bruselas - “Combatir la pobreza energética es una prioridad política”, declaró ayer el director general de Energía de la Comisión Europea, Dominique Ristori durante la presentación del Observatorio de Pobreza Energética en la Unión Europea, cuyo objetivo es mejorar las condiciones de los más de 50 millones de hogares europeos que sufren problemas para calentar, refrigerar o iluminar su vivienda.
Reducir o erradicar la pobreza energética aportaría -según destacó ayer la Comisión Europea- “beneficios sociales y un menor gasto gubernamental en salud, una reducción de la contaminación del aire y un incremento de la actividad económica”. El Ejecutivo comunitario considera que la pobreza energética se traduce “en toda una gama de consecuencias adversas para la salud y el bienestar”, que van desde los problemas respiratorios hasta las dolencias derivadas del estrés por no poder hacer frente a las facturas energéticas. Esa situación acarrea “consecuencias directas en muchas áreas de la política, que incluyen la salud, el medio ambiente y la productividad”. Esa situación acarrea “consecuencias directas en muchas áreas, como la salud, el medio ambiente y la productividad”, con incidencia sobre la calidad del aire, el uso del transporte o los problemas respiratorios que provocan cada año 400.000 muertos en la UE.
Los cálculos de la CE señalan que actualmente el 9% de la población europea no puede satisfacer un mínimo de servicios energéticos suficientes para cubrir necesidades domésticas básicas como la climatización del hogar, cocinar, asearse y comunicarse. Aunque la pobreza energética es difícil de medir y existen varios indicadores para estimar los hogares afectados por esta manifestación de las carencias económicas y la exclusión, se calcula que un 6% de la población de Euskadi “no puede permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada”, un porcentaje inferior al 10,1% estatal y al 9% europeo, pero superior a las tasas registradas en la CAV antes de 2013. Por otro lado, según la Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales elaborada por el Gobierno Vasco y correspondiente a 2016, un total de 42.300 ciudadanos de Euskadi sufrieron en ese año cortes en el suministro de luz, agua o teléfono; y 135.500 personas declararon impagos o atrasos en el pago de recibos relacionados con el hogar.
En vista de que los casos de pobreza energética en Euskadi estaban en aumento, instituciones y entidades sociales unieron fuerzas para paliar estas situaciones. Las iniciativas se concretaron en una partida específica de ayudas económicas, que se distribuyen a través de Cruz Roja, y en el uso de las Ayudas de Emergencia Social (AES) para casos concretos, además de información para el acceso al bono social.
En este sentido, el nuevo Observatorio creado en la UE aspira a aportar datos de libre acceso para que los poderes locales, regionales y nacionales puedan desarrollar e implementar políticas ante el “creciente desafío” de la pobreza energética, que ha alcanzado “un nivel inaceptable”. El comisario europeo para la Unión de la Energía, Maros Sefcovic, señaló ayer que “dos de cada tres Estados miembros ni definen ni miden la pobreza energética”.
Una prioridad Dominique Ristori apuntó que el combate contra la pobreza energética es “una prioridad política” del Ejecutivo comunitario, que con su nuevo Observatorio quiere facilitar que los Estados miembros compartan información para generar una visión paneuropea del problema y aportar ayuda técnica a las administraciones.
El Observatorio permite, entre otras cosas, consultar y comparar los niveles de pobreza energética en los diferentes países de la UE y comprobar que el 42% de los hogares de Bulgaria tiene problemas para calentar la vivienda, circunstancia que afecta al 32% de los lituanos, al 28,4% de los griegos, al 9,7% de los españoles o al 1,3% de los finlandeses.
La nueva herramienta comunitaria alojada en la web energypoverty.eu facilita la consulta de tablas, mapas, documentos y normas entre los que se cuentan, por ejemplo, estadísticas de “pobreza energética escondida”. Se trata de un indicador relativamente nuevo que se define como “el porcentaje de población cuyo gasto total en energía está por debajo de la mitad de la media nacional y que afecta al 31% de los suecos, al 23,7% de los franceses, al 21% de los lituanos y al 12,9% de los españoles.
“La mejor solución es la eficiencia energética”, señaló Sefcovic en un momento en el que la UE está inmersa en la negociación final de una nueva legislación para exigir mejoras en la calefacción y refrigeración de los edificios que contribuya a los objetivos comunitarios en la lucha contra el calentamiento global. El Parlamento Europeo defiende una mejora del 35% de la eficiencia energética en los inmuebles a partir de 2021 mientras que los Estados miembros se fijan como objetivo el 30%.
La pobreza y la eficiencia energética están estrechamente relacionadas, como recordó el eurodiputado checo Jerzy Buzek, quien se refirió a los hogares humildes que utilizan estufas poco eficientes para calentar el hogar con carbón barato y contaminante. “Necesitamos una perspectiva europea para la transición energética y para luchar contra la pobreza”, dijo Buzek, mientras que la europarlamentaria laborista británica Theresa Griffin llamó a la UE a conjurarse para que en el futuro “ningún europeo tenga que elegir entre calentarse, refrigerarse o comer”.
Concepto. La incapacidad de un hogar para satisfacer un mínimo de servicios energéticos para cubrir necesidades básicas domésticas como la climatización del hogar, cocinar, asearse o comunicarse implica sufrir pobreza energética.
Conocimiento. El concepto de pobreza energética se introdujo en España a través del proyecto europeo European Fuel Poverty and Energy Efficiency en 2006. Posteriormente la Asociación de Ciencias Ambientales publicó el primer estudio en 2012 con el que comenzó a conocerse este problema social.
Medición. Existen diferentes indicadores para estimar los hogares en situación de pobreza energética. En el Informe de Economics for Energy se identifican seis sistemas de medición. La Asociación de Ciencias Ambientales considera en pobreza energética a un hogar “incapaz de pagar una cantidad de energía suficiente para la satisfacción de sus necesidades domésticas y/o cuando se ve obligado a destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar la factura energética de su vivienda”.
6%
Según los items que miden la privación material severa, un 6% de los hogares de Euskadi son incapaces de mantener una temperatura adecuada.