Bilbao - Casi uno de cada cuatro niños y niñas vive en un país afectado por un conflicto o un desastre. Irán, Nigeria, República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Siria, Myanmar, Yemen... hasta un total de 51 países. En la actualidad, 48 millones de menores necesitan ayuda urgente. Para atenderlos, UNICEF solicitó ayer 3.600 millones de dólares (2.920 millones de euros). Se trata, por segundo año consecutivo, de la mayor petición de fondos para la acción humanitaria de emergencia que realiza, porque “2017 fue devastador para la infancia y no queremos que eso se repita en 2018”, explicó Isidro Elezgarai, presidente de UNICEF Comité País Vasco. “Los niños y niñas son siempre el grupo más vulnerable en una emergencia, y afrontan un mayor riesgo de violencia, explotación, enfermedades y abandono. En las peores situaciones, generaciones enteras están en riesgo de ser privadas de sus necesidades básicas sanitarias y educativas, con devastadoras consecuencias en sus futuros”, alertó Elsa Fuente, la coordinadora.
La mayor partida del llamamiento de este año es para los niños, niñas y familias atrapadas en el conflicto de Siria, que ha entrado en su séptimo año. “UNICEF pide casi 1.300 millones de dólares para dar apoyo a 6,9 millones de niños y niñas que están tanto dentro con fuera del país como refugiados en los países vecinos. “La prestación de asistencia humanitaria en el país sigue siendo extremadamente difícil debido al conflicto. Además, en estos momentos se enfrentan a un invierno más, a un clima extremo de temperaturas bajo cero y en condiciones muy vulnerables”, explicó Fuente. Hace unas semanas, quince refugiados sirios, entre ellos dos menores, murieron congelados cuando trataban de llegar a Líbano cruzando la frontera montañosa. Al parecer, los fallecidos fueron abandonados por los traficantes cuando la zona comenzó a ser azotada por fuertes ráfagas de viento y por la nieve. “Hay niños que han sobrevivido a la guerra y están muriendo de frío”, lamentó Elezgarai, quien explicó que “están a menos cinco grados y sin electricidad”.
Objetivos Según UNICEF, el 21% del llamamiento es para agua, saneamiento e higiene. Los ataques a las infraestructuras de agua y saneamiento (que son tácticas de asedio que impiden el acceso a agua potable) y los desplazamientos forzosos en las zonas sin infraestructuras de agua y saneamiento dejan a los niños, niñas y sus familias en riesgo de depender de agua contaminada y saneamiento inseguro. Así, uno de los objetivos de este año será proporcionar acceso a agua segura a 35,7 millones de personas.
En Sudán del Sur, por ejemplo, solo la mitad de la población tiene acceso a agua potable y únicamente el 10% disfruta de saneamiento básico, una situación que exacerba la contaminación de enfermedades contagiosas, como el brote de cólera que afectó recientemente a 10.000 niños y fue el causante de la muerte de 436 personas. Otros objetivos son llevar educación básica formal e informal a 8,9 millones de niños y niñas; inmunizar a 10 millones contra el sarampión; proporcionar apoyo psicosocial a más de 3,9 millones, y tratar a 4,2 millones contra la desnutrición severa aguda.
Detrás de cada cifra se encuentra la dramática historia de un niño o una niña: en República Democrático del Congo hay más de 2 millones con desnutrición aguda severa; en Sudán del Sur, 4 millones se enfrentan a la hambruna, enfermedades y reclutamiento forzoso; en Siria, la guerra ha convertido en refugiados a dos millones de menores, y en Yemen, 11 millones requieren ayuda humanitaria. Según UNICEF, casi 50 millones de niños y niñas han tenido que huir sus hogares a causa de la violencia, la pobreza o los desastres naturales. Un ejemplo son los 680.000 rohingya que buscaron refugio en Bangladesh tras la campaña de represión iniciada contra ellos el 25 de agosto del año pasado. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia asegura que el 58% de ellos son menores de edad.