Donostia- Algunas sociedades gastronómicas de la Parte Vieja donostiarra han mostrado su preocupación al detectar que varios turoperadores ofrecen a los turistas la posibilidad de disfrutar de una comida o cena en uno de sus locales como una experiencia turística más de la ciudad. Este servicio, que se cobra a precios desorbitados, que van desde los 115 hasta los 500 euros, atenta a la esencia y naturaleza de las sociedades, que son entidades sin ánimo de lucro, con las consecuencias legales y fiscales que podría acarrearles. A esta preocupación se extiende a que se trata de un servicio que compite con el gremio de hostelería.

Con solo realizar una búsqueda en Internet es posible dar con decenas de portales que ofrecen la posibilidad de visitar una sociedad gastronómica tras un recorrido previo por el mercado de La Bretxa. En Eatwith, por 114 euros se puede degustar “un menú típicamente vasco en una sociedad tradicional”;por un poquito más, 130 euros, se puede comer en uno de estos locales acompañado de una guía bilingüe gracias a Mimo Food;165 euros es lo que cuesta conocer un txoko durante tres horas en Discover San Sebastián;una cifra que en Lonely Planet asciende hasta los 480 por una experiencia que llega hasta las siete horas. La característica común a todos ellos es que en ninguna de las ofertas figura el nombre de la sociedad en la que se degustará el menú.

Ante esta realidad, numerosas sociedades gastronómicas donostiarras han transmitido su preocupación a sus socios, informándoles de que ofrecer servicio puede acarrear serios problemas. “En primer lugar, rompe con la esencia de la sociedad y su normativa. Estas no tienen ánimo de lucro, por lo que no podemos hacer un negocio con ellas. Y en segundo lugar, crea una competencia desleal con los bares y restaurantes de la zona, añadiendo un nuevo motivo para que estén en nuestra contra”, afirma a este periódico el presidente de una sociedad de la Parte Vieja, que rechaza totalmente este tipo de negocio pero que ha sido tocado por uno de estos turoperadores para abrir sus puertas a los turistas.

“Si alguna persona trae a algún familiar o amigo, se le invita o paga lo que consume. Nada más”, recuerda este presidente, al tiempo que añade que cobrar a un visitante sin dar una factura es ilegal. “Eso nos generaría problemas fiscales”, avisa.

Algunas turoperadoras, incluso, han propuesto a las sociedades poner en marcha servicios añadidos, como ofrecer cursos de cocina en los que se preparará el menú a degustar, sugiriendo que de existir mayor flexibilidad con las normas internas la “oferta puede ser mayor”.

menú y ruta de 165 eurosPero, ¿en qué consiste una experiencia de sociedad gastronómica? Este periódico se ha puesto en contacto con varias empresas turísticas que ofertan este servicio para conocerlo.

A través de Donostyle, que ofrece actividades típicas de Gipuzkoa como ir de pintxos, visitar una bodega o descubrir los pueblos costeros del territorio, se puede conocer el origen y evolución de las sociedades gastronómicas mientras un cocinero prepara un menú en los fogones del local, cuya localización permanece en secreto hasta el último minuto. La guía siempre queda con el visitante en el Kursaal y es ella la que lleva a los clientes hasta la sociedad.

El menú, preferiblemente para cenas, está compuesto por cogollos con anchoas, bacalao al pil-pil, chuleta, salmón y goxua. Todo ello por 130 euros. “Es una barbaridad”, afirma el presidente de la asociación al ser preguntado por el precio.

La cena, aseguran desde el turoperador, “se lleva a cabo junto al guía, el cocinero y quizás uno o dos socios que también van a cenar”. El servicio que se ofrece principalmente es cena entre semana, ya que se entiende que el fin de semana el problema de espacio es mayor. “Es mejor ir a cenar”, explican, añadiendo que el pago de la cena debe hacerse por adelantado a la reserva.

En Discover San Sebastián, sin embargo, la fecha de la reserva debe tener el visto bueno de los integrantes de la sociedad. “Damos el servicio para dos personas y preferiblemente en las comidas, ya que así antes se puede ir al mercado de La Bretxa con una pequeña explicación”, indican.

Esta ruta más la posterior comida tiene un precio de 165 euros por persona. “Que se tenga que hacer la comida para tan pocas personas hace que el coste sea mayor”, aseguran, afirmando que durante el servicio la sociedad “suele estar libre”.

Visitando otros portales web se pueden descubrir servicios enfocados para el visitante extranjero, con guías en inglés en recorridos que superan las cinco horas de duración y cuyos precios superan los 400 euros.