La Haya - Holanda se ha fijado como prioridad combatir la soledad de sus ancianos, un problema que el Gobierno de ese país estima afectará a más de 1,1 millones de holandeses en 2030 y con ese objetivo ha dado un primer paso: un plan dotado de 26 millones de euros para hacer frente a la soledad de los mayores.
La iniciativa del Ministerio holandés de Sanidad para los próximos años se centrará en detectar y combatir la soledad, un asunto que “es un tabú” según Corina Gielbert, directora del Fondo Nacional de Holanda para Personas de Edad Avanzada, porque “todavía hay mucha gente que piensa que si de anciano estás solo, es porque tú mismo tienes la culpa”. Según sus últimas cifras, más de la mitad de las personas mayores de 75 años en el país, unas 700.000, se sienten solas, y un informe oficial de Ministerio de Salud calcula que esta cifra puede duplicarse dentro de 15 años. El plan de acción del Ministerio holandés, conocido como Uno contra la soledad, busca luchar contra el aislamiento de los ancianos incitando a la sociedad a estar más alerta. Una de las medidas que incluye es una visita anual de los funcionarios correspondientes al domicilio de todos los mayores de 75 años, para comprobar su estado emocional y detectar si se sienten solos.
Estas visitas ayudarán a determinar si los ancianos amenazan con sentirse abandonados, lo que ayudará a tomar las acciones oportunas para paliar esta situación o evitarla. Los 26 millones de euros del plan se invertirán también en un programa especial de entrenamiento de voluntarios y profesionales para que puedan detectar signos de aislamiento en ancianos, en lugares públicos como la calle o los supermercados, pero también en el hogar o los centros de salud. Los municipios, que recibirán ayuda del Gobierno central, también establecerán una línea directa donde las personas mayores solitarias puedan llamar, registrarse o denunciar su situación y que funcionará a diario durante 24 horas.
El Ejecutivo también se propone establecer una base de datos nacional para obtener una imagen general clara de las calles y barrios donde se concentra un mayor número de personas mayores solitarias, con el objetivo de identificar áreas de riesgo y abordar así con más efectividad el problema estableciendo, por ejemplo, más centros de ocio. Otra de las ideas es el rediseño urbano para que los vecindarios tengan más vida, con tiendas, bancos, parques o centros de mayores que sirvan de espacio común para que los ancianos intercambien conversaciones con los vecinos y pasen más tiempo rodeados de gente. Por último, el plan apuesta también por el recurso a las nuevas tecnologías como apoyo y propone enseñar el uso de videollamadas, las plataformas para solicitud de ayuda u ofrecerles gafas de realidad virtual, que según estudios científicos, estimulan a los más mayores y mejoran su atención y autoestima.