas sobre el número de migrantes que han sido devueltos aunque les consta que “se está haciendo”.

“Nos hallamos ante una situación surrealista con personas que tratan de llegar a Francia y otras que vuelven”, explican desde SOS Racismo, organización a la que le consta que la policía francesa está llevando a cabo “un intenso trabajo de control, expulsando a quienes tratan de seguir camino”.

MEDIDAS URGENTES Pero, aunque confían que el problema del límite de noches y de oferta de camas se soluciones a lo largo de las próximas jornadas, la realidad es que en las calles de Irun a diario se ven muchas personas que no tienen no tan siquiera dónde dormir, y la “población flotante” va en aumento,

Tras miles de kilómetros de viajes, las personas que estos días están en Irun han llegado de distintos países, como Guinea Conakry, Somalia o Senegal, y necesitan descansar antes de seguir su camino.

La Red de Apoyo, mientras tanto, “está tratando de cubrir de forma precaria las necesidades” que, de momento, las instituciones “no asumen”.

Pese a todo “reconoce” el esfuerzo que están realizando las mismas, pese a ser “insuficiente”, de ahí que los integrantes de la citada red, “a título personal”, seguirán “exigiendo una cogida digna e integral a personas que afrontan situaciones muy peligrosas generadas, en gran medida, por políticas institucionales que no les permiten viajar de manera segura y regular”.

“No sabemos que va a pasar de inmediato, porque la situación se ha dificultado las últimas horas”, añaden desde SOS racismo que ayer reunió en torno a medio centenar de personas, entre los migrantes de en tránsito y los integrantes de la Red de Apoyo, para evidenciar que la situación que se vive en Irun requiere una solución de urgencia, ya que la dotación de Martindozenea es de carácter provisional y cerrará sus puertas en las próximas horas.

Las cifras lo evidencian. Según datos de Cruz Roja desde junio han llegado a Euskadi 1.200 migrantes. Solo el jueves de la semana pasada arribaron 200, de los cuales 52 fueron trasladados a Irun. En Martindozenea, además de una cama, se les ofrece comida y servicio médico.

La ciudad de Irun ha sido testigo estos días de la desesperación de unas personas que trataban de llegar a Francia cueste lo que cueste, intentando valerse de un taxi o de sus propias piernas y llegando a ser víctimas de redes de tráfico de migrantes que operan en la zona.