Ignacio Ansotegui es, desde el pasado mes de enero, presidente de la Organización Mundial de la Alergia (WAO por sus siglas en inglés), que aglutina a más de 40.000 alergólogos de cien países de todo el mundo. Algunos de estos expertos se han reunido estos días en Bilbao en el congreso que la WAO y el Hospital Quirónsalud Bizkaia han organizado para desgranar los últimos avances en alergias y enfermedades respiratorias.
Hay alergias todo el año, sin embargo parece que solo las asociamos a la primavera.
-Es que no hay solo una alergia primaveral por un polen, sino que tenemos multitud de alergias. Por ejemplo, tenemos los ácaros que en nuestro medio son el alérgeno más importante. Convive con nosotros y nos da síntomas prácticamente todo el año, excepto quizá en periodos secos, cuando se mejora un poco. Tenemos además alergias alimentarias, alergias a medicamentos, alergias a los insectos, alergias de tipo dermatológico...
Y están en constante crecimiento.
-Sí, los niveles de alergias se están disparando. De hecho, en Europa, uno de cada tres niños tiene algún tipo de alergia. De seguir así, se prevé que para 2025, puede sufrir alguna alergia, al menos, la mitad de los europeos.
¿De quién es la culpa? ¿De la contaminación, del exceso de higiene, de la mala alimentación...?
-Todos esos factores tienen su explicación. Por ejemplo, en una de las charlas de este congreso, inmunólogos italianos van a hablar de la teoría de la higiene. Esta teoría dice que cuando no estamos expuestos a una cierta carga de microbios, el sistema inmune acaba haciendo una alergia. Y hay estudios que lo confirman. Que es importante mantener una higiene normal, pero no vivir en una burbuja. La polución también nos afecta de forma brutal. En el congreso mundial de la alergia que celebraremos a finales de mes en Orlando, conjuntamente con la sociedad americana, hablaremos de cómo la polución incrementa la patología sobre todo de tipo respiratorio y alérgico.
¿Las alergias inciden en el sistema respiratorio?
-Tenemos alergias respiratorias. Y una gran mayoría de casos de asma tienen una base de alergia, la rinitis, la rinoconjuntivitis... pero luego las alergias también se manifiestan en la piel, incluso con una pérdida de conocimiento que hasta pueden llegar a comprometer la vida con un shock anafiláctico. Patologías como el asma la ven tanto el alergólogo como el neumólogo porque al paciente hay que resolverle el problema ya sea un especialista u otro.
Las alergias no son ninguna tontería. Mucha gente no puede ir a trabajar por este problema.
-Es que con la prevalencia tan alta que tiene la alergia, los costes son altísimos y tienen un impacto económico muy importante. Aunque aparentemente no se perciban como dolencias muy graves, al final la calidad de vida es muy dura y dan lugar a muchas bajas laborales. Además, cuando tenemos niños afectados por la alergia, alguien se tiene que quedar en casa para cuidarles. Pero no solo es no poder ir a trabajar, también hay un falso presentismo.
¿Qué quiere decir con eso?
-Que hay personas que van a trabajar pero no rinden porque tienen tal congestión que no son capaces de concentrarse. Hay mucha gente que está muy cansada de estar todo el día con un pañuelo mojado porque no deja de tener agüilla en la nariz. De hecho, tenemos programas con la OMS donde tratamos estas patologías como enfermedades crónicas. Por ejemplo, la rinitis alérgica afecta a más del 50% durante más de diez años de su vida y a un 22% de los pacientes durante toda su vida. Y son problemas que no le van a mejorar sin tratamiento.
A veces son problemas sin diagnosticar y se recurre a la automedicación para salir del paso.
-Es que en algunos países ciertos antihistamínicos se venden en las parafarmacias y en algunos lugares, como en Estados Unidos, en los supermercados. Y quien tiene un principio de rinitis se puede llegar a comprar un antihistamínico sin llegar a tener un diagnóstico y sin entender el por qué. Es necesario entender los síntomas. Lo más importante es saber qué nos causa la alergia, porque cuando la entendamos es cuando mejor podemos evitar el alérgeno.
El tratamiento parece la clave para no sufrir alergias de por vida. ¿Van a avanzar nuevas terapias en este congreso?
-Sí se tratarán los avances referidos a alergias y asma y lo último en tratamientos. Recientemente, en Estados Unidos ya se ha aprobado un nuevo biológico, que en Europa está en fase de aprobación, para la dermatitis atópica. Sirve para esos casos severos para los que no teníamos nada eficaz. Y también están saliendo biológicos para el asma. Todo ello se aborda en este congreso que ha sido posible gracias a la Fundación Menarini, que ha permitido traer a especialistas de todo el mundo.
¿Qué diferencias hay entre esta nueva generación de biológicos y los tratamientos convencionales?
-Lo primero que se necesita es contar con un buen diagnóstico para identificar el alérgeno e intentar evitarlo. Luego hay un tratamiento clásico de síntomas, como pueden ser los antihistamínicos o corticoides. Y en último lugar, tenemos la inmunoterapia, que consiste en modificar el sistema inmunológico para que uno deje de ser alérgico. Ahora, los nuevos biológicos inciden específicamente en el mecanismo. Son sustancias que se han generado como anticuerpos monoclonales. Bloquean funciones específicas que hacen que el paciente mejore de forma muy notable.
¿Pero algún problema tendrán?
-Sí, el coste. Normalmente los fármacos biológicos salen muy caros, pero hay que tener en cuenta que proporcionan un gran cambio en la calidad de vida y en los síntomas del paciente que, al final, mejora mucho y de forma bastante rápida. El medicamento biológico tiene un precio muy alto, pero reduce significativamente los costes sanitarios.