¿Va a aumentar el número de migrantes en tránsito?

-Es un pronóstico difícil de hacer. Todo apunta a que se va a mantener un flujo intenso desde el sur, al menos durante unos meses, y esas personas son las que pasan por Irun.

¿Cómo cruzan la frontera?

-Sorteando el control fronterizo. Se trata de cruzar el puente de Santiago. Cada uno tiene su estrategia.

¿Las instituciones apelan a la discreción para “evitar comentarios y noticias sensacionalistas”. ¿Informar sobre el deambular de estas personas es alarmista?

-Las instituciones son conocedoras, al igual que la ciudadanía, de un hecho que no se estaba dando durante los meses anteriores. Es necesario contextualizar por qué está ocurriendo, y en ese intento, hay aspectos muy importantes que conviene trasladar a la ciudadanía.

¿Por ejemplo?

-Que este flujo se ha dado siempre. Llevamos años con la migración que viene de la frontera sur y que se dirige al norte de Europa. La diferencia ahora es de escala. Es decir, nos estamos encontrando más llegadas de las habituales, lo que provoca el colapso de la primera asistencia en la parte sur de la península. Esa situación tiene un efecto directo: que dejen esos lugares y vengan al paso fronterizo. Así, nos encontramos, por ejemplo, con decenas de migrantes que llegan a Donostia o Bilbao en autobús.

¿Por qué ha crecido el número?

-Los flujos migratorios deben analizarse desde una óptica amplia. Si la llegada a Italia se dificulta y la frontera de Grecia con Turquía está cortada, surge de todo ello un sistema de vasos comunicantes que convierte el sur de España en un paso cada vez más habitual.

Ante esta situación, ¿se cuenta con los recursos suficientes?

-El primer análisis a hacer es si este aumento era o no previsible. Que iba a haber un aumento por la frontera sur era previsible, aunque es verdad que se trata de un flujo cambiante. El año 2010 fue el que registró menos entradas. A partir de ahí el número fue ascendiendo y los datos de 2016 y 2017 ya apuntaban que el paso del Estrecho estaba siendo cada vez más utilizado. Las instituciones tenían que haber previsto que iba a haber un aumento de llegadas.

¿Pero cómo se articula una atención ordenada a personas con unas vidas en las que reina el caos?

-Las características del colectivo a atender son muy especiales, y no encajan con el diseño de la prestación de los recursos sociales que puede ofrecer hoy en día cualquiera de las administraciones. No encajan en la cartera de servicios sociales, que es la herramienta que ordena a cada Administración qué recursos debe ofrecer. Todo ello obliga a articular mecanismos con cierta urgencia e improvisación. Ahora bien, tampoco debe ser un impedimento para ofrecer una determinada atención. Por encima de diseños o carteras sociales está la realidad. Es sencillo atender a personas que piden un alojamiento donde descansar, un enchufe y zona wifi.

¿El wifi tiene tanta importancia como la manutención?

-De hecho, lo primero que piden es un enchufe para cargar el móvil y wifi para comunicarse con sus familiares. Para ellos es fundamental, como lo sería para nosotros cuando emprendemos viajes de miles de kilómetros.

¿Qué escenario plantea a futuro?

-El flujo de la zona sur hacia el norte se va a mantener, quizá no en la escala actual, pero va a continuar. Si hacemos ese ejercicio de realismo, hace falta crear todos los recursos necesarios que sean permanentes y atiendan esa demanda. El Gobierno Vasco, si bien en un primer momento ha adoptado medidas de urgencia, debería tener en cuenta que no se trata de un problema coyuntural.

¿Hay dotación presupuestaria?

-El problema actual es que los recursos durarán hasta que se agote el presupuesto, pero ese es un criterio que ya no es válido. Puede servir para frenar el choque, pero se deben adoptar medidas permanentes.

¿Crear los nuevos albergues en Euskadi aviva el efecto llamada?

-Teniendo en cuenta el trayecto migratorio que siguen estas personas, hablar de efecto llamada no tiene sentido. La prueba más evidente es que la inmensa mayoría de estas personas está de paso. Por el hecho de que se les atienda no se van a quedar aquí. Es una cuestión básica de derecho humanitario.

¿Pablo Casado y Albert Rivera se han propuesto imitar el alarmismo xenófobo de Salvini?

-No diría tanto. De las declaraciones de Casado, el nuevo presidente del Partido Popular, sí critico vehementemente que diga que hay millones de personas del continente africano queriendo llegar a España. No se puede hablar en esos términos. Hablar de estas cifras es irresponsable. Vivimos en un nuevo clima de noticias falsas. Creamos realidades virtuales con una alegría tremenda, y observar que un político maneja el dato de millones de personas nos parece hasta normal.

En concreto, ha hablado de un millón de inmigrantes esperando en la costa de Libia y 50 millones de africanos recabando dinero...

-Un político no puede manifestarse en esos términos. El presidente del principal partido político de la oposición no puede generar semejante alarmismo. Dicho esto, tampoco estoy de acuerdo con quienes están comparando el discurso de Casado con el de Le Pen. Hay matices. Casado no está empleando el mismo discurso, puesto que Marine Le Pen habla de desmantelar Schengen, de salir de la UE y de personas que son inintregables.

Los desembarcos de pateras y los saltos de las vallas en Ceuta y Melilla son espectaculares, ¿pero la mayor parte de inmigrantes no entran a través de aeropuertos con el pasaporte en regla?

-Es evidente. El salto a la valla no es ni mucho menos la representación de la llegada extranjera a este país. La inmensa mayoría lo hace en avión. Ahora que vamos saliendo de la crisis es cuando la población extranjera comienza a generar entradas que suponen un saldo migratorio mayor que las salidas. Pero hemos estado durante varios años con saldo negativo.

Maroto defiende ahora el discurso “valiente” de Casado frente al “buenismo de Marlaska”. ¿En qué contexto sitúa el discurso del PP?

-Se manejan dos planos, el del discurso y el de la oportunidad política. Si me apuras, es casi lo que toca. El PP es ahora un partido en la oposición y solo por un mero cálculo político tiene que articular un discurso duro en materia de inmigración. Esas declaraciones pueden tener todavía más recorrido, porque aún no le hemos oído a Casado criticar que la política de Pedro Sánchez está provocando un efecto llamado. Es algo que soltará cualquier día de estos.

Diferentes estudios demuestran que los inmigrantes aportan a las arcas públicas más de lo que reciben. ¿Los datos no calan?

-Estos informes revelan la gran contradicción en la que nos movemos. Por un lado, no tenemos relevo generacional, con el consiguiente envejecimiento de la población. Eso refleja una realidad: la necesidad de una población joven, que solo puede venir de la inmigración. Es algo en lo que vienen insistiendo todos los estudios e informes. Sin embargo, se sigue manteniendo el discurso del control migratorio. Es la gran contradicción en la que nos movemos desde hace muchos años.

¿Alguien podía sospechar hace años que el Mediterráneo iba a convertirse en una fosa común?

-La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) calificó hace tres años el paso del Mediterráneo como el más peligroso del mundo.

“Las distintas instituciones tenían que haber previsto que iba a haber un aumento de llegadas de migrantes procedentes del sur”

“Intentan sortear el control fronterizo. Su objetivo es cruzar el puente de Santiago y para ello cada uno tiene su propia estrategia”

“Teniendo en cuenta el trayecto migratorio que siguen estas personas, hablar de efecto llamada no tiene sentido”