Hay días en los que las conversaciones más interesantes que uno escucha no surgen de las voces serenas de adultos bien formados, ni de las opiniones contrastadas de los ávidos y locuaces periodistas en las emisoras de radio, ni tan siquiera de la serenidad manifiesta de un clérigo ostiario o de un reposado filósofo atiborrado de Valium habituado a las largas disertaciones metafóricas. Hay días en los cuales lo mejor es, sin duda, dejarse llevar por las charlas surrealistas de los niños y embarcarnos junto a ellos en un mundo diferente al que nosotros somos capaces de discernir e interpretar, tal vez por nuestra falta de simpleza.
El martes pasado llevaba a dos chavales de unos doce años que se habían sentado juntos camino al colegio. Ninguno de ellos se conocía pero eso no era impedimento para entablar una parrafada:
-¿A que cole vas? -preguntó el más bajito de los dos, que llevaba unas gafas de pasta de color verde y el pelo negro.
-A la ikastola de Lakua. ¿Y tú? -se interesó el compañero de asiento bastante más alto y con el pelo rubio.
-Voy al Sanpru.
-Ahí tengo un par de amigos que juegan muy bien al fútbol. Yo tampoco lo hago mal. Juego siempre de defensa y soy bastante bueno: no pasa ni un balón.
-Yo a veces juego de delantero. El otro día hice varios caños. Pero me gusta más la natación. Después de clase voy tres días a la semana al centro cívico a un cursillo de perfeccionamiento.
-A mí el agua me da un poco de repelús. Y al mediodía, ¿te sueles quedas al comedor del colegio?
-Sí, porque en casa andan liados para irme a buscar. Además es un rollo comer con mi hermana, es una pesada. Siempre está hablando de sus novios?
-Vaya rollo. Yo no tengo hermanos, pero voy a casa porque mi madre no trabaja y prepara ella la comida. La echaron de la empresa donde estaba siempre. Según le oí decir, con todos los años que llevaba en la fábrica, al final hubo una reducción de plantilla, y como ella es muy alta parece ser que la dejaron fuera.
-Jo, que mala suerte; aunque al menos está contigo. Mi madre es profesora y está dando matemáticas en el mismo colegio donde voy yo. Mi padre es tornero en una fábrica donde hacen tuercas y tornillos.
-Pues eso sí que es una lata, porque tu madre será amiga de todos los profesores que te dan clase y le contarán todo sobre ti.
-Ya. Y tu padre, ¿dónde trabaja?
-Bueno, ese sí que está bien. Es funcionario en no se que departamento del gobierno; algo importante. A mí me gustaría mucho estar en su mismo puesto cuando sea mayor. Es lo que más deseo hacer. Siempre me dice que en su oficina se encuentra como pez en el agua?
-¿Y qué hace?
-Nada.