Gasteiz - El 88,1% de los 142.392 extranjeros empadronados en la Comunidad Autónoma Vasca cuenta con permiso de residencia y apenas un 11,9%, unas 17.000 personas, se encuentra en situación de “irregularidad administrativa”. Aunque los responsables de Ikuspegi destacan que en la actualidad “la irregularidad entre la población extranjera es baja y sensiblemente menor a la que se pudo dar en el periodo de bonanza económica”, se prevé que en los próximos años, como consecuencia de “la mejora de la situación económica del País Vasco” y la reactivación de los flujos migratorios, se produzca un aumento de los inmigrantes sin papeles. Una situación que, sin embargo, se irá corrigiendo a medida que esos extranjeros recién llegados puedan demostrar arraigo y empleo, lo que les permitirá acceder a los permisos correspondientes.

Un informe de Ikuspegi sobre la evolución de las autorizaciones de residencia a extranjeros residentes en la CAV evidencia que este año, y por primera vez desde 2012, ha descendido la tasa de regularización de los inmigrantes -relación entre personas con autorización de residencia y personas extranjeras empadronadas- y el Observatorio Vasco de la Inmigración achaca este hecho a un cambio de tendencia en los flujos migratorios y, en especial, a la llegada reciente de personas, sobre todo mujeres, procedentes de países de Centroamérica. Así, mientras que entre 2013 y 2015 la cifra de extranjeros empadronados se redujo en algo más de 14.000 -por la reducción de la emigración y los procesos de nacionalización-, en 2016 y 2017 se ha registrado un incremento acumulado de aproximadamente 4.600 inmigrantes, hasta sumar un total de 142.392, frente a los 117.337 censados en 2008, al comienzo de la crisis, o el máximo de 151.894 alcanzado en 2012.

Países de origen Dado que el nivel de regularización está muy vinculado al origen de los extranjeros -los que proceden de países de la UE muestran una regularidad total- y al tiempo de estancia en Euskadi, entre las personas no comunitarias se observan grandes diferencias por nacionalidades. De hecho, las personas procedentes de los países que durante las primeras fases del boom migratorio nutrieron los principales contingentes de extranjeros en busca de un futuro mejor -Bolivia, Marruecos, Ecuador y Perú, por ejemplo-, cuentan con permiso de residencia en mucha mayor proporción que los nacionales de países que se han constituido en nuevos focos de emigración, como es el caso de Nicaragua, Honduras o Venezuela. “Las personas con nacionalidad no comunitaria que llegaron hace más años -señala el documento- muestran una tasa de regularización más alta; aquellas otras, en cambio, que han llegado recientemente muestran una tasa más baja, pero que con los años tiende a aumentar”. Analizando esas diferencias en la regularización se puede deducir que el modelo de inmigración que se está consolidando en los últimos años se caracteriza por la presencia de nacionalidades centroamericanas “de reciente incorporación” y por la feminización, ya que fundamentalmente están llegando mujeres dispuestas a trabajar en labores domésticas y de cuidados. Las nacionalidades con las menores tasas de regularización son Guinea Bissau -41,8%-, Nigeria -42,5%-, Honduras -45,9%- y Nicaragua -49,5%-. Estas tasas suponen que menos de la mitad de las personas de esas nacionalidades que están empadronadas en el País Vasco ha obtenido el permiso de residencia.

En algunos casos, la tasa de regularización de países que aportaron inmigrantes en los años de mayores flujos migratorios se ha visto rebajada porque a ese grupo de personas asentadas durante años, con papeles, muchas de ellas incluso nacionalizadas, se han sumado nuevos inmigrantes. Este es el caso, por ejemplo, de Colombia, que es una nacionalidad con gran arraigo en la CAV y que llegó principalmente en los primeros años del milenio. En 2015 y 2016 se han reactivado los flujos procedentes de este país y con la llegada de estas personas la tasa de regularización ha pasado del 129,2% en el año 2013 al 77,3% en la actualidad.

El informe de Ikuspegi diferencia la situación de los extranjeros regularizados según los dos principales regímenes de autorizaciones de residencia establecidos en el Estado español. Así, al régimen de Libre Circulación en la UE pertenecen el 48,5% de los permisos que hay en Euskadi, que corresponden a 60.808 extranjeros, mientras que la mayoría -el 51,5% de los permisos y 64.672 personas- son autorizaciones del Régimen General. De las autorizaciones del Régimen de Libre Circulación en la UE concedidas a extranjeros que residen en la CAV, el 79% -48.035- corresponde a ciudadanos de la UE o de la AECL (Asociación Europea de Libre Comercio, compuesta por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza) y el 21% a familiares de ciudadanos de la UE que proceden de terceros países. Más de la mitad de los ciudadanos de la UE o la AECL con permiso de residencia -unos 25.000- no ha especificado el motivo por el que vive en Euskadi, hay 3.751 que alegan trabajo por cuenta ajena, 1.588 con “residencia no lucrativa”, 620 que son estudiantes, 2.473 que rezan como “familiar” y 13.881 que tienen residencia permanente.

Régimen general En el caso de los extranjeros regularizados bajo el Régimen General, el 71% -46.386 personas- tienen permiso de residencia de larga duración, hay 1.791 personas con residencia no lucrativa, 3.815 que han sido autorizadas a residir aquí tras una reagrupación familiar, 2.067 a las que se les concedió el permiso en circunstancias excepcionales alegando arraigo y a otras 549 por razones humanitarias. Ikuspegi destaca que las autorizaciones de larga duración dentro del Régimen General han registrado un aumento constante que se traduce en que “la estabilidad administrativa ha mejorado en los últimos años para el colectivo no comunitario de manera muy palpable”.

Comparando la situación legal de los extranjeros residentes en la Comunidad Autónoma Vasca con la de otras comunidades se observa que prácticamente en todas el número de autorizaciones de residencia es superior al de personas extranjeras empadronadas, lo que da tasas de regularización que superan el 100%. Esto se explica por el desajuste entre el registro de extranjería y los censos municipales y a que a menudo se producen situaciones en las que siguen registradas con autorizaciones de residencia personas que ya han obtenido la nacionalidad española o que han causado baja en el padrón. En este mapa, en el que destaca Extremadura, con una tasa de regularización del 145,8%, la CAV, con su 88,1%, tiene la tasa más baja del Estado debido, según Ikuspegi, “a un muy relevante peso de la población no comunitaria y a una llegada de la población extranjera más tardía e intensa en los últimos años”. Esa llegada más tardía de los inmigrantes conlleva que una parte de ese colectivo aún no ha podido obtener la autorización de residencia y que mientras en otras zonas del Estado español se registraba un parón en la entrada de extranjeros o, incluso, un saldo migratorio negativo, en Euskadi el flujo de llegada ha sido más constante y se mantuvo durante los primeros años de la crisis.

Años199820002002200420062008

Empadronados15.19821.14038.40859.16685.542117.337

Autorización15.6478.62219.51528.60057.39583.875

Tasa regularización103%88,1%50,8%48,3%67,1%71,5%

Años201020122014201520162017

Empadronados139.369151.894141.316137.816139.425142.392

Autorización106.658119.984122.994122.076124.064125.480

Tasa regularización76,5%79%87%88,6%89%88,1%

De 1998 a 2000. En estos años el número de personas extranjeras en la CAV es relativamente bajo. La tasa de regularidad es alta y el número de autorizaciones de residencia es superior al de personas empadronadas. Se considera que en ese momento estar empadronado no era tan relevante como en la actualidad y algunos extranjeros optaban por residir aquí sin solicitar su empadronamiento.

De 2001 a 2005. Este periodo se caracteriza por un aumento importante del número de extranjeros empadronados, debido al incremento de los flujos migratorios que no se ve acompañado del mismo aumento en el número de autorizaciones. De esta manera, la tasa de regularización de inmigrantes se sitúa en torno al 50% y muestra que la irregularidad tenía un peso relevante en la sociedad vasca.

De 2006 a 2016. En esta fase la tasa de regularización aumenta paulatinamente y se acerca al 90%, pero en estos años hay que diferenciar dos etapas: de 2006 a 2012 el número de personas empadronadas sigue aumentando pero menos que las autorizaciones que, no obstante, tuvieron un repunte por la regularización extraordinaria llevada a cabo entre 2005 y 2006 y la entrada en la UE de Bulgaria y Rumanía; de 2013 a 2016 la regularización sigue al alza por la menor llegada de inmigrantes a consecuencia de la crisis.