vitoria - Tienen edad para andar con muñecas, pero manejan a sus propios bebés. Y aunque no sea ningún juego, cambian los pañales a sus propios hijos. El pasado fin de semana se encendieron las alarmas al conocerse que una niña de 11 años había dado a luz en Murcia. No es un fenómeno sociológico ajeno. Ni un incidente que solo suceda fuera. En Euskadi, más de cuarenta niñas menores de 14 años han sido madres a lo largo de la última década. Además, en esa franja de edad tan temprana, se han llevado a cabo un centenar largo de interrupciones voluntarias del embarazo.
Aunque tienen rostro, voz y cuerpo de niñas, ya son madres. Porque el de Murcia no es un caso aislado. Se trata del segundo embarazo en menores de 16 años que trasciende a la opinión pública en los últimos días tras conocerse también esta semana el parto hace quince días en Lorca de otra niña de 15 años.
Los datos del Instituto Vasco de Estadística, Eustat, no dejan lugar a la especulación. En la última década, más de cuarenta niñas han dado a luz en Euskadi con menos de catorce años. Una media de tres o cuatro nacimientos al año, aunque en 2006 se contabilizaron seis, en 2008, nueve y en 2009, otros seis. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), más de un centenar de niñas son madres cada año en España antes de cumplir los quince y, a partir de esa edad, la cifra se multiplica por tres.
Los registros de Osakidetza sobre interrupciones voluntarias del embarazo tampoco engañan. Con una media anual de ocho o diez menores que se someten a un aborto en los centros acreditados por el Servicio Vasco de Salud, hay años negros en los que estas cifras se disparan de forma escandalosa. Así en 2010, fueron nada menos que dieciocho las pequeñas de menos de 15 años que fueron intervenidas. En 2013, el dígito alcanzó las trece y en 2015 sumó catorce.
Los profesionales sanitarios insisten en que, pese a la polémica suscitada por el caso murciano, los embarazos en adolescentes forman parte de las estadísticas de las maternidades de todo el mundo. Sin embargo, además de la repercusión social, los expertos ponen el acento en los riesgos de un embarazo a edades tan tempranas. Dar a luz con tan pocos años conlleva peligros considerables, ya que la mortalidad durante el parto se incrementa y el embarazo puede acarrear afecciones óseas y cartilaginosas que repercuten en el crecimiento. “Una cría de 11 años es una niña. Desde un punto de vista médico, y comprendiendo cómo funciona el cuerpo, con 11 o 12 años todavía está creciendo, no tiene nada de lo que ella necesita para tener un embarazo porque es una niña. ¿Cómo esperamos que soporte un embarazo y un parto?”, se pregunta un ginecólogo.
Además, al tratarse de embarazos accidentales no llevan a cabo ninguno de los controles médicos que precisan, las niñas no tienen una alimentación adecuada a su estado, y los padres y los ginecólogos se enteran cuando ya es demasiado tarde, o incluso cuando van a dar a luz. Todo ello sin contar que el embarazo en una adolescente conlleva serias repercusiones sociales y económicas para esas menores.
Cien menores. En 2016, último dato disponible, 111 menores de 15 años tuvieron un hijo en el Estado español. En la CAV, según el Eustat, fueron dos niñas las que dieron a luz por debajo de 14 años ya que en esta estadística no se contempla de forma específica la franja de menos de 15.
Andalucía en cabeza. Por comunidades, es Andalucía la que registró más partos de menores de quince años en 2016, con un total de 25. En Madrid fueron 18, en la Comunidad Valenciana 15 y en Catalunya 12.
Más niñas-madre. En 2016 tambieron dieron a luz en el Estado español otras 343 niñas de quince años, 818 de 16 años y otras 1.408 tenían diecisiete.
Esta realidad que retrata el Instituto Nacional de Estadística se mantiene estable desde los años 90, pues en las dos décadas anteriores se contabilizaban entre 200 y 300 casos anualmente.
El informe sobre el Estado de la Población Mundial señala que cada año mueren 70.000 jóvenes en países en desarrollo por causas relacionadas con esta maternidad tan temprana.