DONOSTIA. Según estas fuentes, el procesado ha sido encontrado culpable de un delito continuado de abusos sexuales con la agravante de haberlos cometido sobre una menor por el que, además de la pena de cárcel, le condena a compensar con 15.000 euros a su víctima por los daños sufridos.

Durante la vista por estos hechos, que tuvo lugar el pasado 9 de octubre en la Sección Primera de la Audiencia, el acusado sólo respondió a las preguntas de su abogada, mientras que la menor afectada y su madre declararon a puerta cerrada, para preservar la intimidad de ambas víctimas.

Según defendió entonces la Fiscalía, los abusos ocurrieron en distintos momentos de 2015, período durante el que el hombre, aprovechando que en ocasiones se quedaba a dormir en la vivienda de su pareja sentimental, practicó distintos tocamientos en los pechos y órganos sexuales de la menor, entre otros abusos.

Durante su informe ante el tribunal, la representante del Ministerio Público recordó que el día en que se produjeron los abusos de mayor entidad, según el testimonio de la perjudicada, ésta se hizo la dormida porque no supo cómo reaccionar y recalcó que, aunque no se produjo violencia en estos hechos, la pasividad de la menor no puede ser interpretada como un consentimiento.

Para solicitar la condena, la representante del Ministerio Público otorgó absoluta credibilidad al "desgarrador" testimonio prestado en el juicio por la chica, que ha constituido la principal prueba de cargo contra el inculpado y que, según dijo entonces la fiscal, reúne los requisitos necesarios para desvirtuar la presunción de inocencia del hombre ya que no se aprecian en él "motivos espurios".

Además, las declaraciones de la víctima resultaron, según dijo la fiscal, "persistentes" en su incriminación desde el primer momento, sin incurrir en "contradicciones dignas de mención", y su testimonio resultó "verosímil", además de encontrar respaldo en otras pruebas practicadas como el "reconocimiento parcial" de los hechos realizado por el acusado en la fase de instrucción.

Durante el juicio, el acusado alegó, a preguntas de su abogada, que en ocasiones daba masajes en los pies a la menor por petición de ella, una circunstancia que era conocida por toda la familia, al tiempo que rechazó haber realizado tocamientos internos a la menor en sus partes íntimas y aseguró que aquel día estaba afectado por el consumo de alcohol.