Bermeo - La recuperación de la población de atún rojo-cimarrón en aguas del Atlántico y el incremento en las posibilidades de pesca de esta especie ha desatado una encarnizada lucha por los derechos de pesca de este túnido. La enorme demanda procedente de los mercados asiáticos -Japón principalmente- ha multiplicado la rentabilidad de una pesquería que estuvo al borde del colapso en 2007 y obligó a ICCAT (Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico) a implementar un plan de recuperación para la especie. El pasado mes de enero, un ejemplar de atún rojo de 212 kilos se vendió por 605.000 euros en la lonja de Tsukiji en Tokio, a una media de 2.857 euros el kilo. El récord lo ostenta un atún de 222 kilos subastado en enero de 2013 cuya cotización alcanzó 1,3 millones de euros en subasta.
El atún rojo se ha convertido en el túnido estrella durante los últimos años, orillando a otras especies como el atún blanco-bonito del norte, el rabil o atún de aleta amarilla, el patudo y el listado. La explotación incontrolada del cimarrón en aguas del Mediterráneo situó al stock al borde del precipicio y obligó a los responsables de ICCAT a tomar cartas en el asunto. La propia Comisión ha reconocido que las capturas de esta especie fueron objeto de una importante infradeclaración entre mediados de los 90 hasta 2007.
El Comité Permanente de Investigación y Estadísticas (SCRS) estima que las capturas realizadas durante ese periodo “fueron probablemente del orden de 50.000 a 61.000 toneladas” basándose en el número de buques que operaba en el Mediterráneo y en sus tasas de captura. Asimismo, la introducción de granjas de engorde y cría de atún rojo en las costas mediterráneas en 1997 y las buenas condiciones de mercado provocaron un incremento exponencial en las capturas de la flota de cerco de España y Francia en aguas del Mediterráneo.
Plan de recuperación Tras la implementación de un plan de recuperación para el atún rojo en 2008 con una reducción de la mortalidad por pesca, mayor control de las capturas y notables mejoras en la cantidad y calidad de datos recogidos, la población de esta especie de túnido ha superado la dramática situación que presentaba. El último estudio realizado por ICCAT certifica un “evidente aumento” en la abundancia del stock. Ante esta situación, los científicos del SCRS plantearon considerar la sustitución del Plan de Recuperación por un Plan de Ordenación. Finalmente, las partes contratantes de ICCAT se decantaron por un incremento progresivo del TAC (Totales Admisibles de Capturas) de atún rojo hasta alcanzar las 36.000 toneladas en 2020.
Una vez aprobado un incremento sustancial en las posibilidades de pesca se desató una dura pugna por los derechos de pesca de entre los Estados representados en el ICCAT. Estados ribereños reclamaban una redistribución de los porcentajes de reparto. La Unión Europea y otros 14 estados -Japón, China, Corea y Taipei, entre otros- disponen de cuotas de atún rojo en el Atlántico este y Mediterráneo. Países como Albania, Argelia, Egipto, Noruega, Islandia o Turquía reclamaron incrementar sus posibilidades de pesca.
En el nuevo reparto acordado, la Unión Europea resulta el mayor perjudicado toda vez que registra un progresivo decremento en su cuota -pasa del 59,24% actual al 53,77% en 2020- para satisfacer las demandas de otras partes contratantes. Noruega pasará de tener una cuota de 104 toneladas en 2018 a 200 en 2020. Islandia alcanzará las 140 toneladas en 2020. Y es que el cambio climático ha llevado al atún rojo a desplazarse hacia el norte. “La reaparición del atún rojo en aguas templadas septentrionales sugiere que pueden haberse producido importantes cambios en la dinámica espacial de la especie que podrían deberse a interacciones entre factores biológicos, variaciones medioambientales y la reducción del esfuerzo pesquero” aseguran científicos de ICCAT.
Claves de reparto La disputa por los derechos de pesca no se limita al marco del ICCAT. España es el Estado que más cimarrón captura en el Atlántico este y Mediterráneo, y las expectativas creadas con la recuperación del stock y el incremento en las posibilidades de pesca dispararon las reclamaciones de mayor cuota por parte de diversas flotas de pabellón español como la canaria. Así, el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente presentó en noviembre de este año un proyecto de real decreto sobre regulación de la pesca de atún rojo en aguas españolas.
El Gobierno vasco, advirtió que con el nivel de cuota establecido para 2018 y 2019 “no se dan las condiciones necesarias” para una variación de las claves de reparto internas a nivel estatal para la introducción de nuevas flotas en la pesquería o aumento de cuotas para buques de otras comunidades “ya que no se llega al mínimo de 6.000-6.500 toneladas que desde el propio Ministerio se había puesto como objetivo para poder acometer a nivel estatal una redistribución de la cuota española”. El aumento previsto en las cuotas de atún rojo para 2019 y 2020 “no se puede dar por hecho, dado que será revisable y puede variar en función de las nuevas claves de reparto que se decidan en la reunión del año que viene”. Finalmente, la Secretaría General de Pesca decidió aparcar la revisión de la cláusula de reparto.
La flota vasca de bajura captura cimarrón en aguas del Golfo de Bizkaia desde hace muchos años. Los arrantzales vascos pescan esta especie mediante el empleo de cañas y cebo vivo y en puertos como Hondarribia llegó a desplazar al atún blanco-bonito del norte. Así, en 1997, ejercicio en el que las cofradías vascas registraron la entrada de más de 7.000 toneladas de cimarrón, el puerto de Hondarribia recibió 4.459 toneladas con un precio medio de 418 pesetas el kilo. Ese mismo año, la cofradía hondarribitarra tan sólo subastó 762 toneladas de bonito. En la campaña de 2018 los arrantzales podrán capturar algo más de 905 toneladas de atún rojo, frente a las 768 de este año, lo que supone un incremento próximo al 18% respecto a los 768.253 kilos pescados en 2017.