Los cinco acusados de la violación de San Fermín se reencontraron en la prisión de Pamplona este fin de semana. En la capital navarra solo están encarcelados en prisión provisional tres de ellos, mientras que al guardia civil y a otro más se les trasladó al poco tiempo de abrirse el proceso a la cárcel de Logroño, a un módulo para funcionarios. Luego acabaron en la prisión de Alcalá Meco. Hasta que este fin de semana han desandado el camino. Los cinco desayunaron ayer juntos en prisión y acudieron bien vestidos, en un furgón de la Policía Nacional con un coche que lo escoltaba, al Palacio de Justicia.
Allí llegaron poco antes de las 9 de la mañana y durante una hora esperaron en los calabozos a que comenzara la vista, inicio que se produjo a las 10.12 horas. Luego, en la sala del jurado, con el tribunal enfrente y ellos en el centro, sentados en sillas contiguas y custodiados por media docena de agentes de la Policía Foral, el presidente del tribunal, José Francisco Cobo, pidió que se les retiraran las esposas y presenciaron las cuestiones previas que se suscitaban con interés y en silencio. Apenas se les pudo escuchar alguna palabra, salvo las que intercambiaron con sus abogados en una sala anexa a la del jurado cuando el tribunal decretó un receso para hablar de las cuestiones que se planteaban.
escuetos A la vuelta de dicho descanso, los acusados respondieron a si reconocían o no los hechos pero de manera breve y taxativa. Se pusieron de pie y dijeron todos ellos no reconocer los hechos. Uno añadió que era inocente y otro manifestó que solo había hurtado un móvil. Al filo de las 15.00 horas abandonaban el lugar, otra vez por el parking del juzgado de guardia (en la parte trasera del Palacio).
Sus formas escuetas contrastaron con el amplio despliegue informativo del juicio que protagonizan, donde a pesar de tratarse de un juicio a puerta cerrada, había una treintena de medios acreditados. Policía también había a espuertas. Tanto fuera del Palacio de Justicia como en el pasillo que da acceso a la sala del juicio, completamente blindada al público y a la prensa.