Tokio - La ciudad de Futaba, uno de los dos municipios que albergan la accidentada central de Fukushima comenzó el día de Navidad su proceso de descontaminación nuclear, con el fin de que pueda ser habitada de nuevo en 2022, once años después de la catástrofe. Futaba y Okuba son las dos localidades que albergan la central de Fukushima Daiichi, y la población de ambos -6.093 personas en el caso del primero- tuvo que ser evacuada por completo tras el desastre.
En la actualidad, Futaba está considerada como “área de difícil retorno”, por lo que ninguno de sus habitantes ha podido regresar y solo un 4% de la ciudad está abierta a las visitas. Por el momento, se ha comenzado a eliminar la capa superior del suelo cerca de la estación de tren, así como a cortar la hierba en las calles y a desmantelar cerca de 60 instalaciones públicas.
Después del desastre nuclear se estableció un área de seguridad que se ha ido levantando de manera escalonada, permitiendo así a los residentes regresar a sus hogares, aunque la mayoría ha preferido no hacerlo por la escasez de servicios o por miedo a que persista la radiactividad, entre otros motivos. De hecho, este noviembre comenzó a funcionar un servicio de drones para la entrega de comidas preparadas y otros alimentos a Minamisoma -dentro del radio de 20 kilómetros- donde el suministro es todavía muy limitado.
Y a comienzos de este mes, un equipo de científicos descubrió que arenas y aguas subterráneas saladas debajo de playas a más de 95 kilómetros de la central siniestrada están contaminadas. Al parecer, las arenas retuvieron el cesio radiactivo soltado y ahora está siendo liberado lentamente al océano. “Nadie está expuesto a estas aguas, ni bebe y, por lo tanto, la salud pública no es de suma importancia aquí”, advertían en un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences. - DEIA