ROMA. Nacido en Torreón (México) el 4 de noviembre de 1931, fue ordenado en 1961, nombrado Obispo de Springfield-Cape Girardeau el 22 de de octubre de 1973 y elevado a cardenal en 1985. Fue Arzobispo Metropolitano de Boston desde el 11 enero 1984 hasta 13 diciembre 2002, cuando se vio obligado a dimitir tras el escándalo de los sacerdotes pedófilos sacado a la luz por la investigación del periódico Spotlight Boston Globe, galardonado con el Pulitzer. Law fue acusado de no informar sobre los sacerdotes de la diocesis de Boston involucrados en los casos de abusos sexuales.

Cuando el Papa Juan Pablo II aceptó la renuncia de Law se inició un efecto de goteo en todo el mundo en cuanto a denuncias por supuestos abusos sexuales en el seno de la Iglesia, ya que se descubrió que las técnicas de encubrimiento utilizadas en Boston se habían usado en otros países, según ha informado la agencia Reuters.

Tras su renuncia y después de un período en un monasterio en los Estados Unidos, Law se mudó a Roma. En 2004, el Papa Juan Pablo le designó a la Ley Arcipreste de la Basílica de Santa Maria Maggiore. También mantuvo el rango de cardenal.

La historia sobre los abusos sexuales en Boston fue llevado al cine en 2015 en la cinta 'Spotlight', que ganó el Oscar a la Mejor Película.

La aclamada cinta, sobre el equipo de reporteros de investigación del Boston Globe que en el 2002 destapó los escándalos de pederastia cometidos durante décadas por curas de Massachussets, Estados Unidos, tuvo tal relevancia, que el Vaticano decidió comenzar con un función privada de la misma, una de las reuniones de la comisión, creada por el papa Francisco, para combatir el abuso sexual cometido por miembros de la Iglesia.

En esa ocasión, el sacerdote jesuita Hans Zollner, miembro de la Pontificia Comisión para la tutela de los menores, declaró a Europa Press que valoraba el acto de denuncia de la película 'Spotlight' pero afirmó a su vez que era "duro" verla porque revela cómo se "esparció el mal". "Es una película dura de ver porque te das cuenta de que hace sólo 15 años el encubrimiento de las denuncias fue posible en tal medida que los abusadores y sacerdotes fueron trasladados de parroquia en parroquia, extendiendo así el mal", afirmó Zollner en aquella ocasión.

Para el colaborador de la comisión del Vaticano, el mensaje de la película es un llamamiento "para que la Iglesia haga lo que desde el 2002 inició a hacer. Porque desde el final de los años 90 el cardenal Ratzinger prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, señaló que la Iglesia no podía más tolerar estos abusos, ni los obispos encubrirlos".

En este sentido, comentó que Benedicto XVI "dio grandes pasos para volver a la Iglesia una institución transparente empeñada en la lucha contra los abusos". "Desde el 2002 cambiaron muchas cosas con referencia a las medidas concretas para la protección de menores que interpusieron tanto la Santa Sede como las Iglesias locales. Se podría afirmar que los hechos de Boston fueron la última gota que convenció al entonces cardenal Ratzinger a que la Iglesia debía cambiar el rumbo, hacer justicia por las víctimas y comprometerse con el trabajo de prevención", agregó.

En concreto, según señaló el sacerdote jesuita, han cambiado sobre todo las leyes en la Iglesia porque se han vuelto "más severas y han sido ampliada". Por ello subrayó que "en algunos países, la Iglesia se ha convertido en un punto de referencia mundial en el trabajo de intervención y prevención de abusos sexuales a menores".

"Las Conferencias Episcopales y otras Ordenes religiosas han desarrollado líneas guías que cubren muchas áreas de asistencia a las víctimas de pederastia, la cooperación con las autoridades del Estado y también la formación de seminaristas, religiosos y sacerdotes", especificó.

Preguntado por cómo ha influenciado la película a sacerdotes y religiosos, respondió que esta película recuerda que se debe "continuar con el compromiso de la lucha contra el abuso sexual y de otro tipo, ya sea en la Iglesia, como en todos los ambientes en los que los jóvenes están en riesgo".

LLAMAMIENTO AL PAPA EN LOS OSCAR

La editorialista de 'L'Osservatore Romano', el diario de la Santa Sede, Lucetta Scaraffia definió entonces la película "no como una película anti-católica, sino positiva porque tiene confianza de que el papa Francisco derrotará a esta lacra".

"El hecho de que en la ceremonia de los Oscar se haya hecho un llamamiento al Papa para que combata este flagelo debe verse como una señal positiva", señaló en aquella ocasión, si bien reconoció que "dentro de la Iglesia hay demasiadas personas que están más preocupadas por la imagen de la institución que por la gravedad del acto".

En cambio, añadió, "nada puede justificar la grave falta cometida por la persona que representa a Dios y que usa su autoridad para abusar de un inocente. Todo ello está bien contado en la película. Motivos por los cuales no se puede decir que se trate de una película anti-católica", dijo.

"Hay confianza en un Papa que está continuando con la limpieza comenzada por su predecesor desde que era cardenal", señaló Scaraffia. Aunque también lamentó que no se mencione en la película "la larga y tenaz lucha" realizada por el cardenal Joseph Ratzinger, cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y como Benedicto XVI.

Michael Sugar, productor de la película, al recibir el premio Oscar en Holywood dijo: "Papa Francisco es hora de proteger a los niños y restaurar nuestra fe".

'Spotlight' narra lo sucedido en el 2002 en el diario The Boston Globe al destapar los casos de pederastia en la Iglesia católica, y el encubrimiento de forma sistemática los abusos sexuales cometidos por casi un centenar de curas en Estados Unidos. El hecho de que las acusaciones se volvieran públicas llevó a muchas personas a hablar, permitiendo así que se conociera la magnitud del fenómeno y a entender que no se trataba solamente de casos aislados.

Francisco ha exigido y puesto en marcha medidas para que esta lacra sea erradicada de la Iglesia. En el vuelo de regreso de México, el Papa Francisco reiteró: "La pederastia es una monstruosidad porque un sacerdote está consagrado para llevar a un niño a Dios y ahí se lo come en un sacrificio diabólico. Lo destruye". Y precisó que "un obispo que cambia a un sacerdote de parroquia cuando se detecta una pederastia es un inconsciente, y lo mejor que puede hacer es presentar la renuncia".