bilbao - “La sociedad nos considera improductivos. Creen que somos una carga, que somos los que miran las obras y echan pan a las palomas, pero están muy equivocados”. La crítica la hace Roberto Martínez Celorrio, presidente de Nagusiak. “No nos tienen que tratar como a niños porque acumulamos sabiduría y experiencia y hemos contribuido a la sociedad que hoy disfrutamos”, matiza Txema Odriozola, desde la asociación Euskofederpern. Los dos están enfadados por eso que llaman edadismo o discriminación hacia las personas mayores por cuestiones de edad. Una realidad que pasa desapercibida para los más jóvenes pero que ayer fue una denuncia recurrente en la jornada sobre envejecimiento activo organizada por la Asociación Vasca de Periodistas y el Ararteko. Un encuentro celebrado en el Colegio de Médicos de Bizkaia que sirvió para reivindicar un mundo menos hostil para los mayores. Los participantes también abogaron por romper con los estereotipos asociados a la vejez porque ser mayor hoy ya no significa ser desvalido.
Y es que el envejecimiento cotiza al alza. “Antes eran el 5% de la población, pero a lo largo del siglo XX en Occidente el volumen de mayores ha dado un vuelco. Y no solo en la Vieja Europa. Del 5% han pasado al 21% y en poco tiempo, en Euskadi llegarán al 40%”, precisa Aitor Urrutia, politólogo. “Vamos a vivir algo que hasta ahora no se había producido porque estamos asistiendo a la adolescencia de la vejez”, añade este profesor de la Universidad de Deusto para quien la vejez ya no significa exclusión, “ahora también es actividad, salud y participación”, subrayó. “El concepto de envejecimiento siempre ha estado ligado a dependencia, pobreza y vulnerabilidad. Pero en el siglo XX todo eso empieza a cambiar y los mayores vivís una situación nueva y estáis buscando soluciones nuevas”, dijo lanzando un mensaje directo a los asistentes a la jornada.
El éxito de la longevidad Itziar Vergara, médico de familia, instó a hacer un mundo más amable para la tercera edad. “Siempre pensé por qué los hombres que mandaban diseñaban un mundo tan hostil para los mayores cuando dentro de veinte años ellos iban a sufrir esa hostilidad?, inquirió. Desde el punto de vista sanitario afirmó que “hemos conseguido mejoras asombrosas en las condiciones de vida y en la sanidad. Hemos logrado que la longevidad sea habitual. Sin embargo vivimos más años a costa de vivirlos con dependencia o discapacidad. Tenemos éxito en la supervivencia cardiovascular pero no se nos da también mantener el resto del cuerpo y sobre todo poner remedio a los mecanismos de deterioro celular. Con la peculiaridad que estas dolencias se acumulan y se hacen crónicas”, reseñó.
Esta responsable de la Unidad de Investigación de Atención Primaria de Gipuzkoa introdujo una visión revolucionaria. “Los especialistas sacan su artillería para combatir como mejor saben las enfermedades pero convertimos el cuerpo del mayor en un campo de batalla. Damos pastillas para la diabetes, para el colesterol, para la arritmia con nuestra mejor voluntad y acabamos convirtiéndoles en polimedicados”. En este sentido, indicó que la OMS ha editado un documento que pide que “no pongamos el foco tanto en la enfermedad como en la funcionalidad de la persona. Eso implicaría tener que retirar ciertos fármacos porque hay tratamientos para el colesterol o hay hipnóticos que aumentan el riesgo de caídas”.
A sus 78 años, Txema Odriozola se quejó amargamente del trato al que son sometidos los mayores. “Me duele cuando dicen que consumimos el 80% de los recursos sanitarios. Eso es en el último año de vida. y tenemos derecho a que nos ayuden a morir bien”. Por ello pidió respeto y dignidad. “¿Cuántos mayores viven aparcados, no les dejan ni hablar y encima les manejan la pensión?”, citó.
Beligerante, reivindicó el activismo social. “Queremos construir un consejo de mayores porque el lema es nada para nosotros sin nosotros”. Asimismo se felicitó porque en Osakidetza va a ver una atención integrada y “vamos a tener preferencia en Enfermera en Atención Primaria” y “eso que dicen que vamos al médico a confesarnos”, bromeó.
¿Son mayores los Rolling? En el capítulo de quejas entró también de lleno Roberto Martínez Celorrio, de Nagusiak, quien denunció que “la imagen que se transmite de los mayores no se corresponde con la realidad”. “O es que ¿alguien piensa que son mayores los Rolling Stones?”, lanzó al respetable. Reiteró que “nos tratan como a niños. Eso es una forma común de proceder en las residencias. Hay la idea de que somos una carga, personas pasivas que solo consumimos recursos sanitarios y somos receptores de servicios. Pero somos productivos. Ayudamos a los jóvenes, practicamos actividades deportivas y sociales, el 70% del voluntariado recae sobre nosotros y cuidamos de los nietos”, enumeró.
Martínez propuso erradicar cierto lenguaje o titulares. ¿Qué es eso de han atropellado a un anciano de 65 años? O terminología como la de hogares de jubilados o la expresión viejos verdes. “¿Qué es eso del viejo verde? La sexualidad no se pierde, solo cambia”, sentenció.
Finalmente, Nélida Zaitegi, presidenta del Consejo Escolar de Euskadi, aportó la perspectiva de género. “En la tele se nos presenta como discapacitados, no vemos, no oímos, se nos escapa la orina... lo que pasa es que hemos pasado la feria de las vanidades y ahora estamos para lo importante, no para tonterías”.
A sus 71 años se preguntó cómo las señoras mayores han aprendido a ser mujer “porque sólo nos enseñaron a ser obedientes”. “Nuestra vida ha transcurrido en la crianza y el cuidado. Me educaron para ser sumisa y mona y tuve que desaprender”. Por ello, anunció los grandes cambios sociales que se avecinan en la vejez con la incorporación de mujeres que ahora son jóvenes, con esquemas mentales muy diferentes.