Bilbao - “El síndrome de alienación parental es una teoría no reconocida científicamente que viene a decir que cuando los niños y las niñas hacen una acusación de abusos sexuales contra el padre, que no son ciertos, que son fruto de una patología entre la madre y el hijo o la hija”, explica Estrela Gómez. En definitiva, una manipulación de la madre para hacer daño al padre. “A pesar de los avisos del Consejo General del Poder Judicial sobre los peligros que tiene aplicar esta teoría no científica en el ámbito judicial, se sigue utilizando”, lamenta la coordinadora de Agamme.
“No solamente supone un problema con respecto a la credibilidad del niño o la niña, sino que, posteriormente, como se interpreta que hay un problema de salud mental, se toman medidas para alejar a ese niño o a esa niña de su madre y esto hace que nos estemos encontrando con situaciones brutales”, explica Gómez, quien pone el ejemplo de una niña de cuatro años de Cartagena que, tras llegar de una de las visitas con su padre, relata un tipo de juego sexual. La madre la lleva a urgencias, donde se activa el protocolo de agresión sexual. A partir de ahí, se dan una serie de irregularidades como que el médico forense de guardia no menciona en el informe que presenta al juzgado de guardia el relato de abusos que la niña realiza en las dependencias de urgencias. Y, posteriormente, el juzgado de familia inadmite como prueba la grabación donde se escucha el testimonio de la menor.
Finalmente, un juzgado determina que la madre padece el síndrome de Ulises -cuadro de ansiedad específico de personas inmigrantes- y “que ve cosas donde no las hay”. Por lo que, como medida cautelar y por procedimiento de urgencia, le retiran la guardia y custodia de su hija. Son agentes de la Guardia Civil los encargados de llevarse a la niña de la vivienda de la madre. “Le quitan la hija a la madre y se la entregan al padre, que tenía abierto un procedimiento penal por presuntos abusos sexuales a la menor de edad”, cuenta Gómez.
Actualmente, la madre lleva nueve meses sin ver a su hija. “Esto es muy grave, porque el mensaje que estamos mandando a un posible denunciante es: cuidado, que se te puede venir todo en contra”, advierte. - M.M