Si por algo se caracteriza la Navidad es por la disminución de actividad física, el aumento de la cantidad de alimentos ingeridos y, como no, el consumo de alcohol desmedido. Reunirse con familiares y amigos alrededor de una mesa hace que mandemos al garete la dieta, y nuestra salud. Por ello, tendemos aumentar nuestro peso entre dos y cinco kilos durante estas fiestas. Una media de cuatro kilos los hombres, y algo más de kilo y medio, las mujeres.
Pero si con el Año Nuevo ha decidido dejar de rebañar las migas del Roscón de Reyes, seguro que ha pensando en ponerse a dieta para combatir tanto excesos. En este punto, tenga cuidado con las dietas milagro. Los especialistas las demonizan porque aseguran que acaban provocando un efecto rebote con resultados indeseados. Se refieren a la conocida como dieta de la alcachofa, basada casi exclusivamente en esta verdura, o a la famosa dieta de las ocho horas, que permite comer lo que apetezca en un plazo de ocho horas y combinarlo con 16 horas en ayunas.
“Estas prácticas se caracterizan su escasa riqueza alimentaria y proteínica. Esta carencia puede acabar provocando graves trastornos en la salud”, asegura el doctor Adelardo Caballero, cirujano y experto en cirugía de la Obesidad. Para Isabel Lladó, catedrática de Bioquímica de la UIB, “las dietas milagro promueven desequilibrios calóricos y nutricionales que pueden implicar a largo plazo graves riesgos para la salud. Su efectividad es temporal puesto que las adaptaciones fisiológicas a la pérdida de peso favorecen la ganancia de más peso del que se había perdido. Adoptar un estilo de vida saludable es la mejor estrategia para la prevención del sobrepeso”.
Y es que estas dietas, así como todas las que prometen un cuerpo 10 en poco tiempo, no son efectivas a largo plazo. La pérdida de peso se debe al menor consumo de líquidos, electrolitos, reservas de glucógeno y proteínas corporales, pero no de grasa. Así, cuando se acaba el tratamiento se recuperan los kilos perdidos e incluso se coge alguno más.
“Seguir los falsos mitos de las dietas milagro acaba provocando un efecto rebote al recuperar más kilos de los ganados. Otro de los resultados que se obtienen es la introducción a trastornos de conducta alimentaria, como pueden ser la anorexia y la bulimia. Además, se pueden sufrir alteraciones cardiovasculares, hepáticas y renales, así como alteraciones del sueño, irritabilidad, ansiedad o depresión”. señala el doctor Caballero.
Por otro lado, el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) ha elaborado un ránking con las dietas que carecen de sustento científico y pueden afectar a la salud. Encabeza la lista de las menos indicadas el Método de la Bella Durmiente que consiste en dormir durante largos periodos de tiempo para evitar comer, recurriendo a analgésicos y sedantes, que, pueden crear adicción, además de serios problemas de salud. Según la nutricionista Andrea Marqués, “no se trata de una dieta, pero sí de un ‘truco’ para perder peso nada saludable, que puede fomentar la aparición de algunos trastornos como la anorexia”.
La última moda que algunas famosas ya utilizan para quitarse kilos en poco tiempo es la ingesta de preparados que contienen una planta asiática denominada lengua del diablo que tiene un alto contenido en glucomanano, un ingrediente activo que es capaz de absorber hasta 50 veces su peso en agua. Los expertos en nutrición indican que aunque pueda ayudar a adelgazar al producir saciedad, no está demostrada su capacidad de absorber grasas y, además, el uso de glucomanano no está exento de contraindicaciones.
el mito de lo light Los productos light o bajos en grasa son otro falso mito. Estos productos se consumen en grandes cantidades ya que se cree que no engordan tanto como su versión “normal”. “Esto no es cierto, ya que a pesar que tengan menos calorías no dejan de ser productos muy calóricos y que se deben consumir con moderación”, precisa Caballero.
La industria alimentaria suele usar otros términos para referirse a este tipo de productos, como puede ser bajo en grasa, sin azúcares añadidos, rico en fibra o ligero. Pero hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones se reducen las grasas pero se aumentan los azúcares y viceversa, garantizando que el producto guste al consumidor. “Desprenderse de los kilos ganados durante la Navidad llevará entre uno y dos meses y medio. Será posible con una rutina alimentaria adaptada a cada persona para lograr el peso deseado pero sin caer en la engañifa del mito de los productos light”.
A juicio de los especialistas, estas dietas son un gran error que se sumarían a los ya cometidos durante estas navidades. Así, el ambiente festivo, las reuniones familiares, los compromisos con los amigos, cenas de trabajo y otras actividades de ocio frecuentes han incitado a un mayor consumo de bebidas alcohólicas que han provocado un incremento en la ingesta de las llamadas calorías vacías, que se traduce un aumento de peso sin aportar ningún tipo de nutriente al organismo.
También se han consumido una gran cantidad de dulces, turrones, mazapanes o roscones pero sin ingerir la cantidad de fibra diaria necesaria en el menú. Esta fibra ayuda a no absorber parte de la grasa ingerida en otras comidas y proporciona sensación de saciedad.
Otro de los grandes fallos ha consistido en suprimir comidas, considerando que se ha ingerido demasiado alimento. Sin embargo, esta tendencia no evita el aumento de peso, sino todo lo contrario, la siguiente comida se hará más copiosa, lo que provoca que el organismo segregue una dosis de insulina mayor, lo que se traduce en una hiperglucemia que genera un aumento de peso. Según Marta Gámez, Directora Técnica de Grupo NC Salud, “debemos olvidarnos de este falso mito”. “Lo que debemos hacer entre festivo y festivo es una dieta más depurativa, donde primen alimentos détox o diuréticos, como espárragos, setas, etc...”
La doctora Magda Carlas asegura que uno de los principales objetivos del nuevo año es el de perder peso, aunque también es uno de los primeros en romperse. “La solución más realista es definir retos alcanzables que se alejen de perder un cierto número de kilos por semana y que nos ayuden a tener una vida saludable durante todo el año”.
El preámbulo: Diez minutos antes de la comida o la cena ingerir siempre unos 300-350 centímetros cúbicos de agua mineral natural o 200 cc de caldo casero desgrasado. Además durante este tiempo se debe intentar rebajar el ansia por comer para poder así llegar a la mesa con una cierta calma y no devorar la comida del plato.
Nada de alcohol. Si se quiere bajar peso hay que limitar las bebidas a agua, infusiones, caldos desgrasados o bebidas sin azúcar excepto en las ocasiones especiales. Las bebidas alcohólicas deben reducirse a cantidades mínimas.
Ojo con la sal. Es importante condimentar con especias y con hierbas aromáticas. Una persona normal sana y de vida más o menos sedentaria no necesita más sodio del que aportan los alimentos.
Azúcar 0 o casi. Es fácil si nuestra dieta se basa en alimentos frescos. Los especialistas recuerdan que hay que tomar un mínimo de alimentos procesados. Aconsejan abandonar las galletas, bollería, pastelitos y toda la gama dulce, zumos de fruta envasados y bebidas azucaradas.
Condimentar con control. Procura moderar la condimentación de los platos. Una cucharada de aceite por plato es perfecto. Y esto vale para cualquier tipo de aceite vegetal.
Antojo salado y crujiente. Olvidarse de las patatas chips y reemplázalas por una opción más saludable como los pistachos. Por ejemplo ración de 49 pistachos tiene solo 150 calorías y satisface el antojo de crujiente/salado, además de ser una cantidad muy abundante. Los pistachos satisfacen el antojo de sal ya que, en realidad, sólo tienen 120 ml de sodio por porción, lo que corresponde a menos de una 1/2 taza de requesón o una taza de sopa de fideos con pollo.
Cenas ligeras. Hacer cenas ligeras es la norma básica para mantener un buen peso. Las cenas deben contener básicamente vegetales, alimentos proteicos sin grasa, leches fermentadas sin grasa y fruta. La condimentación también ha de ser leve.
Ejercicio diario. La práctica deportiva es fundamental y es aconsejada por todos los nutricionistas. Un ejercicio de 45 a 60 minutos de paseo rápido es suficiente para que el metabolismo se ponga en marcha.
Hábitos alimenticios saludables. Lo esencial para mantener el peso adecuado es adoptar hábitos alimenticios saludables, tomando alimentos de todo tipo pero evitando las grasas saturadas, harinas refinadas, alcohol, bebidas azucaradas, fritos, bollería industrial y comida precocinada.
Cinco comidas diarias. Es muy importante que en las dietas se incluyan proteínas, frutas, verduras, cereales y legumbres. También hay que darle importancia a hacer cinco comidas del día, evitando picar entre horas, y hacer ejercicio a lo largo de la semana.