La nueva Justicia pasa por la resolución alternativa de los conflictos frente al sistema adversarial, porque el ciudadano quiere ser parte de la solución, quiere empoderarse y no que sea un abogado o abogada, al que muchas veces no conoce, quien plantee sus demandas o exprese cómo desea ser reparada, quiere ser partícipe de la resolución”, explica Loli de Juan, directora de Justicia del Gobierno Vasco. Con esta premisa de que todas las partes implicadas en un conflicto o en un delito pueden ser escuchadas y participar en su resolución, el Departamento de Justicia está preparando la evolución del actual Servicio de Mediación Intrajudicial a un Servicio de Justicia Restaurativa que plasma un modelo que poco a poco se impone en Europa y en el que Euskadi va a ser pionera.
La directora de Justicia indicó que este viernes, con motivo de la celebración del Día Europeo de la Mediación, la consejera María Jesús San José recogió en Madrid una medalla concedida al Gobierno Vasco por su impulso de la mediación intrajudicial y explicó que este premio “reconoce diez años de buen trabajo y de buenos profesionales, pero también inaugura un nuevo ciclo que será el de la Justicia Restaurativa, lo que supone que daremos un impulso técnico al servicio y no solo utilizaremos técnicas de mediación, sino también otras, como los círculos y las conferencias, en las que víctimas de un delito, sus victimarios y las personas afectadas e implicadas o afectadas por estos conflictos y sus consecuencias participan en la resolución, el resarcimiento, el cumplimiento de la pena y la reinserción”. Con esta ampliación de métodos para resolver conflictos ya judicializados Euskadi inicia “un proyecto piloto a nivel europeo junto con una región de Noruega”.
Respecto a las innovaciones que se van a ir introduciendo progresivamente en el Servicio de Mediación y la consiguiente ampliación de técnicas para abordar la reparación del daño causado a la víctima y la responsabilización del victimario, Roberto Moreno, responsable de Justicia de Adultos, puntualizó que estos abordajes configuran el modelo reparador hacia el que camina Europa. “Lo importante de técnicas como los círculos y las conferencias es que tienen mayor influencia en la pacificación social, más impacto en la sociedad que la mera mediación porque en ellas se implica más gente”. Moreno explicó que los sistemas de la Justicia Restaurativa “engloban la mediación y otras técnicas y son una clara evolución de la mediación penal. El punto de partida es que en lugar de interpretar que el delito es el quebrantamiento de una ley se considera que es un daño causado a una persona concreta y a la sociedad en general”.
Todos los casos que llegan al Servicio de Mediación Intrajudicial, tanto en la jurisdicción Penal como en la Familiar, vienen derivados por los jueces y para resolverlos evitando ir a juicio y enfrentar a las partes se reúne a los implicados y se busca una solución que atienda las necesidades de la víctima y permita al causante asumir sus responsabilidades. En los círculos y conferencias, según explicó Roberto Moreno, “participan todos los que han sufrido un delito o un conflicto, no solo víctima y victimario sino también sus entornos, un entorno amplio, la comunidad, tutores, profesores... implica a más gente”. La efectividad de estas técnicas, añadió, se ve muy claramente en conflictos interculturales o en delitos que involucran a jóvenes.
“Una víctima -señaló el responsable de Justicia de Adultos- no lo es solo ella, también su familia y su entorno. Cualquiera que haya sufrido un delito lo vive de una determinada manera y en esa experiencia hay muchas más personas implicadas. En la Justicia Restaurativa esas personas acompañan a la víctima. Y lo mismo pasa con el victimario. Para que se responsabilice de lo que ha hecho, sea consciente de modo empático del daño que ha producido y se genere un cambio es más efectivo si va acompañado de otras personas. Por ejemplo, con los chavales que vienen del ámbito de la delincuencia desde muy jóvenes es muy potente que en el proceso restaurativo participen los abuelos y las abuelas porque ellos siguen pensando que los chavales son unos santos y eso les abre los ojos. Además para estos jóvenes, sobre todo si están muy maleados, es muy fácil hablar delante de un policía o del profesor, pero cuando van acompañados de otras personas de su entorno responsabilizarse de lo que han hecho es más duro y sirve para que todos se comprometan a que lo que se acuerde allí se cumpla”.
Ir a delitos graves En cuanto al tipo de delitos que se derivan en mayor medida a la mediación, los responsables de Justicia indicaron que actualmente “el 75% de los casos son delitos leves, las antiguas faltas y en muchas ocasiones se trata de conflictos en los que hay relación entre las partes, porque eso produce que en el trasfondo de un delito leve haya mucha conflictividad latente. Se media en casos de lesiones, hurtos, robos con violencia, peleas en bares... Los operadores judiciales entienden que los casos más adecuados para la mediación son aquellos en los que las partes se van a tener que seguir viendo en el futuro. Pero hemos tenido de todo, incluso a cinco ertzainas afectados en casos de riñas tumultuarias que han querido hacer mediación con chavales”.
Sin embargo, Roberto Moreno aseguró “hay que dar el salto e ir a los delitos graves porque es para lo que realmente sirve la Justicia Restaurativa, ya que si se queda para asuntos menores acabas reforzando el sistema punitivo”. Admitió que en este tipo de Justicia no conviene quedarse únicamente en la calificación jurídica del delito, “porque a veces la falta es la punta del iceberg de un conflicto que lleva enquistado 25 años y lo que hay que empezar a medir es cuántos futuros juicios, con el consiguiente coste económico, nos podemos evitar yendo a las causas, logrando la responsabilización del victimario y su reinserción, y que se atienda a la víctima y se le repare”.
Frente a la creencia de que la mediación queda para cuestiones menores, Roberto Moreno puntualizó que las consecuencias de la Justicia Restaurativa “no son penas para delitos de bagatela o penas más suaves para los victimarios, sino que se trata de un derecho de las víctimas a que, si quieren, acompañadas por profesionales y garantizando que no las van a revictimizar, decidan cómo quieren ser reparadas”. “Sabemos -añadió- que las víctimas quieren que se les repare, que haya un reconocimiento de su daño, que se les escuche y que lo que les ha pasado a ellas no les pase a otras personas. Por eso, si queremos que esa posibilidad de reinserción tenga un mayor efecto en la comunidad hay que ir a la Justicia Restaurativa y no nos podemos quedar en la mediación como única técnica”.
En este sentido, Loli de Juan indicó que “mientras en la Justicia adversarial se entiende que hay un oponente y tengo que machacarlo, en la Restaurativa, en la resolución alternativa de conflictos, se da un mayor grado de satisfacción, no solo entre los operadores jurídicos, sino sobre todo entre las víctimas, que son las grandes olvidadas del sistema penal y de esta forma consideran que han sido escuchadas y han participado en la solución”.