altsasu - Las desgracias siempre suelen traer consigo actos de solidaridad. Una realidad de la que ayer fueron testigos los centenares de atrapados en la N-I en Etzegarate.

Los voluntarios de la DYA comenzaron la jornada a las 11.00 horas patrullando la carretera con dos ambulancias todoterreno, pero para el mediodía ya vieron la necesidad de activar más recursos porque la cosa pintaba fea. Así lo recuerda el presidente de la asociación Jon Cencillo, una de las personas que atendió durante toda la noche a los atrapados junto con otra veintena de voluntarios.

Al principio, cuenta, activaron cinco ambulancias y otros cuatro todoterreno de apoyo,pero cuando comenzó el colapso, instalaron una carpa donde dar cobijo y algo caliente a los afectados. “Fuimos en todoterreno por todo Etzegarate ofreciendo caldo caliente, galletas, chocotate y mantas térmicas”, cuenta mientras que reconoce que “cuando cayó la noche, la gente se empezó a poner nerviosa”, sobre todo por la falta de información. “Llevaban tiempo llamando al 112, pero nadie les decía nada así que, al vernos llegar, se sentían súper agradecidos”, reconoce. “Nos decían menos mal que estáis vosotros. Ese agradecimiento de la gente es la recompensa que tenemos por el trabajo que hacemos”, subraya.

En una de estas patrullas por la zona se toparon con un autobús Alsa con 49 personas a bordo y allí montaron dos carpas más para atender a los pasajeros. También colaboraron en las tareas de limpieza de la vía, ayudando a apartar del camino algunos de los camiones cruzados.

La noche dio pie a más anécdotas. Una señora que viajaba con un niño diabético de cuatro años, por ejemplo, se puso en contacto con ellos a través de Facebook. “Nos escribió para ver si podíamos acercarnos por si se alargaba la cosa y llegamos hasta ellos”, recuerda. “Afortunadamente no tuvimos que intervenir y luego nos llamaron para decirnos que ya estaban en casa”, completa. Los voluntarios se mantuvieron en la carretera hasta que “a las cinco y media de la mañana, los últimos dos o tres coches que estaban arriba han conseguido salir hacia Gasteiz”.

Así, tras más de 16 horas de incansable trabajo, volvieron a casa “reventados”, aunque contentos por la labor llevada a cabo en la carretera, hecho que Cencillo destacó de sus compañeros de la DYA. “Es verdad que la gente que entra en la asociación ya sabe a lo que viene, pero cuando hemos descolgado el teléfono porque empezaban a verse los problemas, la respuesta de la gente ha sido sobresaliente”, concluye. - I. Astarloa