Bilbao - Euskadi parece un buen país para envejecer a tenor de la hoja de ruta presentada ayer para atender mejor a los mayores y a las personas dependientes y vulnerables. El lehendakari, Iñigo Urkullu, renovó en Donostia la apuesta “inequívoca” de las instituciones vascas por “mantener una atención sociosanitaria sostenible y de calidad”, capaz de afrontar las crecientes necesidades del envejecimiento de la población, la cronicidad y la dependencia.

Este es el objetivo del documento Prioridades Estratégicas de Atención Sociosanitaria 2017-2020, que tuvo ayer su carta de presentación en una jornada presidida por el lehendakari, al que acompañaban, entre otros, Jon Darpón, consejero de Salud, y Beatriz Artolazabal, consejera de Políticas Sociales.

No hay que olvidar que la esperanza de vida se sitúa en Euskadi en los 83,2 años, una de las más altas del mundo y seis años por encima de la media europea. Además más de cinco de cada cien personas, alrededor de 115.000 ciudadanos, precisan para su vida cotidiana del cuidado de otro, tarea que prestan de manera informal unos 173.000 vascos.

Decididos a abordar el futuro del envejecimiento y sus cuidados, las autoridades vascas ponen el punto de mira en modelos nórdicos. Así, Urkullu resaltó que la apuesta estratégica del Consejo Vasco de Atención Sociosanitaria se ha fijado en experiencias de países como Reino Unido, Escocia o Noruega a la hora de diseñar un marco en Euskadi que “resuelva los problemas de las personas con necesidades simultáneas en salud y en el ámbito social”. En este sentido, el documento cita la realización de intervenciones en materia económico-financiera, de vivienda, salud, a nivel familiar y también en el ámbito comunitario. Por ello, Urkullu manifestó que el plan está basado en la “universalidad, equidad, calidad y participación”, y tiene en “la sostenibilidad una de sus principales claves”.

Y es que ahora el objetivo no radica solo en vivir más años sino en vivirlos mejor. En los últimos 18 años se ha duplicado la población que supera los 80 años. Por ello, los especialistas coinciden en que el reto consiste en cuidar a esa gran cohorte de octogenarios, que ya han superado la esperanza de vida media de su generación y ofrecen oportunidades de ayuda enormes. Pero la novedad reside en que se reorientará toda la estrategia de asistencia para no dejar de lado a las personas con más necesidades. Uno de los retos que se persiguen es centrarse en los colectivos más vulnerables como las personas con discapacidad o dependencia, con trastorno mental grave, en riesgo de exclusión, niños y niñas con necesidades especiales o enfermos con patologías raras.

El documento define prioridades para los ámbitos de la coordinación, los recursos, la atención, la prevención, la evaluación y la innovación, que a su vez desarrollan un total de 17 proyectos estratégicos. Entre los compromisos adquiridos, el lehendakari anunció que se va a “promover un catálogo de recursos e identificar sus mecanismos de financiación”, así como “contribuir al despliegue de instrumentos y procesos de coordinación”.

Para refrendar el compromiso con la hoja de ruta presentada, asistieron diferentes autoridades como los diputados generales de Bizkaia, Unai Rementeria; de Gipuzkoa, Markel Olano, y de Araba, Ramiro González. También secundó la iniciativa el presidente de la Asociación de Municipios Vascos-Eudel, Imanol Landa, junto a varios cientos de representantes de distintas administraciones y entidades de profesionales del denominado Tercer Sector.