Bilbao - El informe de Eapn (la Red Europea de Lucha contra la Pobreza) sobre la evolución del indicador AROPE indica que el riesgo de pobreza y exclusión en la Comunidad Autónoma Vasca es sustancialmente más bajo que en el conjunto del Estado: una tasa del 15,9% de la población frente a un 27,9%. “Tenéis la suerte de estar en el lado bueno de la película, pero la desigualdad territorial es muy preocupante”, indica Juan Carlos Llano, investigador y autor del citado informe, cuando se le pregunta por los aspectos más llamativos de la situación social.
¿La tasa de pobreza en Euskadi es menor porque hay menos paro?
-No, ni de lejos. Los datos del País Vasco son bastante buenos, tiene una tasa AROPE baja y una tasa de pobreza casi igual a la que había en 2008, también ha bajado un poco la privación material severa y el BITH, que es la tasa de personas que pertenecen a familias con bajo nivel de empleo, también se ha reducido. ¿Qué indica eso? Que hay un trabajo de protección desde las instituciones hacia las personas más pobres, algo que en otros sitios no es tan consistente.
Está bien destacar lo bueno, pero si insistimos tanto en nuestra buena situación ¿no corremos el riesgo de acomodarnos?
-Siempre hay que mantenerse alerta porque el elemento diferencial son las políticas sociales y en este mundo todo puede empeorar. Los datos del País Vasco son buenos en general, siempre han estado muy por debajo de la media y este año han mejorado un poco, pero las tasas del grupo más pobre dentro de los pobres, como la privación material severa, han bajado un poquito pero no tanto como en el conjunto de España. Diría que hay que intentar que la recuperación alcance a todos, incluso al grupo de los más pobres.
Además de la desigualdad territorial, ¿qué otros aspectos del informe son preocupantes?
-Pues algo en lo que nosotros venimos insistiendo desde hace varios años: que no todos los trabajos protegen contra la pobreza. Esto tiene mucho que ver con el aumento del trabajo temporal en España. La temporalidad ha crecido otra vez y tenemos la tasa más alta de temporalidad entre los asalariados desde el año 2008, el 27,4%.
¿No se debe decir que el empleo es la mejor política social?
-Esa frase nunca ha sido cierta, se repite mucho porque interesa, pero ahora tenemos la tasa de pobreza más alta de la historia: el 22,3%, sin embargo el PIB está en niveles del año 2009 y lleva tres años creciendo. Oficialmente y en términos económicos la crisis se acabó en 2014, sin embargo la pobreza sigue creciendo. El desarrollo influye en el nivel de pobreza, pero el desarrollo por sí solo crea desigualdad. Eso de la lluvia fina que va empapando de arriba abajo y al final cae a los más pobres no es verdad.
En el informe se cuestionan algunos aspectos del método de medición de la pobreza.
-En otras ediciones hemos ido poniendo una pizca de crítica al indicador, que no es perfecto pero es el mejor que tenemos. El umbral de pobreza es un factor de carácter técnico que se modifica según el nivel de renta y el ámbito que se utilice, pero para el cálculo de la tasa de pobreza hay que tomar unas cuantas decisiones que son más políticas que técnicas y todas van en el mismo sentido, en el de reducir la tasa final.
Se podrían cambiar algunas decisiones o factores.
-Sí, pero ninguna solución va a ser buena. Conseguir transformar la vida de las personas en un número es imposible, hay muchas variables, por eso complementamos el informe sobre la tasa de pobreza y exclusión con otros indicadores, como la pobreza severa o la brecha de pobreza, que es muy importante porque no es lo mismo ser pobre con 600 euros que con 200.