Dicen que los adolescentes están en la Luna y es precisamente en esa etapa de la vida cuando las personas dan los llamados estirones, esos crecimientos en altura que se producen casi, casi de un día para otro. Espacio y crecimiento, cambios hormonales aparte, tienen su relación científica. Y si no, que se lo pregunten al japonés Norishige Kanai, quien ha crecido nueve centímetros durante su estancia en la Estación Espacial Internacional (EEI) debido a la ingravidez, según escribió en Twitter el propio astronauta.

“Hoy tengo una noticia importante. He pasado el examen médico con medición de los parámetros físicos y resulta que mi estatura ha aumentado en 9 centímetros. Así me he alargado en tres semanas”, escribió Kanai, que llegó a la EEI el pasado 19 de diciembre a bordo de una nave pilotada rusa Soyuz.

El astronauta japonés, de 41 años, recordó que no crecía de esta forma desde la adolescencia. “Esto no pasaba desde los tiempos de la educación secundaria. Ahora estoy preocupado sobre si voy a caber en el asiento de la nave Soyuz”, agregó, citado por la agencia rusa TASS.

Tejido cartilaginoso El cirujano ortopeda ruso Vladímir Joroshev dijo a RIA Nóvosti que el drástico cambio de la estatura “es fácil de explicar”. “El tejido cartilaginoso se modifica en condiciones de ingravidez. Nuestra columna espinal se compone no solo por vértebras, que son un tejido óseo, sino también por los discos intervertebrales, que son tejido cartilaginoso”, explicó el cirujano. Ese tejido cartilaginoso es muy flexible y susceptible de sufrir cambios, a diferencia de los huesos, que permanecen inalterables en condiciones de ingravidez. “Cuando la carga sobre la columna vertebral se reduce en decenas de veces en condiciones de ingravidez, el tejido cartilaginoso de los discos intervertebrales se alarga, lo que lleva al incremento de la longitud del cuerpo”, concluyó Joroshev.

Kanai, ingeniero de a bordo en su primera misión espacial, llegó a la EEI junto al ruso Antón Shkaplerov el estadounidense Scott Tingle. Los tres astronautas, que permanecerán en el espacio medio año, se sumaron al ruso Alexandr Misurkin y los estadounidenses Mark Vande Hei y Joseph Acaba, que se encuentran la EEI desde septiembre pasado.

La EEI, un proyecto de más de 150.000 millones de dólares en el que participan 16 naciones, actualmente está integrada por 14 módulos permanentes y orbita a una velocidad de más de 27.000 kilómetros por hora a una distancia de 400 kilómetros de la Tierra. - Efe / DNA