En medio de la devastación provocada por el terremoto que en 2010 arrasó Haití, el jefe de la misión humanitaria de Oxfam Gran Bretaña, el holandés Roland van Hauwermeiren, pagó a varias mujeres jóvenes por servicios sexuales con fondos de la organización. Un año después, la ONG investigó a nueve personas del equipo y descubrió que seis de ellas estaban involucradas en “conductas sexuales inadecuadas”. Como resultado del trabajo interno, cuatro trabajadores fueron despedidos y otros tres, incluido Van Hauwermeiren, dimitieron. Oxfam Gran Bretaña emitió un comunicado el 5 de septiembre de 2011 con las conclusiones de la investigación, en el que se refería a “casos de mala conducta”. “Los cargos en su contra incluyen: violación del código de conducta, desprestigio del nombre de Oxfam, y abuso de poder y acoso dentro de Oxfam”, señalaba el documento. Hace dos semanas, el diario británico The Times revelaba la realidad tras esos casos de “mala conducta”. El escándalo puso en la diana a las organizaciones de ayuda humanitaria, que estas últimas dos semanas han comenzado a sacar a la luz los casos de acoso y abuso sexual en su seno en un ejercicio de transparencia con sus socios y con la sociedad. “No somos una burbuja y esta cultura machista en la que se violan los derechos de las mujeres también nos afecta. Esto no justifica nada, pero sí nos hace aumentar las herramientas para evitar este tipo de situaciones y para que, si se dan, las personas puedan denunciar”, asegura Pilar Orenes, subdirectora de Oxfam Intermón y directora de personas y organización.
La española Oxfam Intermón es una de las 20 organizaciones que integran la confederación Oxfam, cuenta con 1.400 trabajadores, 1.700 voluntarios y 200.000 socios, socias y colaboradores económicos. “Conocer la noticia nos generó, primero, tristeza e indignación; después un sentimiento de culpa y al final quisimos compartir nuestro compromiso de cambio”, explica Orenes, quien reconoce que tampoco conocían qué había tras la “mala conducta” de Van Hauwermeiren y parte de su equipo. Oxfam Intermón cuenta con un código de conducta desde 2009, que asumen todas las personas que trabajan en la organización, incluidos los voluntarios y voluntarias. Asimismo, a partir de 2012, la organización impulsó diferentes mecanismos para prevenir y actuar ante conductas inadecuadas y velar por el cumplimiento del código. “Tenemos unos procesos de selección para asegurarnos de que las personas que entran a trabajar en Oxfam Intermón son consistentes con los valores de la organización, porque lo más importante es que no pase, asegurar una atmósfera de trabajo segura. Pero si, desgraciadamente, pasa hay canales de denuncia, un buzón ético o a través de la línea de mando, canales que generan confianza, que son confidenciales”, explica Orenes. “Una vez se recibe una denuncia se analiza, se investiga, se crea un equipo de investigación si es necesario, se acompaña a la víctima y se evalúan las consecuencias”, añade la subdirectora de Oxfam Intermón, quien anuncia que “ahora vamos a hacer un reporte anual de todos los casos que hemos gestionado, que es algo que no se estaba haciendo”.
Oxfam Intermón ha informado de cuatro casos de mala conducta sexual en África y América Latina desde 2012. “Dos de ellos se deben a comentarios de connotación sexual de dos trabajadores hacia sus compañeras. Ambos fueron amonestados formalmente y así consta en su expediente laboral. Otro caso es de acoso e intimidación de un trabajador hacia una trabajadora. Cuando llega la denuncia, el trabajador ya había salido de la organización. Igualmente, se hace constar en su expediente. El cuarto caso está vinculado con el pago de servicios sexuales a una persona adulta y termina en despido”, sostiene la organización.
Errores Oxfam Gran Bretaña ha reconocido varios errores en la gestión de este caso, incluso ha pedido disculpas en el Parlamento británico. “No creemos que estuviera bien gestionada y nuestra tarea, ahora es asegurarnos de que denunciemos siempre con transparencia y responsabilidad”, señaló Caroline Thompson, presidenta de la fundación. Penny Lawrence, directora adjunta de Oxfam Gran Bretaña, que en 2011 era directora de Programas, ha dimitido de su cargo y ha reconocido que ya se habían planteado dudas sobre el comportamiento de Van Hauwermeiren antes de que este fuera trasladado a Haití -actuó de forma similar en Chad en 2006-.
Otras dos críticas a la organización son, por una lado, no haber denunciado los hechos a las autoridades haitianas y, por otro, haber dejado que Van Hauwermeiren se fuera con discreción y de forma gradual. “En aquel entonces los abogados a los que Oxfam acudió consideraron que era muy difícil que cualquier acción de denuncia tuviera efecto por el caos que vivía Haití. Aquella decisión fue un error”, reconoce la organización. “A día de hoy, los nombres de los hombres involucrados ya se han puesto en conocimiento de las autoridades de Haití”, aclara. “Van Hauwermeiren admitió haber contratado a prostitutas desde el principio de la investigación y se le permitió dimitir basándose en su cooperación con la investigación. Se tomó esta decisión para asegurar que se identificaba a todos los hombres involucrados y se paraba el abuso lo más rápido posible. Oxfam Gran Bretaña admite que esa decisión fue un error”, señala a ese respecto.
En su comparecencia en el Parlamento británico, el director ejecutivo de Oxfam Gran Bretaña, Mark Goldring, pidió disculpas “por el daño que ha hecho tanto a la gente de Haití, pero también a los esfuerzos que se hacen para obtener ayudas y para el desarrollo, al socavar el apoyo público”. Oxfam Intermón reconoce que más de 1.200 socios y socias se han dado de baja desde que saliera a la luz el escándalo. “Estamos trabajando para recuperar su confianza”, sostiene Orenes.
Consecuencias Olatz Ezenarro, delegada de Ayuda en Acción en Euskadi, considera que “es un poco injusto que la imagen de Oxfam, que ha hecho un muy buen trabajo durante mucho tiempo, se vea dañada por este caso”. Sin embargo, sostiene que “me parece muy bien que se exija a las personas del sector que actuemos con determinadas prácticas, porque trabajamos en un sector muy sensible”. Ayuda en Acción cuenta con 123.000 socios a nivel estatal, y cuenta con 293 trabajadores, 466 socios locales y 133 voluntarios. “Nosotros no hemos tenido ningún caso relacionado con la conducta, sí hemos tenidos, desgraciadamente, casos económicos, pero cada vez hay más herramientas por parte de las organizaciones”, explica Ezenarro, quien lamenta que el escándalo dañe la imagen del sector.
Por su parte, Médicos Sin Fronteras explica que “hemos implementado procedimientos, incluidos mecanismos de reclamación y denuncia de irregularidades para alentar la prevención, detección, denuncia y gestión de cualquier tipo de mala conducta, acoso y abuso”. La organización, con más de 40.000 trabajadores sobre el terreno, ha anunciado que las oficinas centrales registraron el año pasado 146 quejas formales y avisos, de las que 40 estaban relacionadas con abuso u hostigamiento. “Aunque el número de informes de abusos que se reportan mediante los mecanismos que tenemos establecidos en MSF es cada vez mayor, creemos que, a día de hoy, muchos casos de mala conducta siguen sin ser denunciados”, lamenta. Orenes aboga por crear “una cultura de tolerancia cero, donde las mujeres pueden reportar, donde se penalizan los casos, donde se habla de ellos, así estás gestionando también un cambio cultural, que creo que es importante”.
Acusaciones en 2017. 120 trabajadores de organizaciones no gubernamentales británicas fueron acusados de acoso o abusos sexuales el año pasado. Oxfam registró 87 casos y transmitió a las autoridades 53 de ellos; mientras, Save The Children registró 31 casos, sucedidos en el extranjero, de los cuales 10 “fueron puestos en conocimiento de la policía y las autoridades civiles”. 16 personas fueron despedidas. Christian Aid registró 2 incidentes, apartó a uno de sus trabajadores y tomó “acciones disciplinarias” contra otro. Cruz Roja en Reino Unido admitió que hubo “una pequeña cantidad de casos de acoso”, que el periódico cuantificó en cinco.
Nuevas denuncias. Oxfam Gran Bretaña ha anunciado 26 nuevas denuncias por mala conducta que llegaron a la organización desde que estalló el escándalo. Diez de los casos están relacionados con la organización británica y los otros 16, con el programa internacional. Además, el jueves pasado dimitía el número dos de Unicef, Justin Forsyth, tras conocerse las quejas por “comportamiento inapropiado” que recibió de tres mujeres en su anterior trabajo como director ejecutivo de Save The Children. Plan Internacional ha reconocido que un empleado y cinco voluntarios y trabajadores de organizaciones asociadas abusaron sexualmente de niños en sus misiones.