Madrid - No pedir el DNI para vender alcohol, repartir likes a las fotos de las borracheras del fin de semana o mirar para otro lado al ver a chavales bebiendo en un parque son pequeños gestos que pueden parecer insignificantes pero que indican el escaso grado de compromiso de la sociedad ante el consumo en menores. Precisamente para implicar a todos frente a este problema la Fundación de Ayuda a la Drogadicción (FAD) ha lanzado la campaña Bienvenidos al trecho que invita a recorrer el camino que va del “dicho” (decir que ningún menor debería beber alcohol) al “hecho” (que ninguno consuma).
Según datos del Barómetro 2017 elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, emborracharse y perder el control es un comportamiento que compensa a un 40% de los jóvenes de 15 a 29 años a pesar de los riesgos que pueda entrañar. El porcentaje sube hasta el 42% en la franja de 15 a 17 años. Además, en el Estado se registran 480.000 borracheras de menores los fines de semana.
“Estamos hablando de niños y niñas” que han pasado a “consumir con un patrón nórdico (5-7 copas en dos horas), que es agarrarte una toña de tamaño natural”, dijo el vicepresidente de la FAD, Ignacio Calderón, quien se preguntó si la causa está en que los chavales tienen unos horarios de ocio muy largos.
Calderón insistió en que hay que desterrar conceptos como que “las celebraciones siempre deben ser con borracheras o que un güisquito es cardiovascular” y subrayó que en la FAD están “muy decididos a cambiar el rumbo”. Y ello solo se consigue con una “batería” de acciones, a las que “nunca puede sustituir una ley”, que, según reconoció, sería difícil de aplicar en un país que tiene una fiesta cada 14 minutos aproximadamente. Tras incidir en la dificultad de aprobar una ley para disminuir el consumo de alcohol en menores, pidió al Gobierno que la norma no solo sea represiva sino que ponga el acento en la prevención, aunque pidió que sea contundente en las sanciones a los que facilitan el consumo. - Efe